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El Su-33, símbolo de una armada obsoleta: sin Kuznetsov, sin función, sin futuro

1 de julio de 2025
Su-33 en el Admiral Kuznetsov: La peor combinación de Rusia

Su-33 en el Admiral Kuznetsov:

El Su-33, concebido para operar desde portaaviones, permanece en bases terrestres, debido a la ineptitud rusa y un Admiral Kuznetsov inoperable.

Su-33: un fracaso naval resultado de la inoperancia rusa

El Sukhoi Su-33, un derivado del Su-27, iba a ser el componente principal de la aviación naval soviética, diseñado para operar desde el Admiral Kuznetsov, el único portaaviones ruso. Entró en servicio en 1998, tras una década de desarrollo iniciada en 1987, con el objetivo de expandir la capacidad aérea sobre los mares. Hoy, su situación desmiente por completo esa expectativa. Desde 2017, el Kuznetsov permanece en diques secos, afectado por incendios, colapsos estructurales y una negligencia constante. Los Su-33, que requieren un portaaviones en funcionamiento, fueron reasignados a misiones terrestres, lo cual contradice su diseño y confirma la pérdida de operatividad naval rusa. En febrero de 2025, dos Su-33 escoltaron bombarderos Tu-95MS cerca del espacio aéreo de la OTAN, en una tarea ajena a su propósito original. Con apenas 17 unidades en uso de las 24 fabricadas tras la disolución soviética, este caza carece de relevancia operativa y demuestra el deterioro de una marina sin capacidad de competir con fuerzas modernas.

La reasignación de los Su-33 a bases terrestres no representa un error táctico menor; constituye una renuncia estratégica y demuestra que Rusia no dispone de una marina funcional. En 2023, la aviación naval rusa fue disuelta y los Su-33 integrados en un grupo mixto de la Flota del Norte, limitados a patrullar rutas del Ártico desde aeródromos. En 2024, estos cazas realizaron vuelos hacia islas del Ártico, en un despliegue que confirma la ausencia de portaaviones. El Kuznetsov, una unidad de 1985, utiliza una rampa de despegue que restringe la carga y alcance de los Su-33, en contraste con los sistemas de catapulta de las marinas modernas. Los accidentes que han marcado su historial —el colapso de un dique flotante en 2018 y los incendios en 2019 y 2022— han impedido su reparación definitiva. La imposibilidad de Rusia para reincorporar este buque inutiliza al Su-33 y muestra una marina colapsada sin capacidad de operar fuera de sus costas.

El Su-33, con su estructura reforzada, alas plegables y canards para aterrizajes en cubierta, fue desarrollado para cumplir con los requisitos de un portaaviones. Sus motores Saturn AL-31F3 le permiten alcanzar velocidades Mach 2, altitudes de 55,000 pies y un alcance de 1,900 millas, con capacidad para 14,300 libras de armamento, incluyendo misiles R-27, R-73 y Kh-31. Sin embargo, estas características resultan ineficaces en operaciones terrestres. En 2016, su única intervención en combate desde el Kuznetsov, en Siria, terminó con la pérdida de un Su-33 en el Mediterráneo por una falla en el cable de frenado, lo que evidenció las deficiencias del portaaviones y las limitaciones operativas rusas. Desde ese evento, los Su-33 no han vuelto a operar desde una cubierta naval y fueron asignados a tareas como la escolta de bombarderos, una función que cualquier caza terrestre podría ejecutar sin requerir un diseño naval especializado. Esta asignación contradice las especificaciones técnicas del aparato.

Los trabajos de modernización del Su-33 carecen de utilidad. En 2016 se incorporó el sistema SVP-24, que ajusta la precisión de bombas no guiadas, y en 2017 se instalaron motores AL-31F actualizados en los 18 cazas restantes. Estas modificaciones no resuelven la ausencia de un portaaviones. El radar “Slot Back” del Su-33, con su capacidad limitada para seguimiento de múltiples objetivos, necesita sistemas externos, lo que genera una desventaja frente a cazas más avanzados. Frente al MiG-29K, adoptado como alternativa parcial, el Su-33 presenta mayor alcance y capacidad de carga, pero menor maniobrabilidad y menor adaptación a las necesidades actuales. La asignación de los Su-33 a tareas terrestres, junto con la jubilación o reasignación de pilotos entrenados para portaaviones, representa el cierre efectivo de la doctrina naval que sostenía la URSS.

Sukhoi Su-33 ruso

Fallos estructurales del Su-33 expuestos

  • Producción limitada: Solo 24 Su-33 construidos, con 17 en operación en 2025, una flota de escasa entidad.
  • Accidentes documentados: En 2001, un Su-33 se estrelló en una exhibición aérea; en 2005, otro fue destruido por un cable defectuoso; en 2016, uno cayó en Siria.
  • Modernización insuficiente: El sistema SVP-24 y los motores AL-31F no sustituyen la falta de un portaaviones.
  • Reasignación inadecuada: Desde 2023, los Su-33 escoltan bombarderos Tu-95MS desde instalaciones terrestres.
  • Kuznetsov inoperativo: En proceso de reparación desde 2017, afectado por incendios en 2019 y 2022, sin fecha clara de retorno.

Obsolescencia técnica del Su-33

La falta de vigencia del Su-33 no se explica solo por la carencia de un portaaviones, sino también por su inadaptabilidad al combate contemporáneo. Su radar “Slot Back” no compite con los sistemas integrados de plataformas como el F-35, que combinan sensores avanzados y conectividad en red. La dependencia del Su-33 de plataformas externas representa una vulnerabilidad operativa. A ello se suma la ausencia de entrenamiento para operaciones navales. En 2024, se informó que los pilotos de Su-33, destacados en el norte de Rusia, no accedieron al centro de entrenamiento en Crimea, el único dotado para simular aterrizajes en cubierta. Esta omisión refleja que Rusia ha dejado de preparar a su aviación para operar desde el mar, lo que ubica al Su-33 fuera del entorno naval activo.

Los intentos de Rusia de exportar el Su-33 durante los años 2000 resultaron infructuosos. China, tras adquirir un Su-33 desde Ucrania, lo replicó para fabricar el J-15, un caza que recibió mejoras significativas. India optó por el MiG-29K, más compacto y versátil. Estos rechazos indican que el Su-33 no era competitivo frente a otras opciones. En 2009, Rusia modificó su estrategia al priorizar el MiG-29K como principal caza naval, desplazando al Su-33. La continuidad de los 17 ejemplares en servicio representa una gestión ineficaz de recursos. El Su-33 responde a un concepto de aviación naval que ya no tiene aplicación práctica.

Sukhoi Su-33 ruso

La trayectoria del Su-33 incluye múltiples fallos que evidencian su escasa confiabilidad. En 2001, un accidente en un evento aéreo en Pskov resultó en la muerte del mayor general Timur Apakidze, lo que marcó el inicio de su declive operativo. En 2005, otro Su-33 cayó en el Atlántico Norte por un error en el sistema de frenado del Kuznetsov. En 2016, durante la intervención en Siria, se perdió un caza en el Mediterráneo. Estos sucesos no son excepciones, sino consecuencias de un diseño inadecuado y de una plataforma naval deteriorada. El Su-33 no cumple con los estándares actuales de aviación embarcada.

La asignación de los Su-33 a funciones terrestres, como la escolta de bombarderos Tu-95MS en el Ártico, responde a la necesidad de justificar su operación. Estas tareas no requieren sus especificaciones navales. En 2023, Rusia inició la transferencia de tripulaciones del Kuznetsov hacia frentes terrestres en Ucrania, lo que eliminó la posibilidad de reactivar su aviación naval. La falta de un sustituto para el Kuznetsov y la imposibilidad de financiar nuevos portaaviones excluyen al Su-33 de toda planificación futura. Mientras China incorpora buques como el Liaoning y el Shandong, Rusia permanece anclada a una capacidad que ya no existe.

El Su-33 y la estructura fallida de la armada rusa

El Admiral Kuznetsov, unidad indispensable para la operación del Su-33, se mantiene fuera de servicio desde hace años. Puesto en marcha en 1985, ha permanecido más tiempo en reparación que en despliegue. Su sistema de rampa, tecnológicamente obsoleto, impide que los Su-33 despeguen con carga máxima, lo cual reduce su eficacia. Los incidentes de 2018, 2019 y 2022 han dificultado cualquier restauración integral. Las proyecciones más optimistas estiman su retorno para 2027, aunque la posibilidad efectiva de recuperación es baja. El Kuznetsov permanece inoperativo, y en consecuencia, el Su-33 tampoco puede cumplir funciones navales.

Sukhoi Su-33 ruso

Los Su-33, a pesar de su configuración reforzada, no lograron resultados relevantes. Su despliegue en Siria en 2016 resultó en la pérdida de una unidad y en la exposición de las limitaciones del Kuznetsov. Las actualizaciones como el SVP-24 y los nuevos motores no alteran su insuficiencia estructural. Frente al MiG-29K, que permite mayor adaptabilidad, el Su-33 presenta desventajas técnicas. Su mantenimiento en servicio, en un contexto de desmantelamiento naval, carece de justificación operativa.

El traslado de los Su-33 a zonas del Ártico y su uso como escoltas de bombarderos no forma parte de una doctrina sostenible. En 2024, se confirmó que el centro de Saki, en Crimea, no fue utilizado para entrenar a los pilotos de Su-33, lo que refleja la omisión de preparación naval. La transferencia de personal del Kuznetsov a unidades terrestres en Ucrania refuerza la conclusión: la aviación naval rusa, representada en el Su-33, ha dejado de existir como fuerza operativa. Los Su-33, concebidos para misiones marítimas, han perdido toda función útil.

La imposibilidad de Rusia para mantener una flota de portaaviones operativa dejó al Su-33 sin razón técnica para continuar en uso. Mientras China e India avanzan con sus capacidades navales, el Kremlin insiste en mantener operativo un caza cuya utilidad ha caducado. Las acciones destinadas a actualizar los Su-33 ignoran su desconexión con el entorno actual. La aviación naval rusa, representada por el Su-33 y el Kuznetsov, no forma parte de una estrategia viable.

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