La supresión de señales de radiofrecuencia emerge como el baluarte más eficaz contra los vehículos aéreos no tripulados adversarios.
Esta táctica requiere la emisión de interferencias en las mismas bandas de frecuencia que los UAV enemigos emplean para la transmisión de sus comunicaciones. Sin embargo, dado que los operadores de UAV continuamente alternan las frecuencias de transmisión para evadir la detección, los sistemas de supresión deben adaptarse constantemente a fin de mantener su eficacia.
¿Podría una estrategia viable consistir en obstruir de forma indiscriminada todas las bandas de frecuencia simultáneamente? Esta fue precisamente la táctica implementada por fuerzas rusas, aunque con resultados desfavorables.
Estrategias y retos en la supresión de las comunicaciones de los UAV
Por norma, un dispositivo inhibidor se especializa en la obstrucción de una única banda de frecuencia por vez. Tomemos como ejemplo el inhibidor ruso Breakwater (“Volnorez”), de dimensiones comparables a un plato convencional, el cual se adhiere externamente a un tanque mediante imanes.
Este dispositivo está diseñado para interrumpir cualquiera de veinte bandas de frecuencia distintas, incapacitando a cualquier UAV que opere en la banda seleccionada dentro de un radio de doscientos metros, garantizando así la inmunidad del vehículo contra ataques FPV en dicha frecuencia.
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Sin embargo, la elección incorrecta de la banda de frecuencia provoca que el UAV enemigo complete su misión destructiva. Esto implica la necesidad de discernir la frecuencia utilizada por el adversario o, alternativamente, equipar el vehículo con veinte inhibidores distintos para abarcar todas las posibles frecuencias. La innovación en la supresión de comunicaciones de UAV fue ejemplificada por un novedoso “Frankentank” ruso, analizado por el especialista ucraniano en guerra electrónica Sergii Flash.
Este tanque, alineado con el diseño convencional ruso, incorporaba una peculiar plataforma en su techo, repleta de equipos de guerra electrónica. Descrito por Flash como una escena sacada de “Mad Max”, el tanque ostentaba una estructura colosal equipada con antenas de panel para las bandas 800/900/2. 4/5. 8 GHz, complementadas con dispositivos para las bandas 700-1000 MHz, todo ensamblado de manera precaria con cuerdas.
Sin embargo, la eficacia de un inhibidor depende directamente de su fuente de energía, y aunque algunos tanques rusos están equipados con unidades de potencia auxiliares, otros carecen de ellas, y provocó la desactivación del inhibidor al apagarse el motor del tanque. Para contrarrestar esto, los rusos incorporaron un generador y una batería adicional.
El arsenal de inhibición se enfrentó a una prueba de fuego cuando UAV de reconocimiento ucranianos detectaron la columna blindada y dirigieron drones de ataque FPV hacia su posición. A pesar de las intensas contramedidas, los UAV ucranianos fueron derribados en múltiples bandas de frecuencia. Según informes, se perdieron cuatro drones FPV antes de que un quinto lograra penetrar las defensas y neutralizar el tanque equipado con la compleja infraestructura de supresión.
Innovaciones en tecnología de vehículos aéreos no tripulados
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El éxito ucraniano en penetrar las densas murallas de interferencia rusa plantea interrogantes sobre la metodología empleada. Aunque los detalles específicos no han sido divulgados, las especulaciones apuntan a varias tecnologías potencialmente involucradas.
Una posibilidad radica en el uso de soluciones altamente especializadas adaptadas a este contexto particular. Se ha observado la implementación de drones FPV que, en lugar de depender de transmisiones de radio, despliegan un cable de fibra óptica para mantener la comunicación.
Aunque su rango operativo es limitado en comparación con los drones controlados por radio, estos dispositivos son completamente inmunes a las interferencias electrónicas. Hasta la fecha, los ejemplares documentados de esta tecnología son escasos. Otra vía podría ser la implementación de drones FPV equipados con tecnología de bloqueo automático, cuya presencia en el arsenal ucraniano ha ido en aumento.
Estos drones incorporan sistemas de visión computarizada que permiten al operador seleccionar un objetivo tan pronto como es identificado. Una vez fijado el objetivo, el dron mantiene su curso hacia el mismo, incluso en ausencia de señal de radio, contrarrestando así las técnicas de interferencia y mitigando la necesidad de pilotos altamente calificados.
Un tercer enfoque sugiere la adaptación de la tecnología existente para evadir la guerra electrónica. DanielR, un físico con interés en la evolución tecnológica de los UAV en el contexto de la guerra ucraniano, identificó en imágenes recientes un dron FPV dotado de un comunicador de radio aparentemente convencional, con la excepción de un distintivo detalle: un símbolo del tridente ucraniano.
Según DanielR, la presencia de este símbolo indica una personalización específica destinada a operar en frecuencias atípicas, reduciendo significativamente la efectividad de las contramedidas electrónicas. La producción interna de componentes por parte de Ucrania marca un esfuerzo deliberado por disminuir la dependencia de importaciones, particularmente de origen chino.
Esta autonomía tecnológica facilita la modificación de especificaciones técnicas, incluyendo el empleo de bandas de frecuencia no convencionales para drones, ampliando así las capacidades operativas y la eficacia contra medidas de supresión electrónica.
Resistencia y recuperación: La captura de un coloso electrónico
Як проходила операція по захопленню танка разом з царь-РЕБ бійцями бригади 🔰«Азов»?
— Serg (@NHunter007) April 7, 2024
В тому бою висувалась підарська танкова колона, яка була знищена, а от «царь-танк» прожив трішки довше, адже зупинився лише після пошкодження FPV-дроном (пошкодив систему керування вогнем) + ⬇️ pic.twitter.com/xgwTSUR8Ch
La confrontación entre la robustez rusa y el astuto ucraniano se intensifica, revelando episodios que parecen extraídos de una narrativa de ingenio contra fuerza. Sin embargo, la trama toma un giro inesperado cuando el gigante inhibidor ruso, lejos de ser aniquilado, solo quedó temporalmente incapacitado. Tras un incidente en el que el conductor perdió el dominio del vehículo, este se enredó con un cable y colisionó contra un transporte de personal inoperante, quedando inmovilizado.
La pronta evacuación de la tripulación dejó el tanque prácticamente a merced del enemigo. Con el vehículo varado a escasos 400 metros de la frontera con el adversario, las fuerzas ucranianas, en una audaz operación liderada por la división Azov, ejecutaron una misión de recuperación nocturna.
A lo largo de tres noches, enfrentaron el reto de liberar el tanque de los obstáculos que comprometían su movilidad, neutralizar una mina antitanque colocada peligrosamente bajo su estructura, y finalmente, retirar y reinstalar una pesada batería para reactivar el vehículo.
Esta hazaña, documentada y disponible en video, marcó la recuperación del primer tanque T-72B3M modelo 2022 por parte de Ucrania, un acto de valentía que no pasó desapercibido, culminando en condecoraciones para todos los participantes. Este evento no solo testimonia el valor y la destreza táctica ucraniana, sino que también abre un nuevo capítulo en la guerra, donde el conocimiento técnico se convierte en una pieza clave del ajedrez bélico.
Presumiblemente, los especialistas ucranianos ahora se dedican al análisis detallado del sistema de inhibición capturado, con el objetivo de descifrar sus vulnerabilidades y diseñar estrategias más eficientes para neutralizarlo en futuros enfrentamientos.
Mientras tanto, en el bando ruso, se exploran alternativas para la protección de sus tanques, incluyendo el desarrollo de blindajes adicionales que evocan la solidez de un caparazón de tortuga.