El bombardero B-2 Spirit, a pesar de su avanzada tecnología, enfrenta desafíos constantes en su operación y mantenimiento.
El último despliegue en combate de los B-2 Spirit en 2017
En enero de 2017, dos bombarderos B-2 Spirit de Northrop Grumman partieron desde la base aérea Whiteman en una misión de 34 horas sin escalas para atacar objetivos del Estado Islámico cerca de Sirte, Libia. Esta operación, parte de la campaña antiterrorista del presidente Barack Obama, representa la última vez que los B-2 participaron en combate. La Fuerza Aérea de Estados Unidos envió dos bombarderos B-2 Spirit de Northrop Grumman desde la Base Aérea Whiteman en Missouri para realizar bombardeos en el desierto libio cercano a Sirte.
Informes de la época señalaron que el ataque nocturno resultó en la muerte de más de 80 presuntos militantes del Estado Islámico, siendo la primera intervención de estos bombarderos desde la campaña aérea de 2011 que contribuyó a la caída del dictador libio Muammar Gaddafi. Una de las últimas misiones de los B-2 durante la campaña antiterrorista global del expresidente Barack Obama fue compleja y costosa.
Se requirieron al menos cinco aviones cisterna de reabastecimiento en vuelo para permitir el recorrido de 10,000 millas y 34 horas sin escalas desde Estados Unidos a Libia y regreso. En ese entonces, cada hora de vuelo de los bombarderos costaba aproximadamente 130,000 dólares. El vuelo de 34 horas tuvo un costo de aproximadamente 4.4 millones de dólares por bombardero, totalizando 8.8 millones para ambos.
Costos y armamento utilizado en la operación contra ISIS
Este monto no incluye los costos de reabastecimiento en vuelo ni las 100 bombas de Munición de Ataque Directo Conjunto (JDAM) GBU-38 de 500 libras con guía GPS que los bombarderos transportaron y lanzaron sobre sus objetivos. Además de ser la última misión de combate del B-2 hasta la fecha, el Spirit continúa en el arsenal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y seguirá operando hasta la década de 2030, cuando sea reemplazado por el Northrop Grumman B-21 Raider.
Hace más de siete años, los B-2 que atacaron objetivos del Estado Islámico utilizaron Municiones de Ataque Directo Conjunto de Alcance Extendido GBU-38 JDAM. Actualmente, los legisladores del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes sugieren equipar a estos bombarderos con Municiones de Ataque Directo Conjunto de Alcance Extendido GBU-62 (JDAM-ER), de mayor impacto.
Según Airforce-Technology.com, la variante JDAM-ER de 500 libras incluye un kit de alas modulares que utiliza tecnología de planeo de bombas de diámetro pequeño. Estas alas se despliegan en vuelo, triplicando el alcance del arma de las 15 millas estándar de un sistema JDAM convencional a más de 45 millas. Estados Unidos comenzó a proporcionar misiles JDAM-ER a Ucrania el año pasado.
Capacidades de sigilo y tecnología de los B-2 Spirit
El B-2 es conocido por ser el primer avión de “ala volante” exitoso, con características de baja observación o “furtividad” que le permiten penetrar las defensas enemigas más sofisticadas y atacar objetivos valiosos y fuertemente defendidos. Esta capacidad ha proporcionado una fuerza de combate y disuasión efectiva hasta el siglo XXI.
La baja observabilidad del B-2 proviene de una combinación de señales infrarrojas, acústicas, electromagnéticas, visuales y de radar reducidas. Estas señales dificultan la detección, rastreo y ataque por parte de sistemas defensivos sofisticados. Aunque muchos detalles del proceso de baja observabilidad permanecen clasificados, los materiales compuestos del B-2, sus recubrimientos especiales y el diseño de alas volantes contribuyen a su “furtividad”.
Actualmente, la Fuerza Aérea de Estados Unidos opera 19 B-2 Spirits, después de un accidente en diciembre de 2022. En ese incidente, uno de los 20 bombarderos B-2 tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia y se incendió en la Base Aérea Whiteman, resultando demasiado costoso su reparación.
Perspectivas futuras para los bombarderos B-2 y sus mejoras
No obstante, la flota restante de 19 bombarderos podría recibir pronto mejoras significativas en su potencia, superando incluso la empleada en su última misión de combate hace siete años y medio. Estas mejoras incluyen la implementación de nuevas tecnologías y armamentos que incrementen su capacidad operativa y letalidad en el campo de batalla.
La integración de JDAM-ER y otros sistemas avanzados de armamento permitirá a los B-2 mantener su relevancia en el contexto de las amenazas modernas. Las mejoras continuas en sus sistemas de sigilo y avionica aseguran que estos bombarderos seguirán siendo una herramienta crucial para la disuasión y defensa estratégica de Estados Unidos.
Sin embargo, la operación y mantenimiento de los B-2 seguirán siendo costosos y complejos. La transición al Northrop Grumman B-21 Raider se anticipa como una evolución necesaria para mantener la superioridad aérea de Estados Unidos en el futuro.