El J-20 biplaza chino integra sistemas avanzados de interferencia electrónica, optimizando la supresión de radares y comunicaciones en teatros de alta densidad.
J-20 biplaza: Nueva era en la guerra electrónica china
La Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) incorporó una variante biplaza del caza furtivo J-20, conocida como J-20S, que refuerza las capacidades de China en la guerra electrónica. Presentada en 2021 en el Salón Aeronáutico de Zhuhai, esta aeronave destaca por su capacidad de interferir sistemas enemigos mientras coordina operaciones con drones. El segundo tripulante, un operador de sistemas, gestiona contramedidas electrónicas, como la supresión de radares y comunicaciones, lo que permite al J-20S dominar el espectro electromagnético en escenarios de combate complejos.
El diseño biplaza del J-20S optimiza la carga de trabajo en misiones de alta intensidad. Mientras el piloto se enfoca en la navegación y el combate aéreo, el operador de sistemas emplea equipos de interferencia electrónica para neutralizar radares enemigos y sistemas de defensa aérea. Según expertos del Instituto de Estudios Aeroespaciales de China, el J-20S puede generar señales de interferencia de alta potencia, capaces de cegar temporalmente los radares de largo alcance, como los sistemas AEGIS de buques estadounidenses o los Patriot desplegados en la región del Indo-Pacífico.
El J-20S integra un conjunto de sensores avanzados, incluidos sistemas de alerta temprana y contramedidas electrónicas, que le permiten detectar emisiones de radar enemigas a gran distancia. Esta capacidad, combinada con su diseño furtivo, reduce su firma radar y lo hace difícil de rastrear. En simulaciones reportadas por la Academia de Tecnología Aeroespacial de China en 2023, el J-20S demostró una efectividad del 85% en la supresión de sistemas de defensa aérea enemigos durante ejercicios en el Mar de China Meridional.

La incorporación de un segundo tripulante también permite al J-20S actuar como un nodo de mando para enjambres de drones. En pruebas realizadas en 2024, el J-20S coordinó hasta seis drones de ataque WZ-8 y GJ-11, dirigiendo sus trayectorias y asignando objetivos en tiempo real. Esta capacidad amplifica el impacto del J-20S en operaciones ofensivas, al combinar guerra electrónica con ataques de precisión.
Datos clave sobre las capacidades electrónicas del J-20 biplaza
- Interferencia de alta potencia: Capaz de neutralizar radares de largo alcance a más de 200 km.
- Control de drones: Coordina hasta seis drones de ataque en misiones conjuntas.
- Sensores avanzados: Detecta emisiones enemigas a 300 km, según reportes de 2023.
- Efectividad: 85% de éxito en supresión de defensas aéreas en simulaciones.
Integración de drones y guerra de la información
El J-20S no solo interfiere sistemas enemigos, sino que también recopila inteligencia electrónica en tiempo real. Sus sistemas de alerta temprana identifican fuentes de emisión electromagnética, como radares y centros de mando, lo que permite a la PLAAF mapear las defensas enemigas. En un informe de 2024 del Centro de Estudios Estratégicos de Pekín, se destacó que el J-20S puede transmitir datos a unidades terrestres y navales, creando una red integrada de guerra de la información.

La capacidad del J-20S para operar en entornos de alta densidad, como el estrecho de Taiwán o el Mar de China Meridional, se ve reforzada por su integración con otros activos de la PLAAF. Por ejemplo, trabaja en conjunto con aviones de alerta temprana KJ-500 y buques equipados con sistemas de mando y control. Esta sinergia permite al J-20S ejecutar misiones de supresión de defensas aéreas enemigas (SEAD) con mayor precisión, reduciendo el riesgo para otras aeronaves.
El desarrollo del J-20S responde a la creciente importancia del dominio electromagnético en los conflictos modernos. Según un análisis de la Corporación RAND en 2023, la capacidad de China para interferir sistemas de comunicación y radar podría neutralizar hasta el 40% de las capacidades de defensa aérea de un adversario en las primeras horas de un conflicto. El J-20S, con su combinación de furtividad y guerra electrónica, se posiciona como una herramienta clave en este escenario.
La producción del J-20S avanza a un ritmo constante. Fuentes de la industria aeronáutica china indican que, para abril de 2025, al menos 20 unidades están operativas, con planes de fabricar 50 más para 2027. La PLAAF también explora la posibilidad de integrar nuevos sistemas de inteligencia artificial para optimizar las operaciones del segundo tripulante, según un comunicado de la Universidad de Tecnología de Pekín en enero de 2025.
Contexto estratégico del J-20S en el Indo-Pacífico
El despliegue del J-20S ocurre en un momento de tensiones crecientes en el Indo-Pacífico. China intensifica sus operaciones en el Mar de China Meridional y cerca de Taiwán, donde la superioridad aérea y el control del espectro electromagnético son críticos. El J-20S ofrece a la PLAAF una ventaja táctica al neutralizar los sistemas de defensa de adversarios potenciales, como los radares AN/TPY-2 de Estados Unidos o los sistemas Sky Bow de Taiwán.

En ejercicios militares realizados en 2024 cerca de las Islas Paracelso, el J-20S demostró su capacidad para operar en entornos saturados de señales electrónicas, interfiriendo comunicaciones enemigas simuladas mientras evadía detección. Estos ejercicios, reportados por el Diario del Pueblo, subrayan el enfoque de China en la guerra centrada en redes, donde la información es un arma tan valiosa como los misiles.
El J-20S también representa un avance en la competencia tecnológica con Occidente. Mientras Estados Unidos desarrolla el F-35 con capacidades de guerra electrónica, el J-20S ofrece una alternativa centrada en la coordinación de múltiples plataformas. Un informe del Instituto de Estudios de Defensa de Washington en 2024 señaló que la combinación de furtividad, interferencia electrónica y control de drones del J-20S lo convierte en un rival directo del F-35 en escenarios de combate electrónico.
El programa J-20S refleja las prioridades estratégicas de China: modernizar sus fuerzas armadas y proyectar poder en el Indo-Pacífico. Con un presupuesto militar de 225 mil millones de dólares en 2025, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, China invierte fuertemente en tecnologías como la guerra electrónica. El J-20S, con su capacidad para dominar el espectro electromagnético, consolida esta ambición.