Tras una drástica revisión de la postura de las fuerzas estadounidenses en Japón, el ejército de EE.UU. está dispuesto a garantizar un mayor acceso a emplazamientos militares críticos en Filipinas, informó el Washington Post.
El informe, que cita a funcionarios estadounidenses y filipinos, afirma que este hecho muestra la preocupación de los aliados por la situación de seguridad en la región, cada vez más inestable, y su voluntad de reforzar su asociación con Estados Unidos.
Las negociaciones siguen en curso y el anuncio podría producirse esta misma semana. El Secretario de Defensa, Lloyd Austin, se reunirá con el recién elegido Presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., en Manila a finales de esta semana para asegurar el acuerdo.
El acuerdo permitiría la rotación de las fuerzas estadounidenses a diversos lugares del país, según las autoridades. Como parte de la ampliación, las fuerzas estadounidenses tendrán acceso a instalaciones militares filipinas, entre las que probablemente se incluyan dos bases en la isla septentrional de Luzón.
Los analistas creen que esto puede situar a las fuerzas estadounidenses en una posición crítica para lanzar operaciones en caso de crisis en Taiwán o en el Mar de China Meridional. También facilitarán la cooperación en diversas cuestiones de seguridad, como respuestas rápidas a catástrofes naturales e incidentes relacionados con el clima.
Se desconoce la ubicación de los otros dos emplazamientos y el número de fuerzas estadounidenses implicadas. A cambio, Estados Unidos ha proporcionado a Manila apoyo militar, incluidos aviones no tripulados, para que las fuerzas filipinas puedan vigilar las operaciones en el Mar de China Meridional, según los funcionarios.
A mediados de enero de 2023, el asesor de seguridad nacional estadounidense Jake Sullivan mantuvo una conversación con su homólogo Eduardo Ano como parte de una iniciativa de la Casa Blanca para reforzar la colaboración con los socios del Indo-Pacífico.
El funcionario filipino dijo que la mayor cooperación militar con EE.UU. “es un buen augurio para nuestra postura de defensa”. Sin embargo, subrayó que los esfuerzos de Filipinas por mejorar su seguridad no se dirigen contra ninguna nación en concreto.
Un analista militar afincado en Filipinas, Miguel Miranda, declaró a EurAsian Times: “Desde 2020, el INDOPACOM ha estado intentando distribuir sus fuerzas por la primera cadena de islas, sin duda reconociendo la rápida ampliación por parte de China de su ejército convencional”.
Desde 1951, Filipinas, antigua colonia estadounidense, es un aliado del tratado. Tras la Segunda Guerra Mundial, albergó una considerable presencia estadounidense, incluidas dos de las instalaciones militares norteamericanas más destacadas en el extranjero.
Este acuerdo terminó en 1991, cuando el Senado filipino ordenó a los estadounidenses que entregaran todas sus bases a Filipinas, alegando que se estaba vulnerando su soberanía.
Bajo el gobierno del ex presidente Rodrigo Duterte, ampliamente considerado como el líder filipino más pro-Pekín y antiestadounidense, se insistió aún más en el pacto de defensa mutua.
Duterte amenazó con poner fin al Acuerdo de Fuerzas Visitantes, que proporcionaba protección legal a las fuerzas estadounidenses en Filipinas. Sin embargo, Duterte retiró la amenaza tras la visita del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, en el verano de 2021, en respuesta a la creciente asertividad china en aguas filipinas.
Además, ambos países firmaron en 2014 un Acuerdo de Cooperación Reforzada en materia de Defensa (EDCA, por sus siglas en inglés). El acuerdo permite a las fuerzas armadas estadounidenses desplegar tropas en Filipinas de forma rotatoria, utilizar bases militares en Filipinas, remodelar o ampliar las instalaciones de las bases y estacionar armas y equipos.
Miranda explicó: “En lo que respecta a Filipinas y su reciente aceptación de las preguntas de EE.UU. sobre el despliegue de tropas y recursos en el país… es inevitable. Además, hay un marco previo para construir sobre EDCA”.
Parte de una estrategia estadounidense más amplia para contrarrestar a China
El acuerdo forma parte de una estrategia estadounidense más amplia para desplegar pequeñas formaciones de soldados por todo el Indo-Pacífico, reforzar las alianzas actuales y forjar otras nuevas para desafiar la creciente influencia de China en la región.
Funcionarios de Defensa indicaron que si estallara un conflicto, la rotación de tropas más pequeñas por Filipinas podría proporcionar a las fuerzas estadounidenses una mayor asistencia logística en una región más extensa.
Un portavoz del Mando Indo-Pacífico de EEUU, responsable de las operaciones militares estadounidenses en el Indo-Pacífico, señaló que actualmente hay 500 militares estadounidenses rotando en Filipinas.
En concreto, el despliegue de fuerzas estadounidenses en Filipinas las situaría lo suficientemente cerca como para contrarrestar cualquier amenaza contra Taiwán o si China emprende acciones más beligerantes en el Mar de China Meridional.
Debido a los complejos vínculos de Manila con China, llegar a un acuerdo con Filipinas ha llevado meses, según funcionarios estadounidenses. El gobierno filipino recela de ponerse del lado de China o de Estados Unidos.
No obstante, EE.UU. está presionando para que haya grupos de fuerzas rotatorias más pequeños en la zona para evitar tensiones con Pekín, que puede ver en unas instalaciones más grandes un desafío abierto a sus reivindicaciones territoriales en el Mar de China Meridional.
Mientras tanto, EE.UU. también ha intentado dar a Australia un papel más importante en su estrategia en el Indo-Pacífico, donde las naciones occidentales están cada vez más alarmadas por la asertividad de China.
Por ejemplo, para aumentar las capacidades militares de Australia, EE.UU. y el Reino Unido declararon en 2021 que cooperarían para ayudar a Australia a construir y poner en funcionamiento su flota de submarinos de propulsión nuclear para 2040.