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Portada » Zona de guerra » El F-35 tambalea en Portugal por miedo al “kill switch”

El F-35 tambalea en Portugal por miedo al “kill switch”

23 de mayo de 2025

La Fuerza Aérea Portuguesa debate entre el F-35A de Lockheed Martin y el Rafale F4 de Dassault para sustituir su flota de F-16.

Decisión clave para la Fuerza Aérea Portuguesa en 2025

La Fuerza Aérea Portuguesa enfrenta una decisión crítica para reemplazar su envejecida flota de 28 F-16AM/BM, modernizados en los años 2000, pero cada vez menos efectivos frente a amenazas modernas. El 13 de marzo de 2025, el ministro de Defensa, Nuno Melo, anunció que Portugal reconsideraría la adquisición del Lockheed Martin F-35A Lightning II, previamente considerado el favorito, debido a preocupaciones sobre la fiabilidad de Estados Unidos como socio en la OTAN bajo la administración de Donald Trump. En su lugar, el Dassault Rafale F4 y el Eurofighter Typhoon Tranche 4 emergen como alternativas viables, reflejando un debate entre la interoperabilidad atlántica y la autonomía defensiva europea.

Los F-16 portugueses, operativos desde los años 90, han cumplido misiones de patrulla atlántica y participado en ejercicios multinacionales como el Baltic Air Policing de la OTAN. Sin embargo, carecen de capacidades stealth y sensores avanzados, esenciales para enfrentar sistemas de defensa aérea modernos como el S-400 ruso o el HQ-9 chino. La necesidad de un caza de nueva generación es indiscutible, pero la elección implica consideraciones estratégicas, económicas y políticas.

El F-35A, un caza de quinta generación, ofrece tecnología stealth, sensores integrados y una red de interoperabilidad con aliados de la OTAN, como el Reino Unido y Australia, que han reafirmado su compromiso con el programa. Su radar AN/APG-81 detecta objetivos a más de 200 millas náuticas, y su sistema de guerra electrónica permite operar en entornos hostiles. Sin embargo, su alto costo, estimado en 82.58 millones de dólares por unidad, y los 30 horas de mantenimiento por hora de vuelo generan críticas. Además, preocupaciones sobre un posible “kill switch” estadounidense han avivado el escepticismo en Lisboa.

Por otro lado, el Rafale F4, un caza de cuarta generación plus, destaca por su versatilidad en misiones aire-aire y aire-tierra. Equipado con el radar RBE2 AESA y el sistema SPECTRA para contramedidas electrónicas, ofrece un alcance de 1,850 km y capacidad para operar desde portaaviones, una ventaja para las operaciones atlánticas de Portugal. Su costo unitario, cercano a 90 millones de dólares, es competitivo, y Dassault Aviation ha incrementado su producción a más de dos unidades mensuales en 2025, asegurando entregas rápidas. El CEO de Dassault, Eric Trappier, expresó interés en ofrecer el Rafale a Portugal, destacando su independencia de componentes estadounidenses.

El F-35C XE-100 da la vuelta después de un toque y listo. (Foto de la Marina de los EE. UU. por el teniente j.g. Drew Verbis)

Datos clave sobre las opciones de Portugal

  • F-35A Lightning II: Caza stealth de quinta generación, costo de 82.58 millones de dólares, radar AN/APG-81, 30 horas de mantenimiento por hora de vuelo.
  • Rafale F4: Caza multirole de 4.5 generación, costo de 90 millones de dólares, radar RBE2 AESA, alcance de 1,850 km, producción acelerada.
  • Eurofighter Typhoon Tranche 4: Caza de 4.5 generación, costo de 94.19 millones de dólares, velocidad máxima Mach 2, radar CAPTOR-E.
  • F-16 portugueses: 28 unidades, modernizados en 2000, sin capacidades stealth, operativos en misiones OTAN.

Debate entre OTAN y autonomía europea

La reconsideración del F-35A responde a tensiones geopolíticas. La administración de Trump ha generado incertidumbre en Europa con políticas fiscales y diplomáticas, llevando a países como Portugal y Canadá a explorar opciones no estadounidenses. El primer ministro Luís Montenegro ha respaldado un enfoque hacia la defensa europea, alineándose con iniciativas como el programa ReArm de la Unión Europea. Esta postura favorece al Rafale, que no depende de tecnología estadounidense, y al Typhoon, producido por un consorcio europeo (Reino Unido, Alemania, Italia, España).

El Eurofighter Typhoon Tranche 4, con más de 600 unidades entregadas a nueve países, ofrece agilidad y velocidad (Mach 2+), superando al F-35A (Mach 1.6) en escenarios de interceptación. Su radar CAPTOR-E detecta objetivos a más de 150 millas náuticas, y su mantenimiento requiere solo 10 horas por hora de vuelo. Sin embargo, al igual que el Rafale, carece de capacidades stealth, lo que lo hace más vulnerable frente a defensas aéreas avanzadas. Países como Arabia Saudí y Turquía han mostrado interés en nuevas órdenes, lo que garantiza la continuidad de su línea de producción.

La elección de Portugal también refleja un equilibrio entre compromisos con la OTAN y la búsqueda de autonomía estratégica. El F-35A asegura una integración sin fisuras con aliados atlánticos, pero su dependencia de Lockheed Martin y el riesgo de restricciones estadounidenses preocupan a los responsables políticos. En contraste, el Rafale y el Typhoon fortalecen la industria europea y reducen la exposición a decisiones unilaterales de Washington. Francia, en particular, ha intensificado la promoción del Rafale, con el presidente Emmanuel Macron anunciando un aumento de pedidos para 2025.

El debate interno en Portugal enfrenta a militares, que priorizan las capacidades técnicas del F-35A, con políticos que abogan por una solución europea. Nuno Melo destacó que la decisión final dependerá de las elecciones de mayo de 2025, ya que el gobierno actual busca la reelección. Mientras tanto, Dassault Aviation y el consorcio Eurofighter intensifican sus esfuerzos para captar el interés de Lisboa, ofreciendo paquetes de soporte logístico y posibles acuerdos de transferencia tecnológica.

Contexto global y tendencias en defensa aérea

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Uno de los dos últimos F-35A de RoNAF parte para el vuelo de ferry a la Base Aérea de Ørland. (Crédito de la imagen: Lockheed Martin)

La situación de Portugal no es aislada. Canadá, otro miembro de la OTAN, también reconsidera su compromiso de adquirir 88 F-35A, explorando el Rafale, el Typhoon y el Saab Gripen como alternativas. El ministro de Defensa canadiense, Bill Blair, anunció en marzo de 2025 una revisión del contrato, citando costos elevados y tensiones con Estados Unidos. Esta tendencia refleja un creciente interés en Europa por diversificar proveedores y reducir la dependencia de tecnología estadounidense.

El Rafale ha ganado terreno en mercados internacionales, con contratos recientes en India, Egipto y Croacia. Su capacidad para operar sin restricciones estadounidenses lo convierte en una opción atractiva para países que buscan flexibilidad estratégica. Por su parte, el Typhoon sigue siendo un pilar de la defensa europea, con planes para permanecer en servicio más allá de 2040 mediante actualizaciones continuas. Ambos cazas compiten en un mercado donde la sexta generación, como el Global Combat Air Programme (Reino Unido, Italia, Japón) y el Future Combat Air System (Francia, Alemania, España), aún está en desarrollo.

En términos económicos, la decisión de Portugal tendrá implicaciones significativas. El F-35A requiere una inversión inicial menor, pero sus costos operativos a largo plazo son elevados. El Rafale y el Typhoon, aunque más caros por unidad, ofrecen menores gastos de mantenimiento y mayor independencia logística. Además, la elección podría influir en la participación de Portugal en futuros programas europeos de defensa, como el FCAS, que busca reemplazar al Rafale y al Typhoon en la década de 2030.

La Fuerza Aérea Portuguesa, con su historial de contribuciones a la OTAN y su estratégica posición atlántica, necesita un caza que garantice superioridad aérea y capacidad de proyección. La decisión final, aún pendiente, marcará el rumbo de la defensa portuguesa y reflejará las prioridades de un país en la encrucijada entre la alianza transatlántica y la integración europea.

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