El Mi-24 Hind, diseñado para la guerra en Europa, terminó siendo un símbolo de terror en Afganistán. Su blindaje y armamento lo hicieron letal, pero su vulnerabilidad cambió el curso de la guerra.
Un helicóptero pensado para la guerra total en Europa
Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética desarrolló el Mi-24 Hind, un helicóptero de combate diseñado para destruir formaciones de tanques de la OTAN en caso de un conflicto en Europa. Creado por la planta de helicópteros Mil de Moscú, este modelo combinaba la potencia de fuego con la capacidad de transporte de tropas.
El Mi-24 voló por primera vez en 1969 y revolucionó la aviación militar al combinar un helicóptero de ataque con un transporte de tropas. Podía llevar a bordo ocho soldados completamente equipados además de un arsenal devastador.
Su armamento incluía un cañón Gatling Yak-B de 12,7 mm (las versiones posteriores como el Mi-24P llevaban un cañón de 30 mm), cohetes no guiados, misiles antitanque guiados como el 9M17 Phalanga y bombas. Su blindaje le permitía resistir impactos de armas pequeñas y metralla, ganándose el apodo de “tanque volador” entre las fuerzas soviéticas.
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Los pilotos del Hind operaban dentro de una cabina blindada de titanio capaz de resistir impactos de proyectiles antiaéreos de 37 mm. Además, sus ventanas a prueba de balas protegían contra disparos de ametralladoras calibre .50, ofreciendo una capa extra de seguridad.
El Mi-24 Hind en la invasión soviética de Afganistán
Cuando la Unión Soviética invadió Afganistán en diciembre de 1979, el Mi-24 Hind fue uno de los primeros helicópteros en desplegarse. Su función principal era brindar apoyo a las tropas terrestres, realizar misiones de reconocimiento y atacar posiciones sospechosas de los muyahidines.
La geografía montañosa de Afganistán dificultó las operaciones soviéticas, pero el Hind se convirtió en un pilar esencial de la estrategia militar. Los muyahidines, al experimentar su capacidad destructiva, lo bautizaron como “el carro de Satán”, reflejando el miedo que les inspiraba.
Características clave del Mi-24 Hind en combate
- Capacidad de carga: Transportaba hasta ocho soldados completamente equipados.
- Blindaje reforzado: Resistente a disparos de armas ligeras y metralla.
- Armamento potente: Cañón de 12,7 mm, misiles antitanque y cohetes no guiados.
- Uso en Afganistán: Ataques a insurgentes, escolta de convoyes y apoyo a tropas soviéticas.
- Falta de maniobrabilidad: Vulnerable en valles estrechos y emboscadas.
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El Hind jugó un papel crucial en las ofensivas del valle de Panjshir, donde bombardeaba las posiciones enemigas con misiles y cohetes. Además, escoltaba convoyes militares y permitía a las fuerzas soviéticas realizar despliegues rápidos en zonas montañosas.
Las tropas de élite Spetsnaz aprovecharon la velocidad del Mi-24 para lanzarse sobre posiciones enemigas y eliminar insurgentes en operaciones de asalto. Estos soldados, altamente entrenados, representaban la fuerza más temida por los muyahidines.
El impacto de los misiles Stinger en la guerra
Aunque el Hind era un arma formidable, su falta de maniobrabilidad lo hizo vulnerable a emboscadas en terrenos montañosos. En 1986, la introducción de los misiles FIM-92 Stinger, proporcionados por la CIA, marcó un punto de inflexión en la guerra.
Estos misiles termoguiados eran capaces de rastrear el calor del tubo de escape del Mi-24 y derribarlo con gran precisión. Se estima que más de 300 helicópteros soviéticos, en su mayoría de la familia Mi-24, fueron destruidos debido a esta nueva amenaza.
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Para contrarrestar los Stinger, los soviéticos modificaron los Hind con inhibidores de infrarrojos y sistemas de bengalas, pero estas medidas fueron insuficientes. La necesidad de volar a mayor altitud redujo su efectividad en combate, debilitando la estrategia soviética.
El declive del Mi-24 y la retirada soviética
La pérdida del Hind como plataforma de combate efectiva debilitó la posición soviética en Afganistán. Sin su dominio aéreo, las fuerzas soviéticas quedaron más expuestas a los ataques de los insurgentes.
Historiadores coinciden en que la neutralización del Mi-24 Hind aceleró la retirada soviética, que se concretó en 1989. Sin la capacidad de apoyo aéreo, la invasión colapsó y la guerra terminó en una costosa derrota para la Unión Soviética.
El Mi-24 Hind, diseñado para una guerra convencional en Europa, terminó convirtiéndose en un símbolo de terror y resistencia en Afganistán. Su legado persiste, tanto en la historia militar soviética como en la memoria de aquellos que lo enfrentaron.