Australia está a punto de construir un cuarto escuadrón de cazas estadounidenses Lockheed Martin F-35 Lightning II. Así, se espera que la Real Fuerza Aérea Australiana [RAAF] disponga de un total de 96 cazas.
Australia no es solo un comprador, sino también un socio industrial de Lockheed Martin en el programa F-35. La historia de Australia con el F-35 comenzó hace veinte años, en 2002. Como socio de nivel 3 en el programa F-35, Canberra se ha comprometido a gastar más de 16.000 millones de dólares para adquirir al menos 76 cazas. Hasta la fecha, Lockheed Martin ya ha entregado 54 cazas a la RAAF. 2023 es el plazo fijado por el gobierno australiano para que los 54 cazas estén listos para entrar en servicio.
Sin embargo, en Australia, pasada ya la euforia de la adquisición de los primeros cazas y su historia con la RAAF, ya están surgiendo problemas operativos.
El programa gubernamental para construir un cuarto escuadrón [96 F-35 en total] por parte del gobierno del país fue el primero en caer bajo el radar de los expertos. El experto militar más respetado de Australia y analista de defensa del país desde la década de 1970, el Sr. Brian Toohey, no está de acuerdo con las intenciones del gobierno. Toohey argumenta que Australia debería exigir la devolución de la cantidad entregada hasta la fecha para la compra del F-35.
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Hay varias razones. En primer lugar, el coste del mantenimiento. Resulta que cada F-35 australiano pasó un 23 % menos de tiempo en el aire de lo previsto. En los próximos tres años, esta tendencia continuará. Esto significa más tiempo de inactividad en tierra de lo previsto y un aumento de los costes de mantenimiento y almacenamiento. Australia debe gastar 11.000 millones de dólares para mantener su flota de Lockheed Martin F-35A Lightning II hasta 2053.
Esto plantea inmediatamente la siguiente pregunta: si la razón del menor número de horas de vuelo son los problemas de mantenimiento, ¿cuántos miles de millones más tendrá que pagar el contribuyente australiano para garantizar que los aviones estén operativos hasta 2053?
Describen el F-35 en Australia como un completo desastre. Un ejemplo es que los dos primeros cazas comprados en 2013 por 280 millones de dólares son tan viejos que no se pueden actualizar, según la configuración actual de Lockheed Martin.
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El Sr. Anthony Galloway, periodista australiano especializado en defensa, pintó un panorama aún más sombrío. Según él, el F-35 australiano no carga en absoluto las necesidades de Australia. Un ejemplo es China. Un F-35 australiano no puede llegar al mar de China Meridional a menos que reabastezca combustible en vuelo. Es decir, con un radio de combate operativo de 1.000 km, para alcanzar un máximo de 1.500 km necesita repostar. Esto significa situar buques cisterna en el aire, que son blancos fáciles si surge un conflicto con China.
Galloway incluso va más allá en su análisis, afirmando que el alcance real del avión es de 500 km durante el combate, ya que necesitaría forzar, acelerar o desacelerar. Al forzar y acelerar durante el combate, se gasta mucho más combustible, lo que reduce automáticamente el alcance operativo en km.
Otros expertos militares locales afirman que la opción “supersónica” anunciada no se corresponde con la realidad, ya que a esa velocidad [Mach 1,6] el avión solo puede viajar durante 90 segundos. Después de esos 90 segundos, el piloto del F-35 debe reducir la velocidad. Y todo esto si no hay conflicto militar.
Hay más problemas. Por ejemplo, escriben los analistas australianos, el F-35 australiano utiliza el software Block 3F. Se trata de un sistema electrónico digital diseñado y fabricado por Lockheed Martin. El mantenimiento y la actualización de este sistema operativo son mucho más extensos y costosos que los de sus sistemas competidores en todo el mundo. Esta opinión no es solo el comentario de un analista australiano, sino también el de un alto oficial estadounidense.
El año pasado, el Teniente General S. Clinton Hinote, jefe adjunto del Estado Mayor de la USAF, expresó serias preocupaciones sobre el software del Bloque 3F, diciendo: “el bloque que está saliendo de la línea ahora mismo no es un bloque con el que me sienta bien enfrentándome a China y Rusia”. Se vuelve aún más aterrador después de que quedó claro que incluso los aviones de combate estadounidenses no utilizaron el software Block 3F durante los juegos de guerra de 2018 y 2019.