El Northrop F-5 se destacó por su diseño eficiente, versatilidad y bajo costo. Su impacto en la formación de pilotos sigue vigente.
El origen del F-5 y su papel en la Guerra Fría
El desarrollo del F-5 comenzó en los años 50, cuando la OTAN buscaba un caza táctico ligero, económico y capaz de portar armas nucleares. Northrop diseñó el F-5A Freedom Fighter con un enfoque en maniobrabilidad y costos operativos reducidos.
El primer vuelo del F-5 tuvo lugar en 1959 y en 1962 entró en servicio con la Marina y la Fuerza Aérea de EE. UU., aunque su principal destino fue la exportación. Equipado con dos motores General Electric J85, inicialmente diseñados para el B-52 Stratofortress, el F-5 lograba una velocidad máxima de Mach 1,63 (1.995 km/h) y un alcance de 891 km con tanques internos.
El diseño del F-5 priorizaba la simplicidad: su fuselaje compacto de 14,5 metros y alas aerodinámicas lo hacían ágil y eficiente. Su peso vacío de 4.336 kg y su armamento, que incluía dos cañones M39 de 20 mm y la capacidad de cargar 7.000 libras de bombas y misiles, lo convirtieron en un caza versátil para combate aire-aire y misiones de ataque a tierra.
Durante las décadas de 1960 y 1970, se produjeron más de 800 unidades del F-5A, entregadas a países como Irán, Turquía y Filipinas. Este modelo se consolidó como un elemento clave en la estrategia de contención de EE. UU. durante la Guerra Fría.

La evolución al F-5E Tiger II y su desempeño en combate
En 1970, Northrop introdujo el F-5E Tiger II, una versión mejorada diseñada para enfrentar al MiG-21, su rival soviético en los cielos de Vietnam y otros conflictos.
Las mejoras del F-5E incluyeron motores J85-GE-21 más potentes, que proporcionaban un empuje total de 10.000 libras con postcombustión, una superficie alar ampliada para mayor maniobrabilidad y tanques de combustible adicionales que aumentaban su alcance a 2.414 km con tanques externos. También incorporó aviónica moderna, como el radar AN/APQ-153.
El Tiger II destacó por su bajo costo de mantenimiento: requería 500 horas de trabajo por cada hora de vuelo, en comparación con las 1.500 del F-4 Phantom. Su producción masiva superó las 1.400 unidades, enviadas a países como Brasil, Corea del Sur, Taiwán y Honduras.
Datos clave sobre el F-5E Tiger II
- Velocidad máxima: Mach 1,63 (1.995 km/h).
- Rango de alcance: 2.414 km con tanques externos.
- Armamento: cañones M39 de 20 mm, misiles AIM-9 Sidewinder y AGM-65 Maverick.
- Horas de mantenimiento por hora de vuelo: 500 (comparadas con las 1.500 del F-4).
- Costo unitario en los años 70: 2,1 millones de dólares.
En la guerra de Vietnam, el F-5E operó en la Fuerza Aérea de Vietnam del Sur y fue evaluado por EE. UU. En 1972, un F-5E survietnamita derribó un MiG-21, demostrando su capacidad en combate.

El F-5 y su impacto en la formación de pilotos
Más allá de su rol como caza, el F-5 dejó un legado en la formación de pilotos a través del T-38 Talon, su variante de entrenamiento.
Introducido en 1961, el T-38 fue el primer entrenador supersónico del mundo y el más producido de su clase, con más de 1.100 unidades. Utilizado por la Fuerza Aérea de EE. UU., entrenó a generaciones de pilotos, incluidos los astronautas del programa Apollo. Su diseño, basado en el F-5, incluía motores J85, alas pequeñas y una velocidad máxima de Mach 1,3.
El T-38 continúa en servicio y formará parte del programa Heritage Flight junto al F-5E Tiger II, celebrando su relevancia en la aviación militar.
El legado del F-5 en la aviación global

Aunque su uso en EE. UU. fue limitado, el F-5 dejó una marca duradera a nivel internacional. Países como Brasil, que modernizó sus F-5EM con radar y misiles Derby, y Corea del Sur, que operó el modelo hasta la llegada del KF-21 Boramae, extendieron su vida útil.
Su facilidad de mantenimiento y diseño simple lo hicieron ideal para naciones con recursos limitados. En Honduras, los F-5E patrullaron durante conflictos regionales en los 80, mientras que en Taiwán reforzaron la defensa contra la creciente amenaza china.
El F-5, con más de 2.200 unidades producidas, se destacó por su velocidad, maniobrabilidad y bajo costo, convirtiéndose en un favorito global. Su legado sigue vivo tanto en el combate como en la formación de pilotos, consolidándolo como un ícono de la aviación militar.