Ante la posibilidad de cancelar el programa Next Generation Air Dominance (NGAD) para el desarrollo de un caza furtivo de sexta generación, es importante considerar las consecuencias potenciales en términos de vidas humanas y la capacidad de disuasión de Estados Unidos en un conflicto.
China y Rusia ya están avanzando en la producción de aviones de quinta generación y trabajando en sus propios proyectos de sexta generación, lo que plantea la posibilidad de que puedan establecer la supremacía aérea sobre Estados Unidos en caso de una guerra. La pérdida de superioridad aérea sería catastrófica en términos de vidas, tecnología y sistemas dañados.
El costo y la importancia estratégica del programa NGAD
Si bien es necesario considerar los costos del programa NGAD, no se puede poner precio a las vidas humanas. Los responsables de la toma de decisiones deben tener en cuenta las implicaciones estratégicas de renunciar a un avión de sexta generación.
La capacidad de disuadir una guerra se ve comprometida si los adversarios creen que pueden lograr rápidamente la supremacía aérea sobre Estados Unidos. Es crucial que el Pentágono y los servicios militares trabajen en la reducción de costos y optimización de la cadena de suministro.
El valor de la ingeniería digital y el impacto operativo de un caza furtivo de sexta generación
El desarrollo de tecnologías disruptivas como el NGAD implica costos iniciales elevados, pero a largo plazo podría disminuir los gastos operativos. La ingeniería digital ha permitido que los primeros prototipos estén en el aire antes de lo esperado, gracias a la simulación computarizada avanzada.
Esto ha agilizado el proceso de diseño y reducido la necesidad de construir múltiples prototipos. Un caza furtivo de sexta generación no solo garantizaría la superioridad aérea, sino que también podría desempeñar roles que actualmente requieren un mayor número de aviones de generaciones anteriores.
Consideraciones estratégicas y riesgos asociados a la falta de un caza furtivo de sexta generación
Si Estados Unidos renuncia al programa NGAD, se expone a un mayor riesgo de ataques exitosos por parte de adversarios. La flota de F-35 sería especialmente vulnerable, y los aviones de quinta generación también estarían expuestos a defensas enemigas avanzadas.
Además de las vidas perdidas, los daños a los equipos militares y las infraestructuras fijas podrían resultar en pérdidas de miles de millones de dólares. Es esencial evaluar no solo los costos iniciales, sino también los riesgos y la necesidad estratégica de un avión de sexta generación.