En un despliegue de retórica tan pomposa como sus ambiciones tecnológicas, Pekín ha orquestado una sinfonía mediática para ensalzar su más reciente prodigio aeronáutico: el vuelo de prueba del caza J-20, equipado con el motor WS-15, una creación autóctona presumiblemente a la altura de los estándares occidentales.
Este evento, destilado a través de los filtros de las redes sociales, nos llega con una falta de censura que raya en lo teatral, sugiriendo una especie de confirmación tácita por parte de las autoridades chinas.
J-20 con motores WS-15: Un ave de papel
Las imágenes de este vuelo inaugural surgieron el 28 de junio, desde el aeródromo de pruebas en Chengdu. Este despliegue, tan sutil como un elefante en una cristalería, busca proyectar una imagen de avance técnico significativo. Pero, ¿es realmente un salto tecnológico o simplemente un salto en el vacío de la propaganda?
La discreción con la que se ha manejado este evento es tan notable como la ausencia de un anuncio oficial por parte del Ejército Popular de Liberación. Los aficionados al arte bélico nos regalan una perspectiva histórica, comparando este vuelo con los anteriores, donde los motores rusos AL-31 y chinos WS-10C eran los protagonistas. Una evolución, sí, pero ¿cuánto de sustancial?
Zhou Chenming, un analista del think tank Yuan Wang, nos brinda una interpretación que raya en lo lírico, asegurando que con el WS-15, el J-20 se ha transformado en una criatura más ágil y veloz, casi a la par con su contraparte estadounidense. Pero, ¿no es acaso prematuro lanzar campanas al vuelo cuando apenas estamos presenciando los primeros pasos de este motor?
Es curioso cómo Zhou, con un entusiasmo digno de mejor causa, nos pinta un panorama donde, tras 12 años de desarrollo, la Fuerza Aérea china finalmente obtiene el motor anhelado, evitando así un “ataque al corazón”. Una metáfora colorida, pero que nos deja preguntándonos si no estamos ante un caso de autoconvencimiento más que de un logro concreto.
Motores WS-15 para el J-20: Una promesa etérea
La promesa de que el WS-15 mejorará las capacidades de combate del J-20, reduciendo el consumo de combustible y ampliando su rango operativo, es atractiva. Sin embargo, no deja de ser una afirmación que se sostiene más en el papel que en la realidad comprobada. Sí, el potencial de amenazar Taiwán y lanzar misiones contra objetivos occidentales suena atractivo para el arsenal chino, pero ¿no estamos acaso ante una especie de deseo proyectado en vez de una capacidad probada?
Song Zhongping, antiguo instructor del Ejército Popular de Liberación, nos ofrece una dosis de realismo: el WS-15 aún no alcanza la resistencia de los motores estadounidenses. Se celebra un “éxito experimental”, pero estamos lejos de una producción en serie. Esta cautela de Song contrasta fuertemente con el optimismo algo cándido de otros observadores.
China, en su afán de contrarrestar el despliegue estadounidense en Asia-Pacífico, intenta posicionarse como un contendiente serio en el teatro de los cazas furtivos. Sin embargo, la realidad es que, hasta la fecha, la mayoría de sus J-20 dependen de motores extranjeros, con solo unos pocos equipados con el motor WS-10C, un arreglo provisional más que una solución definitiva.
Caza J-20 con motores WS-15: Un quiero y no puedo de China
Este episodio del WS-15 y el J-20 es un claro ejemplo de cómo la realidad y la ficción se entrelazan en el teatro de la guerra moderna. Un baile entre lo que es y lo que se desea ser, donde las aspiraciones chinas se enfrentan con la cruda realidad de la ingeniería y el desarrollo tecnológico. Una narrativa cautivadora, sí, pero que aún debe demostrar su valía más allá de los escenarios virtuales y las salas de juntas.
El motor WS-15 es crucial para el caza J-20, ya que representa el avance más significativo en tecnología de motores de combate de China. Proporciona mayor maniobrabilidad y velocidad, reduciendo la brecha tecnológica con los motores estadounidenses F119, usados en los cazas furtivos F-22 y F-35.
El motor WS-15 ofrece mejoras significativas en rendimiento y eficiencia de combustible comparado con los motores anteriores. Permite al J-20 realizar patrullas más largas y misiones más extensas sin depender tanto del reabastecimiento aéreo, mejorando sus capacidades de combate.
El primer vuelo del J-20 equipado con el motor WS-15 se llevó a cabo recientemente, aunque la fecha exacta no está clara. Este evento marcó un hito significativo en el desarrollo de la aviación militar china, aunque no hubo un anuncio oficial.
Aunque el motor WS-15 ha demostrado ser un éxito experimental, aún requiere pruebas y mejoras antes de entrar en producción en serie. Según expertos, todavía no alcanza la resistencia de los motores estadounidenses, como el F119.
La introducción del WS-15 en el J-20 es un factor clave en el equilibrio militar de Asia-Pacífico. China busca rivalizar con los cazas furtivos estadounidenses F-22 y F-35, incrementando así la competencia tecnológica y estratégica en la región.