El programa F/A-XX enfrenta una posible reducción presupuestaria, afectando el desarrollo de tecnología militar avanzada.
El Comité del Senado propone drástico recorte al programa F/A-XX
El programa de cazas de sexta generación F/A-XX de la Marina de los EE. UU. se enfrenta a un futuro incierto debido a la propuesta del Comité de Servicios Armados del Senado de reducir su financiación en un 90%, limitando el presupuesto a menos de 54 millones de dólares. Esta medida llega en un momento en el que la Armada está priorizando plataformas actuales como el F-35C, debido a las crecientes tensiones con China. El F/A-XX, diseñado para sustituir a los antiguos F/A-18 Super Hornet, incluirá drones autónomos que operarán en entornos con acceso restringido y denegación de área.
El programa de Dominio Aéreo de Próxima Generación (NGAD) de la Fuerza Aérea también enfrenta restricciones presupuestarias, lo que lleva a ambos servicios a reevaluar sus planes debido a la presión financiera. La carrera por desarrollar tecnología de próxima generación es más crucial que nunca en medio de crecientes tensiones globales. Sin embargo, el futuro de los programas de aviones de combate de sexta generación del ejército estadounidense es incierto, tanto para el F/A-XX de la Marina como para el NGAD de la Fuerza Aérea.
Esta semana, Simple Flying informó que un proyecto de ley del Senado de EE. UU. propone un recorte del 90% en la financiación del programa de cazas de sexta generación de la Armada. Según el último borrador de la Ley de Autorización de Defensa Nacional para el Año Fiscal 2025, el Comité de Servicios Armados del Senado pretende reducir el presupuesto del F/A-XX a menos de 54 millones de dólares.
Armada prioriza plataformas existentes como el F-35C Lightning II
Aunque la Armada mantiene su intención de desarrollar un nuevo avión tripulado para operar desde portaaviones, está priorizando plataformas existentes como el caza de quinta generación F-35C Lightning II. Este enfoque en prioridades más inmediatas tiene sentido en el contexto de una posible guerra con Beijing. La capacidad de producción de los aviones F/A-18 Super Hornet y EA-18G Growler de la Armada está llegando a su límite, lo que subraya la necesidad de un caza de próxima generación.
La Armada emitió su primera solicitud formal para un avión de reemplazo hace más de una década. El programa de cazas de próxima generación surgió públicamente bajo el nombre de “Link Plumeria”, un componente de un Programa de Acceso Especial que sigue siendo altamente clasificado. Todos los grandes fabricantes, incluyendo Boeing, Lockheed Martin y Northrop Grumman, compiten por el contrato para producir el nuevo avión, mientras que Pratt & Whitney y General Electric luchan por producir los motores.
Al igual que los planes NGAD de la Fuerza Aérea, el F/A-XX pretende representar una “familia de sistemas” e incorporará enjambres de aeronaves de combate colaborativo (CCA). Estas CCA son drones autónomos que acompañarán al caza de próxima generación, operando con sistemas impulsados por inteligencia artificial. Se espera que la futura plataforma pueda operar en entornos de acceso denegado.
Fuerza Aérea también enfrenta restricciones presupuestarias
Dada las capacidades previstas del F/A-XX, resulta intrigante que el Comité de Servicios Armados del Senado proponga recortar su financiación. No obstante, la prioridad es financiar los sistemas actuales de la Armada, ya que pasarán años antes de que las plataformas de próxima generación estén listas para volar. La Fuerza Aérea también enfrenta importantes limitaciones presupuestarias.
El secretario de la Fuerza Aérea, Frank Kendall, declaró recientemente que están reevaluando el concepto de diseño de la plataforma NGAD para determinar si es el enfoque correcto o si pueden hacer algo menos costoso. Aunque la implementación urgente de NGAD y F/A-XX puede no ser posible debido a los recientes recortes presupuestarios, estos programas representan el futuro de ambos servicios.
El desarrollo de tecnologías avanzadas en el ámbito militar sigue siendo una prioridad a pesar de los desafíos financieros. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para determinar la dirección de los programas de cazas de sexta generación y su impacto en la capacidad de defensa de los Estados Unidos.