El portahelicópteros de la clase Moskva se destaca como un singular esfuerzo soviético para ampliar sus capacidades navales, orientado especialmente hacia la guerra antisubmarina, desviándose así del modelo estadounidense de proyección de fuerzas.
El texto expone asimismo los retos tecnológicos y logísticos a los que se enfrentó la clase Moskva, evidenciando dificultades más amplias dentro de la industria soviética de defensa. Culmina estableciendo paralelismos con las dificultades actuales del sector de defensa estadounidense, señalando la importancia de reformar el proceso de adquisiciones para sortear obstáculos similares.
Contraste estratégico naval en la Guerra Fría: un análisis en profundidad
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Durante el prolongado periodo de la Guerra Fría, la Marina soviética adoptó estrategias y capacidades de proyección de poder marcadamente diferentes a las de su adversaria, la Marina estadounidense. Mientras que esta última consolidó una estrategia de proyección de fuerzas altamente eficaz centrada en el uso del portaaviones como pieza central de sus capacidades ofensivas, los soviéticos optaron por no emular a los estadounidenses en el ámbito de las operaciones de portaaviones.
Los soviéticos prefirieron los cruceros pesados y otros buques de guerra más pequeños. Además, su proyección de fuerzas dependía en gran medida de su flotilla de submarinos, posicionándose así frente a las extraordinarias capacidades de los portaaviones estadounidenses.
Divergencias tácticas: La singularidad del portahelicópteros Moskva.
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Un punto de divergencia notable fue el desarrollo del portahelicópteros de la clase Moskva. Representó el primer paso de la Unión Soviética hacia la complejidad de las operaciones marítimas a gran escala. Aunque de menor tamaño que los portaaviones, los soviéticos preveían utilizar la clase Moskva para desplegar aviones de ala fija.
Este enfoque de la versatilidad se sigue viendo hoy en día en buques de guerra muy avanzados, como el portahelicópteros japonés, el destructor de clase Izumo, capaz de alojar y desplegar rápidamente desde su cubierta un escuadrón de cazas F-35 Lightning II con capacidad VTOL.
Originalmente, el portahelicópteros soviético de clase Moskva fue diseñado exclusivamente para helicópteros. Estos buques no estaban destinados a proyectar potencia en el sentido tradicional de los portaaviones estadounidenses, sino que se centraban en la guerra antisubmarina. Durante ese periodo, la preocupación predominante eran los submarinos de clase Polaris de la OTAN. Curiosamente, el concepto soviético de sus portaaviones ligeros contrastaba radicalmente con el planteamiento estadounidense.
La defensa submarina y la estrategia naval soviética frente a EE. UU.
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Mientras que los buques de guerra estadounidenses se organizaban en flotillas defensivas alrededor de sus portaaviones, formando los conocidos grupos de combate de portaaviones, la doctrina rusa de portaaviones se centraba en la protección de sus submarinos, un activo que Moscú valoraba mucho.
Los buques de esta flota estaban equipados con el lanzador antisubmarino SUW-N-1, capaz de disparar torpedos de 450 mm o incluso cabezas nucleares de cinco kilotones, además de llevar 48 misiles antiaéreos y disponer de dos piezas de artillería de 57 mm/80 mm. Sin embargo, el Moskva se enfrentó a numerosos retos.
Desafíos técnicos del Moskva: Entre la innovación y el pragmatismo
El principal obstáculo del Moskva residía en su propulsión. A pesar de que los diseñadores deseaban inicialmente motores de turbina de gas, la decisión final se decantó por sistemas de propulsión de vapor, que posteriormente tuvieron que ser rediseñados. El mantenimiento de estos buques representaba un gran reto para los soviéticos, lo que se traducía en una flota peligrosamente lenta.
Se construyeron tres buques con este diseño, los dos primeros destinados a la Flota del Mar Negro, con base en Sebastopol, mientras que el tercero fue cancelado. Toda la clase fue finalmente desmantelada en 1991 tras no cumplir las expectativas de rendimiento.
Lecciones de la industria de defensa: Reflexiones soviéticas y estadounidenses
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La industria de defensa soviética, especialmente en la última parte de la Guerra Fría, luchó sin éxito para satisfacer las crecientes demandas para competir con Occidente. A pesar de ser conscientes de las amenazas a las que se enfrentaban, la base industrial de defensa de la Unión Soviética no logró satisfacer estas demandas.
Hoy en día, la industria de defensa estadounidense está experimentando presiones similares. Muchos proyectos iniciados por el Departamento de Defensa no llegan a completarse o, si lo hacen, a menudo se salen del presupuesto y no cumplen las expectativas.
Es crucial que el Departamento de Defensa estadounidense se replantee a fondo su enfoque de la adquisición de nuevas plataformas de armamento para no repetir los errores de la estrategia de adquisición soviética.