Moscú, en un intento desesperado por mantener el ritmo en el competitivo teatro de la guerra aérea, ha etiquetado audazmente su caza MiG-35 como un adversario digno de los titanes aéreos: el F-35 Lightning II de EE. UU. y el Chengdu J-20 de China. Este gesto, cargado de bravuconería, sugiere una paridad que muchos cuestionan.
Los números cuentan: Solo seis MiG-35
En la Exposición Internacional de Aviación y Aeroespacial de China 2022, la Fuerza Aérea rusa desplegó su MiG-35, intentando impresionar entre una flota que incluía a los cazas S-35, Su-34 y Su-57. Pero detrás de este despliegue, se rumorea que solo seis MiG-35 han entrado en servicio activo, levantando sospechas sobre si esta “joya” aérea es solo un espejismo propagandístico más del Kremlin.
Bajo la mirada escrutadora de la OTAN, el MiG-35, conocido como Fulcrum-F, es proclamado por Rusia como un caza de “4+++ generación”. Sin embargo, este caza no es más que un reciclaje del MiG-29, un modelo anterior. Rusia, con ambiciones infladas, intentó vender esta plataforma a la India en 2007, pero se vio eclipsada por competidores más potentes como el Boeing F/A-18E/F Super Hornet y el Dassault Rafale, dejando al MiG-35 en la sombra.
Aunque el MiG-35 se jacta de mejoras sobre el MiG-29, como aviónica avanzada y un radar AESA de fabricación propia, sus limitaciones en alcance y capacidad de armamento lo relegan a un segundo plano en la Fuerza Aérea rusa. Air Force Technology resalta que el Fulcrum-F sería el primer caza ruso con radar de barrido electrónico activo, capaz de detectar objetivos aéreos a 160 km y buques de superficie a 300 km. Pero incluso con estas mejoras, el MiG-35 parece quedarse corto en un mundo donde la superioridad aérea es un juego de constantes innovaciones y avances tecnológicos.
MiG-35: Un derroche de tinta en promesas
Con su sistema OLS (Optical Locator System), el Fulcrum-F promete a los pilotos rusos una ventaja táctica en la detección de aviones furtivos enemigos, pero ¿es esta una realidad o un espejismo tecnológico? Los medios estatales rusos pregonan que el MiG-35, impulsado por dos motores turbofan Klimov RD-33MK con capacidad de postcombustión, podría alcanzar velocidades de Mach 2.25. Con nueve puntos duros para armamentos, incluyendo misiles antibuque Kh-31A y bombas guiadas KAB-500Kr, el avión parece una fortaleza voladora.
Sin embargo, debajo de esta fachada de poderío, el MiG-35 es una reliquia modernizada de un diseño de caza de cuarta generación de hace más de cuatro décadas. A pesar de su gran anuncio en 2007, solo seis de estas aeronaves han sido incorporadas en servicio real. Más revelador es el silencio ensordecedor sobre su uso en la invasión de Ucrania por parte de Rusia. ¿Dónde está este supuesto titán de los cielos en el teatro de operaciones más crítico para Moscú?
La realidad, despojada de la fanfarria y el humo de la propaganda, parece ser que el MiG-35 es un caza que promete más de lo que realmente entrega. A pesar de las afirmaciones estruendosas del Kremlin, la evidencia sugiere que el MiG-35 no se acerca a las alturas glorificadas que se le han atribuido.
El MiG-35, aunque promociona mejoras significativas sobre el MiG-29, enfrenta limitaciones en su alcance y capacidad de armamento. A pesar de tener nueve puntos duros para armamentos, como misiles antibuque Kh-31A y bombas guiadas KAB-500Kr, estas mejoras no logran posicionarlo al nivel de competidores contemporáneos, manteniéndolo en un papel secundario en la Fuerza Aérea rusa.
El radar AESA del MiG-35 representa una mejora notable, siendo el primer caza ruso con radar de barrido electrónico activo. Este radar puede detectar objetivos aéreos hasta 160 km y buques de superficie a 300 km. Aunque es una innovación significativa, no compensa completamente otras limitaciones del avión en el ámbito de la superioridad aérea.
El MiG-35 ha sido presentado como un competidor del F-35 Lightning II de EE. UU. y el Chengdu J-20 de China. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de Rusia, el MiG-35, principalmente un refinamiento del MiG-29, parece quedarse corto en comparación, tanto en términos tecnológicos como de capacidades operativas, frente a estos aviones más avanzados.
El sistema OLS (Optical Locator System) del MiG-35 promete una ventaja táctica en la detección de aviones furtivos enemigos. Aunque esto suena impresionante, la efectividad real de este sistema en combate y contra aviones furtivos avanzados sigue siendo un tema de debate, con cierto escepticismo sobre su eficacia real en escenarios de combate modernos.
A pesar de su gran anuncio en 2007, solo seis MiG-35 han sido incorporados en servicio activo en Rusia hasta ahora. Esta adopción limitada sugiere desafíos en la producción y posiblemente dudas sobre su eficacia, especialmente dado el silencio sobre su uso en conflictos recientes como la invasión de Ucrania, lo que plantea preguntas sobre su verdadero valor en el teatro de operaciones contemporáneo.