WASHINGTON – El Consejo Europeo ha aprobado un acuerdo listo para su firma con el Departamento de Defensa de Estados Unidos que pretende facilitar la cooperación en materia de defensa, aunque el ámbito del desarrollo conjunto de capacidades queda explícitamente fuera del alcance del pacto.
El proyecto de acuerdo entre la Agencia Europea de Defensa y el Pentágono llega después de años en los que ambas partes han dado vueltas al tema de permitir la entrada del gobierno estadounidense y su vasto complejo industrial de defensa en el creciente círculo de proyectos de defensa de la Unión Europea.
La Agencia, con sede en Bruselas, es un actor clave para facilitar dicha cooperación, ya que sus acuerdos administrativos con países no pertenecientes a la UE imponen esencialmente el régimen regulador del bloque para todo, desde el control de las exportaciones hasta la propiedad intelectual, en cualquier producto de trabajo.
El borrador, anunciado el lunes, pretende “permitir un diálogo sustancial en materia de defensa sobre todos los temas que competen a la AED, así como invitaciones para que el DoD estadounidense asista a las reuniones pertinentes de la Junta Directiva de la AED y viceversa”, según un comunicado de la AED.
El documento contempla como “actividades específicas” los ámbitos de la movilidad militar, los problemas de la cadena de suministro y el impacto del cambio climático en la defensa. El término “movilidad militar” describe los esfuerzos por racionalizar el transporte de equipos de defensa a través de las fronteras europeas, un obstáculo burocrático y tecnológico.
En particular, el borrador excluye cualquier trabajo de cooperación que implique investigación y tecnología, señaló Marie Jourdain, analista de Europa en el think tank Atlantic Council de Washington.
Según explicó a Defense News, la nueva redacción refleja el hecho de que los funcionarios de la UE siempre han recelado de que las normas estadounidenses de control de las exportaciones de la política del Reglamento sobre Tráfico Internacional de Armas se filtren en los proyectos de cooperación transatlántica.
Aunque las cuestiones relativas al control de las exportaciones no tienen consecuencias cuando el producto del trabajo es de naturaleza procedimental -como en el caso de la movilidad militar, en la que ya participa el Departamento de Defensa-, cualquier trabajo destinado a desarrollar nuevo hardware estaría sujeto a normas contradictorias, afirmó.
“Habrá que ver qué significa el nuevo acuerdo para la PESCO”, dijo Jourdain, refiriéndose al conjunto de 60 proyectos de defensa de la UE que pretenden resolver las carencias de capacidades en todos los ámbitos militares.
Según una hoja informativa facilitada por el Parlamento Europeo, un acuerdo administrativo entre la AED y un país no perteneciente a la UE es un “requisito previo” para la participación en la PESCO.
Como el nuevo acuerdo excluye ahora cualquier actividad de cooperación destinada al desarrollo de capacidades o que implique investigación y tecnología, es probable que muchos proyectos queden cerrados a la participación estadounidense, dijo Jourdain.
Un lenguaje similar, señaló, ya estaba en vigor en las propias normas de la PESCO, que excluyen la financiación de la UE a los participantes no pertenecientes al bloque.