La Fuerza Aérea de EE. UU. activó un F-35A ensamblado con piezas de dos aviones dañados, ahorrando millones y demostrando capacidad técnica.
El F-35A “Frankenjet” nace de la unión de dos aeronaves accidentadas
Un F-35A Lightning II reconstruido con piezas de dos unidades dañadas ya forma parte de la flota operativa de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. El avión, apodado informalmente como “Frankenjet”, fue el resultado de una iniciativa conjunta entre la Oficina del Programa Conjunto (JPO) del F-35, Lockheed Martin y el personal técnico de la Base Aérea Hill en Utah.
El proyecto reutilizó componentes viables de dos F-35 siniestrados, evitando su descarte y permitiendo un ahorro millonario al Departamento de Defensa. Esta aeronave ya está en servicio y puede cumplir misiones de combate, convirtiéndose en un ejemplo de recuperación eficiente de recursos estratégicos.
El primer avión, identificado como AF-27, sufrió en 2014 una falla crítica de motor durante una misión de entrenamiento en Eglin AFB, Florida. El daño, que comprometió la sección trasera, lo dejó inoperativo. Por otro lado, el AF-211 presentó en 2020 una avería en el tren de aterrizaje delantero durante una maniobra en Hill AFB, lo que afectó su parte frontal.
Los equipos técnicos identificaron que el morro del AF-27 estaba en condiciones utilizables, mientras que el fuselaje trasero del AF-211 podía recuperarse. A partir de esa evaluación, surgió la propuesta de ensamblar ambas partes para formar una nueva unidad aérea completamente funcional.
Proceso técnico y desafíos en la integración de las dos estructuras
En 2022, el equipo de la JPO del F-35, Lockheed Martin y el 388º Grupo de Mantenimiento de Hill AFB decidieron llevar a cabo el ensamblaje entre las dos aeronaves. El procedimiento, viable gracias al diseño modular del F-35, no tenía precedentes en un caza de estas características.
La iniciativa consistió en acoplar el morro del AF-27 con la parte trasera del AF-211. Aunque la teoría respaldaba esta posibilidad, el proyecto enfrentó retos importantes para asegurar la compatibilidad de sistemas, estructuras y funciones furtivas. Scott Taylor, ingeniero mecánico de Lockheed Martin, calificó el esfuerzo como “histórico” en un comunicado emitido en 2023.
Durante más de dos años, los equipos desarrollaron herramientas y equipos especiales para lograr una unión estructural precisa. La operación principal se realizó en la Base Aérea Hill, centro clave en la logística del programa F-35 de la Fuerza Aérea.
El 24 de enero de 2025, el “Frankenjet” realizó su primer vuelo desde Hill AFB hacia Fort Worth, Texas, donde fue sometido a pruebas adicionales. El vuelo inicial superó las expectativas y validó la viabilidad del avión reconstruido.
F-35A “Frankenjet”: detalles técnicos y operativos clave
- Coste total del proyecto: 11,7 millones de dólares.
- Ahorro estimado: 63 millones de dólares en comparación con un F-35A nuevo.
- Tiempo de reparación: 2 años y 5 meses de trabajo especializado.
- Primer vuelo exitoso: 24 de enero de 2025 desde la Base Aérea Hill a Fort Worth.
- Unidad operativa: 4º Escuadrón de Generación de Cazas del Ala de Cazas 388.
Evaluación de desempeño confirma plena operatividad del avión
El ingeniero jefe de la variante F-35A, Jeffrey Jensen, explicó que el avión alcanzó niveles óptimos de rendimiento durante su primer vuelo. La nave operó bajo condiciones exigentes sin presentar diferencias respecto a un F-35A nuevo, lo que validó la calidad de la integración realizada.
Luego de las pruebas efectuadas en las instalaciones de Lockheed Martin en Texas, el “Frankenjet” regresó a la Base Aérea Hill el 26 de marzo de 2025. Allí, fue asignado oficialmente a la unidad a la que pertenecía originalmente el AF-211.
El coste de todo el proyecto fue de 11,7 millones de dólares, una cifra muy inferior al valor comercial de un nuevo F-35A. El ahorro económico de 63 millones fue señalado como una ventaja sustancial para el presupuesto militar estadounidense.
Tomas Barber, del equipo de reparación de accidentes de la JPO, destacó el nivel técnico alcanzado, señalando que esta experiencia demuestra nuevas posibilidades de restauración incluso en cazas avanzados gravemente dañados.
Integración en la flota y contexto del programa F-35
Con su incorporación, el “Frankenjet” pasa a formar parte de los 383 F-35A que actualmente opera la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Este modelo es una de las tres variantes del programa F-35, junto al F-35B, diseñado para despegue corto y aterrizaje vertical, y al F-35C, empleado en portaaviones.
El F-35A destaca por su tecnología stealth, sistemas de sensores avanzados y capacidad de integración en redes de combate. Estas características lo convierten en una pieza central en la estrategia aérea del país y en un producto de exportación adoptado por 17 países aliados.
La construcción del “Frankenjet” también refuerza la imagen del programa F-35 como un sistema flexible, capaz de adaptarse a desafíos técnicos severos sin perder operatividad. El proceso demostró que, con planificación y colaboración, es posible recuperar aeronaves que parecían perdidas.
Actualmente identificado nuevamente como AF-211, el avión representa una solución práctica ante la pérdida de unidades costosas. Además, ejemplifica cómo responder con eficiencia ante incidentes que amenazan la capacidad táctica de la flota.
Innovación en mantenimiento militar y uso eficiente de recursos
El “Frankenjet” no solo recuperó un avión que estaba fuera de servicio, sino que marcó un precedente en la capacidad de reparación avanzada de la aviación militar estadounidense. El proyecto representa un modelo de cómo abordar problemas complejos sin recurrir siempre a nuevas adquisiciones.
El éxito de esta iniciativa resalta la cooperación entre instituciones del sector defensa y empresas del ámbito aeronáutico. También demuestra cómo el enfoque modular del F-35 permite soluciones estructurales innovadoras sin comprometer sus prestaciones.
Con su operatividad confirmada y su integración en misiones de combate, el “Frankenjet” es ahora un recurso estratégico que fortalece la flota aérea del país. El resultado final muestra que incluso unidades severamente dañadas pueden reincorporarse de manera efectiva.
Este caso refuerza la importancia de contar con programas de mantenimiento dinámicos, capaces de transformar incidentes graves en oportunidades de mejora tecnológica y optimización del gasto militar.