La falta de modernización y el cierre de su producción han dejado al F-22 en desventaja ante plataformas como el Su-57, el J-20 y el NGAD.
Dos décadas después, el F-22 ya no domina el cielo sin competencia
El F-22 Raptor de Lockheed Martin, introducido en 2005, fue el primer caza de quinta generación en servicio activo. Su desarrollo buscaba establecer una superioridad aérea indiscutible mediante tecnología furtiva, supercrucero, maniobrabilidad avanzada y aviónica integrada. Sin embargo, tras veinte años, nuevos desafíos tecnológicos y estratégicos han emergido. La aparición de rivales como el Su-57 ruso y el J-20 chino, junto al desarrollo del programa NGAD de Estados Unidos, cuestiona su preeminencia. Este informe analiza el impacto de la obsolescencia relativa, la escasa modernización y el cierre de su línea de producción en 2011 sobre su capacidad de mantener el dominio aéreo.
La Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) desarrolló el F-22 como parte del programa Advanced Tactical Fighter (ATF) para sustituir al F-15 Eagle. Su estructura fue diseñada principalmente para la superioridad aérea, aunque también incorporaba funciones de ataque terrestre, guerra electrónica e inteligencia de señales. Propulsado por dos motores Pratt & Whitney F119-PW-100 con 35,000 libras de empuje cada uno, puede superar Mach 2 y mantener supercrucero a Mach 1.8. Con un radar AN/APG-77 de barrido electrónico capaz de detectar blancos a más de 400 km y una RCS comparable a la de un insecto (0.0001 m²), el F-22 cuenta con un potente arsenal: seis misiles AIM-120, dos AIM-9 y bombas guiadas como la JDAM o GBU-39.
Inicialmente, la USAF proyectó la compra de 750 unidades, pero factores como el coste total, que alcanzó los 70,000 millones de dólares, y el cambio en la política de defensa tras la Guerra Fría redujeron el programa a 187 aeronaves operativas, entregadas hasta 2012.
En 2011, la administración Obama impulsó el cierre de la línea de producción, citando el alto coste unitario de 350 millones de dólares y priorizando al F-35 Lightning II para operaciones en conflictos asimétricos. La ley del Congreso de 1998 que prohibió su exportación limitó las economías de escala. Lockheed Martin desmanteló las instalaciones, lo que hace inviable reiniciar la producción sin una inversión sustancial. Actualmente, menos de 33 aviones están disponibles para vuelo debido a problemas de mantenimiento, particularmente en los recubrimientos furtivos, que representan la mitad del trabajo de reparación.
Aspectos técnicos del F-22 Raptor frente a cazas rivales
- El radar AN/APG-77 del F-22 detecta objetivos a más de 400 km en haces estrechos.
- Su sección transversal de radar (RCS) es de solo 0.0001 m², una de las más bajas registradas.
- Puede alcanzar Mach 2 y mantener Mach 1.8 sin postquemadores, gracias a sus motores F119-PW-100.
- El F-22 transporta hasta seis misiles AIM-120 AMRAAM y dos AIM-9 Sidewinder.
- La flota actual tiene menos de 100 unidades en condiciones de combate.
Las mejoras implementadas en el F-22 no han sido suficientes
El alto grado de integración de su aviónica ha dificultado y encarecido las actualizaciones del F-22. Al principio, las mejoras se enfocaron en incrementar sus capacidades aire-tierra, con la inclusión de JDAM en 2005 y GBU-39 en 2011. En 2007, el radar AN/APG-77(V)1 añadió modos aire-tierra. No obstante, mejoras clave como MADL, un enlace de datos avanzado, no se integraron por falta de interoperabilidad y retrasos técnicos.
Desde 2021, se instalaron terminales MIDS-JTRS, que mejoraron la identificación amigo-enemigo y la transmisión de datos Link 16, facilitando la cooperación con cazas como el F-15 o el F-16. Además, se incorporaron nuevos computadores de misión con arquitectura abierta para permitir actualizaciones más ágiles. A pesar de estos avances, el proyecto para actualizar 33 unidades Block 20 al estándar operativo Block 30/35 fue cancelado, ya que su coste, de 3,500 millones de dólares, fue considerado excesivo frente al programa NGAD.
Mientras tanto, tanto China como Rusia han desarrollado sus propios cazas furtivos. El J-20 Mighty Dragon, que China desplegó en 2017, tiene capacidades de superioridad aérea e intercepción, aunque presenta limitaciones. Su RCS oscila entre 0.1 y 0.5 m², no tiene cañón interno, y su maniobrabilidad es menor. Originalmente propulsado por motores rusos AL-31F, ha migrado a los WS-10C chinos, con planes de implementar los WS-15, aún sin vectorización de empuje.
Por su parte, el Su-57 ruso, operativo desde 2020, ha enfrentado dificultades como sanciones internacionales y un accidente en 2020. De las 12 unidades producidas hasta ese año, 10 eran prototipos. Con una RCS de 0.5 m² y equipado con motores AL-41F1, el Su-57 puede volar a Mach 2 y a una altitud de 66,000 pies. Su cañón GSh-30-1 y seis misiles aire-aire internos son respaldados por puntos de anclaje externos para misiones no furtivas, aunque aún carece de motores de quinta generación y sensores completamente integrados.
NGAD: la alternativa futura al envejecido F-22 Raptor
El programa NGAD fue concebido para reemplazar al F-22 con una plataforma de sexta generación que combine un caza tripulado y drones autónomos (CCA). En 2020, la USAF probó un demostrador del NGAD, aunque no se han publicado detalles técnicos. Se anticipa que el sistema incluya un diseño sin cola vertical para maximizar el sigilo y un motor de ciclo adaptativo para mejorar el alcance y la eficiencia.
La prioridad del NGAD será la superioridad aérea. Su diseño contempla una carga interna mayor que la del F-22 y el F-35, y un sistema de colaboración con drones que actuarán como alas leales. No obstante, el programa afronta desafíos importantes. En 2024, el coste estimado por unidad ascendió a 300 millones de dólares, lo que obligó a la USAF a pausar el desarrollo para rediseñar el sistema y mejorar la integración con los CCA.
La inversión proyectada en NGAD para 2025 es de 2,700 millones de dólares en I+D, y aumentará a 8,800 millones en 2029. Mientras tanto, el F-22 seguirá siendo la principal plataforma de superioridad aérea, aunque sin capacidades avanzadas como armas hipersónicas o inteligencia artificial.
Hasta la implementación del NGAD, la USAF depende del Raptor para mantener la supremacía aérea, pese a sus limitaciones frente a adversarios emergentes que avanzan en interoperabilidad, alcance y números.
Limitaciones actuales del F-22 y medidas para extender su vida útil
Con menos de 100 aviones en condiciones operativas, la Fuerza Aérea estadounidense solicitó retirar 32 unidades del Block 20, pero el Congreso bloqueó la propuesta hasta 2026, optando por priorizar la modernización del Block 30/35. En febrero de 2025, la USAF firmó un contrato con Pratt & Whitney por 1,500 millones de dólares para mantener los motores F119 hasta 2028.
El acuerdo incluye tecnologías como el programa Usage Based Lifing, que analiza el desgaste de los componentes en tiempo real, así como mejoras en el software para optimizar el empuje. Estas iniciativas pretenden extender la vida útil del Raptor hasta la década de 2040, aunque persisten deficiencias.
Entre los aspectos no atendidos se encuentran la ausencia de sensores IRST avanzados y la limitada integración con sistemas modernos de mando y control. A pesar de los recubrimientos furtivos nuevos y sensores mejorados, estas mejoras no compensan la falta de modernización profunda.
Frente a cazas como el J-20, que opera a gran distancia con respaldo de cazas de cuarta generación, y el Su-57, con enfoque en versatilidad, el F-22 conserva ventajas en maniobrabilidad y sigilo, pero enfrenta un desafío estratégico en términos de cantidad, alcance y adaptabilidad al entorno Indo-Pacífico.