la guerra en Ucrania ha complicado el desarrollo del Su-75 Checkmate, un caza ruso de quinta generación que enfrenta retrasos, sanciones y dudas sobre su furtividad.
El Su-75 Checkmate enfrenta retrasos y recursos limitados
El Su-75 Checkmate, presentado en 2021 como una alternativa económica al F-35 Lightning II, atraviesa un panorama incierto debido a la guerra en Ucrania. Las sanciones occidentales han restringido el acceso de Rusia a componentes clave, como semiconductores y materiales avanzados, lo que ha retrasado su desarrollo.
En noviembre de 2023, Rostec informó que la producción de prototipos seguía en marcha, pero los vuelos de prueba, inicialmente previstos para 2023, se han postergado hasta 2025. La falta de información oficial ha generado escepticismo sobre la viabilidad del proyecto, con muchas de las actualizaciones provenientes de fuentes no oficiales en lugar de entidades gubernamentales o industriales.
Hasta ahora, solo se ha exhibido un mock-up estático, y la producción se ha limitado a dos prototipos: uno estático y otro destinado a pruebas de vuelo. Esto contrasta con las proyecciones iniciales de fabricar 300 unidades en 15 años. Mientras United Aircraft Corporation (UAC) reconoce estas limitaciones, Rostec insiste en que el Su-75 está en su “fase final de desarrollo”. Sin embargo, la asignación de recursos a la guerra en Ucrania pone en duda el cumplimiento de estos planes.

La supuesta furtividad del Su-75 sigue en debate
El principal atractivo del Su-75 es su furtividad, pero los expertos cuestionan si realmente puede cumplir con los estándares de quinta generación. Según Rostec y el Ministerio de Defensa ruso, el diseño incluye bahías internas de armas, materiales absorbentes de radar y una estructura optimizada para reducir su sección transversal de radar (RCS). Sin embargo, las declaraciones oficiales han sido inconsistentes.
Algunos informes sugieren que el Su-75 necesitaría operar fuera del alcance de las defensas aéreas enemigas, lo que indicaría una capacidad furtiva limitada. Medios estatales rusos lo presentan como un rival del F-35, pero analistas occidentales creen que estas afirmaciones pueden ser exageradas con fines propagandísticos.
Factores que comprometen la furtividad del Su-75
- Diseño comprometido: Aunque incorpora elementos furtivos, su estructura no ha sido concebida desde cero para minimizar el RCS.
- Comparación con otros cazas: Se estima que su RCS es superior al del F-22 (0,0001-0,0005 m²) y el F-35 (0,001-0,005 m²), acercándose más al del Su-57 (0,1-1 m²).
- Críticas de expertos: Alex Hollings y Stavros Atlamazoglou han señalado que el Su-75 no cumple con los estándares de furtividad esperados en la quinta generación.
- Falta de integración tecnológica: La capacidad furtiva no depende solo de ciertos elementos, sino de una concepción integral del diseño, algo en lo que Rusia ha tenido dificultades con el Su-57.
Las sanciones y limitaciones tecnológicas afectan su desarrollo

Las restricciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea han impactado directamente la fabricación del Su-75, limitando el acceso de Rusia a microchips y equipos de producción avanzados. Esto ha generado dudas sobre la posibilidad de desarrollar un radar AESA competitivo o el motor Izdeliye 30, aún en proceso de desarrollo.
En comparación con el F-22 y el F-35, que integran la furtividad en su diseño desde el inicio, el Su-75 parece más un caza de cuarta generación mejorado. Sus especificaciones incluyen Mach 1,8 (2.205 km/h), un alcance de 3.000 km y una carga útil de 7.400 kg, pero sin garantizar las características necesarias para ser considerado un verdadero caza de quinta generación.
El Su-57 Felon, el otro caza furtivo ruso, ofrece un antecedente poco alentador. A pesar de estar en producción desde 2020, Rusia ha construido menos de 10 unidades, y su RCS estimado entre 0,1 y 1 m² lo deja en desventaja frente a sus contrapartes occidentales. Si el Su-75 hereda los mismos problemas, su clasificación como furtivo será más nominal que real.
El futuro del Su-75 Checkmate sigue en duda

El Su-75 enfrenta tres grandes obstáculos: retrasos en su desarrollo, cuestionamientos sobre su tecnología y la priorización de recursos para la guerra. Aunque se presenta como una opción asequible con un costo estimado de 25-30 millones de dólares por unidad, sus capacidades aún no se han confirmado.
La falta de vuelos de prueba, los constantes contratiempos y la ausencia de pedidos firmes han generado incertidumbre. Inicialmente, países como los Emiratos Árabes Unidos mostraron interés, pero ahora buscan adquirir el F-35, lo que debilita las oportunidades de exportación del Su-75.
la guerra en Ucrania ha desviado la atención y los fondos de Moscú hacia armamento de uso inmediato, como drones y misiles. Aunque Rostec insiste en que el programa avanza, las restricciones presupuestarias y la falta de avances concretos sugieren lo contrario. Si el Su-75 no logra demostrar su valía pronto, podría sumarse a la lista de proyectos rusos que no cumplieron sus promesas, como el Su-57 y el tanque T-14 Armata, dejando su desarrollo en un limbo indefinido.