El único portaaviones ruso, el Almirante Kuznetsov, se encuentra en una situación delicada que pone en evidencia su precaria condición.
Con una turbulenta historia marcada por pérdidas humanas, este buque de guerra parece ser más una broma que una amenaza real.
Un futuro incierto
Tras pasar un largo período en dique seco, el Almirante Kuznetsov carece actualmente de una tripulación capacitada. La Armada rusa enfrenta el desafío de reclutar y entrenar expertos en operaciones de portaaviones, incluyendo personal especializado en cubierta de vuelo y pilotos de caza capaces de aterrizar en condiciones adversas.
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Retrasos y desafíos
El buque, que abandonó recientemente el dique seco, se espera que pueda iniciar su crucero en 2024. Sin embargo, dadas las problemáticas pasadas y la falta de una tripulación preparada, este plazo se muestra optimista. Además, la ausencia de otro portaaviones dificulta el entrenamiento necesario para las operaciones de despegue y aterrizaje.

Promesas y preocupaciones
Los medios estatales rusos han exaltado las capacidades del Kuznetsov, presentándolo como un poderío militar imponente. Sin embargo, las afirmaciones deben tomarse con cautela.
Mientras tanto, los esfuerzos y recursos se enfocan en la guerra terrestre en Ucrania, relegando la construcción naval a un segundo plano y generando retrasos inevitables en las obras del portaaviones.
Avances en defensa
Se espera que el Almirante Kuznetsov cuente con sistemas de defensa aérea mejorados, incluyendo el Pantsir-M y otros misiles tierra-aire. Además, dispondrá de sensores avanzados y un sistema de combate comparable al Sistema de Combate Aegis de la Marina estadounidense. Estas medidas pretenden proteger al portaaviones de amenazas enemigas y potenciar sus ataques desde el aire.
Desafíos por superar
Si bien se plantean mejoras y avances, la realidad es que el Kuznetsov enfrenta obstáculos significativos. La falta de una tripulación preparada y los plazos optimistas para su puesta en marcha ponen en duda su capacidad operativa. Es evidente que el buque no es una prioridad para la Armada rusa, lo cual se refleja en su lento progreso y posibles retrasos futuros.
En resumen, el futuro del Almirante Kuznetsov está lleno de incertidumbre. Aunque se destacan las mejoras en sus sistemas de defensa, la falta de tripulación capacitada y los retrasos en su reparación y entrenamiento plantean serias dudas sobre su capacidad para cumplir con su propósito como buque de guerra. La realidad parece distar mucho de la fantasía que se intenta proyectar.