El Fokker Dr.I, comúnmente conocido como Triplano Fokker, fue una de las aeronaves más icónicas de la Primera Guerra Mundial.
Paralelo al reconocido Sopwith Camel británico, este avión destacaba por su excepcional agilidad, convirtiéndose en uno de los ejes centrales del Servicio Aéreo Imperial Alemán en el año 1918. Su fama alcanza su cúspide gracias al más célebre as de la aviación del conflicto, quien transformó un Dr.I, teñido en un vibrante rojo, en su seña de identidad aérea.
El piloto alemán, Barón Manfred von Richthofen, conocido como el Barón Rojo, logró en este modelo sus últimas 17 victorias confirmadas en combate, sumando una adicional en su prototipo. En esta misma máquina, Richthofen halló su fin, consolidando su leyenda al caer derribado por el Dr.I.
Contrario a su destacado palmarés de derribos aéreos, numerosos historiadores argumentan que el Dr.I no representaba una maravilla aeronáutica per se. Este artículo se adentrará en la trayectoria histórica de este legendario caza de la Primera Guerra Mundial.
Despliegue y dominio en los cielos de 1917-1918

Incorporado al servicio activo en 1917, el Fokker Dr.I se distinguió por su superior maniobrabilidad, un rasgo decisivo que lo posicionó como la elección predilecta de pilotos de renombre, incluido el Barón Rojo. Según se detalla en la “Enciclopedia de Aviones Militares” (2006) de Robert Jackson, este modelo se beneficiaba de un motor rotativo Oberursel Ur11 de 9 cilindros y 110 caballos de fuerza, lo que le confería un rendimiento sobresaliente.
No obstante, su recorrido operacional inicial estuvo marcado por diversos accidentes, una situación que limitó su producción a solo 320 unidades. La historiografía aeronáutica sugiere que los logros asociados a este caza se deben más a la destreza de sus pilotos que a sus características técnicas intrínsecas. Entre estos aviadores se destacó Werner Voss, un joven as de 20 años acreditado con cerca de 50 victorias.
Evolución y legado al final del conflicto
Hacia el fin del conflicto, el triplano había sido eclipsado por cazas más ágiles y mejor armados. El Dr.I, equipado únicamente con dos ametralladoras LMF fijas de 0,31 pulgadas, quedaba en desventaja frente a sus contemporáneos. Jackson resalta incluso que Anthony Fokker se mostraba perplejo ante los abundantes elogios dirigidos a una aeronave que, en comparación, se consideraba modesta.
La historia del Fokker Dr.I, más allá de sus limitaciones técnicas, refleja el impacto de las habilidades individuales en el arte de la guerra aérea, marcando un capítulo distintivo en la historia militar de la aviación.
El Barón Rojo: estratega del cielo y leyenda del Fokker Dr.I

Abordar la historia del Fokker Dr.I implica necesariamente referirse a Manfred von Richthofen, la figura más emblemática asociada a esta aeronave. Formado en los cielos de Francia y Alemania bajo la experta guía de Oswald Boelcke, otro as de la aviación, Richthofen se destacó inicialmente al mando de un Albatros D.III, pintado de un característico rojo sangre. Esta elección cromática no solo le otorgó el apodo de “Barón Rojo” sino que también preludió la fama que alcanzaría posteriormente.
Para principios de 1917, Richthofen ya se había consolidado como uno de los pilotos más destacados del conflicto, con un impresionante récord de 16 aviones enemigos derribados y un total de 52 victorias acumuladas hacia el verano de ese año. Al concluir el estío, sería reasignado al Fokker Dr.I, plataforma en la cual ampliaría su leyenda con un número adicional de victorias aéreas.
Contrario a la imagen estereotipada de los ases de la aviación de su época, que frecuentemente se jactaban de su osadía y estridencia, Richthofen destacó por su enfoque táctico y calculador, evitando asumir riesgos no justificados.
Según se documenta en “Complete History of Flight” de R.G. Grant (2002), la configuración triplana del Fokker Dr.I le proporcionaba una excepcional capacidad de sustentación en un compacto diseño aerodinámico, facilitando así alcanzar las velocidades de ascenso que Richthofen deseaba implementar en sus tácticas de combate.
Este meticuloso enfoque táctico, combinado con las capacidades del Dr.I, no solo cimentó la fama de Richthofen sino que también subrayó la importancia de la estrategia y la habilidad piloto en el teatro aéreo de la Primera Guerra Mundial.