En las implacables garras de la Segunda Guerra Mundial, en ese torbellino de muerte y destrucción, un valiente piloto aliado, el subteniente Warren Singer de la USAAF, se desvaneció en el olvido durante una misión en Italia. Corría el año 1943, y este guerrero del cielo desapareció sin dejar rastro, sumergiendo a su familia en un abismo de incertidumbre. Ahora, tras más de ocho décadas, su Lockheed P-38 Lightning ha emergido del pasado, arrancando el velo de un misterio que ha atormentado a generaciones, y proporcionando un cierre tan anhelado como desgarrador.
Warren Singer y su feroz P-38
El 25 de agosto de 1943 marcó el fatídico día en que Warren Singer y su feroz P-38 se lanzaron en un ataque aéreo contra aeródromos italianos. A pesar de que la misión arrasó con 65 aeronaves enemigas, sacrificando solo siete P-38, Singer y su caza quedaron tragados por la vorágine de la guerra, desapareciendo en el vasto telón de Italia.
Aquella jornada, 166 P-38 surcaron los cielos desde Túnez, desafiando la península italiana en una danza mortal con el destino. Solo 137 alcanzaron sus blancos; los demás, acosados por fallos mecánicos, tuvieron que retroceder. Singer, integrante del 96º Escuadrón de Cazas, 82º Grupo de Cazas, jamás logró alcanzar Foggia, su destino final. Su última presencia se esfumó cerca de Manfredonia, un eco lejano a 22 millas de su objetivo.
Declarado muerto un año después, el 26 de agosto de 1944, el nombre de Singer yace en el Cementerio y Memorial Norteafricano de Cartago, Túnez, un recordatorio perenne de su sacrificio.
80 años después de la desaparición del P-38
Ahora, 80 años después, el misterio de su destino ha sido desentrañado. Buzos italianos han descubierto los restos del P-38 de Singer, reposando a 12 metros de profundidad en el Golfo de Manfredonia. El Dr. Fabio Bisciotti, quien identificó los restos, sugiere que un fallo mecánico selló el destino de Singer, alejándolo de la furia de los cañones antiaéreos y guiándolo hacia una tumba acuática. En este hallazgo late una verdad cruda y conmovedora: el cierre de un capítulo largo y doloroso para la familia de Singer, y una ventana a la brutal realidad de la guerra.
En las profundidades del Golfo de Manfredonia, los restos del P-38 Lightning de Warren Singer cuentan una historia incompleta, una narrativa marcada por la ausencia de su piloto. A pesar de que los buzos han desenterrado esta reliquia de la Segunda Guerra Mundial, la suerte del subteniente Singer sigue envuelta en misterio.
Hipótesis sobre la desaparición del P-38
Fabio Bisciotti, quien lideró el equipo de buceo, plantea una hipótesis desgarradora: Singer, tras liberarse de su aeronave agonizante, pudo haber sido tragado por las olas. “Las ventanillas estaban abiertas, una señal inequívoca de su intento de escape. Pero después, ¿qué? ¿Luchó contra el mar, o fue arrastrado a las profundidades por el peso de su uniforme? Parece que el mar reclamó su vida,” especula Bisciotti.
Esta teoría encuentra eco en los relatos de testigos de aquel fatídico día de 1943. Fred Selle, compañero de Singer, recordó un desesperado intento de este por liberarse de los depósitos de combustible, un presagio de su inminente desgracia. Carl Hendrix, otro camarada, fue la última persona en ver a Singer, describiendo un giro dramático en su trayectoria, tal vez en un intento final de reunirse con su escuadrón.
La vida de Warren Singer, oriundo de Peoria, Illinois, fue un torbellino de amor y guerra. Con apenas 22 años, recién casado con su esposa Margaret, y padre de una hija, Peggy, nacida tras su desaparición, Singer era un hombre lleno de esperanzas y sueños truncados por la guerra.
Los descendientes del piloto del P-38
Dave Clark, nieto de Singer, rinde homenaje a su legado: “Warren es un héroe para nosotros, amado y recordado. Su historia no es solo la de un joven soldado; es la historia de una familia forjada en el breve tiempo compartido por Margaret y él. Nosotros, sus 12 descendientes, somos el testimonio viviente de su amor.”
La expedición de Bisciotti, en la que también participaron Alessandro Aulicino, Mariagrazia Antonaci, Pietro Amoruso y Giuseppe Iacomino, no solo ha rescatado un fragmento de la historia, sino que también ha proporcionado pistas valiosas para la Defense POW/MIA Accounting Agency (DPAA), que ahora está al tanto del hallazgo. Este descubrimiento no solo cierra un capítulo en la historia de una familia, sino que también nos recuerda las muchas vidas marcadas por la incertidumbre y la pérdida en el teatro de la guerra.