Sami Abu Zuhri afirmó que el grupo no aceptará entregar sus armas como parte de un posible acuerdo para un alto el fuego con Israel.
Hamás condiciona la paz a la retirada total israelí de Gaza
Durante una entrevista con Al-Jazeera, Sami Abu Zuhri, dirigente de Hamás, aseguró que el grupo se niega a desarmarse como parte del borrador negociador para un alto el fuego en Gaza. La propuesta, que fue calificada como una “línea roja” por el vocero, constituye la primera vez que se plantea formalmente esa exigencia en esta ronda de conversaciones indirectas.
El dirigente reiteró que Hamás rechaza de forma categórica esta condición, a la que calificó como “un millón de veces una línea roja”. Al mismo tiempo, indicó que el grupo está dispuesto a entregar todos los rehenes que aún mantiene si Israel acuerda un cese de hostilidades definitivo y retira por completo sus fuerzas de la Franja de Gaza.
Estas declaraciones se producen en el contexto de conversaciones indirectas entre las partes, con Egipto y Qatar como principales mediadores. La aparición de una cláusula sobre el desarme en el borrador representa un giro en la postura de Israel, que busca garantías a largo plazo para desactivar las capacidades militares de Hamás.
la guerra actual comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás ejecutó un ataque sorpresa en el sur de Israel, que dejó alrededor de 1,200 muertos y más de 250 secuestrados, según datos oficiales israelíes. En respuesta, Israel lanzó una operación militar de gran escala en Gaza, con el objetivo de eliminar a Hamás como amenaza armada.
El desarme de Hamás genera una ruptura en las negociaciones
La inclusión del desarme en el borrador actual de las negociaciones representa una novedad respecto a procesos anteriores, como los de 2014 o 2021, en los que no se abordó este punto de forma directa. Hamás ha construido su influencia en Gaza sobre su poder político y su estructura militar, que incluye cohetes, túneles y combatientes organizados.
Egipto comunicó a Hamás que no habrá acuerdo final sin abordar este tema, lo que, según medios como The Times of Israel, sugiere cierto respaldo entre los mediadores a la exigencia israelí. La cláusula, descrita por Abu Zuhri como parte de un “borrador israelí”, pone en evidencia una postura más firme por parte de Israel.
Datos clave sobre la guerra y la propuesta de desarme
- Hamás se niega a desarmarse, calificando la propuesta como “una línea roja”.
- Israel exige el desarme como condición para un acuerdo duradero.
- Hamás ofrece liberar a todos los rehenes a cambio de un alto el fuego permanente y retirada israelí.
- la guerra comenzó el 7 de octubre de 2023 con un ataque de Hamás que dejó 1,200 muertos en Israel.
- Más de 48,000 personas han muerto en Gaza, según el Ministerio de Salud local.
La negativa de Hamás a aceptar el desarme se alinea con su postura histórica. En marzo de 2025, Abu Zuhri reiteró que “las armas de la resistencia son un tema no negociable”, según PressTV. Otros dirigentes del grupo también han sostenido esta línea, pese a algunos comentarios ambiguos que luego fueron corregidos o desmentidos.
Desde el punto de vista del grupo, mantener su arsenal resulta crucial para su legitimidad ante su base en Gaza. La devastación causada por la guerra ha incrementado las tensiones internas, por lo que Hamás busca proyectar una imagen de firmeza ante sus seguidores, evitando cualquier señal de debilidad.
Además, la propuesta de liberar de forma simultánea a todos los rehenes busca presionar al gobierno israelí, al aprovechar la creciente demanda social por el regreso de los cautivos. Según cifras oficiales de marzo de 2025, Hamás aún retiene a 59 rehenes, de los cuales 24 estarían vivos.
Israel mantiene firme su exigencia del desarme como garantía
Desde la perspectiva israelí, un acuerdo que no incluya el desarme implicaría permitir que Hamás reconstruya sus capacidades militares. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha reiterado su rechazo a cualquier pacto que no contemple la eliminación total del brazo armado del grupo.
La presión en el interior de Israel también influye en esta postura. Según el Israel Democracy Institute, un 70% de la población apoya continuar las negociaciones si ello permite la liberación de los rehenes, aunque ello implique compromisos relevantes. No obstante, altos funcionarios como el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, han advertido que no respaldarán ningún alto el fuego sin garantías sobre el desmantelamiento de Hamás.
Israel evalúa el desarme como un requisito estratégico para evitar nuevos ataques. Analistas citados por The Jerusalem Post sostienen que conservar las capacidades militares permitiría al grupo lanzar acciones similares en el futuro, lo que representa un riesgo inaceptable para la seguridad nacional.
La insistencia en desarmar a Hamás responde también a una necesidad política interna, ya que diversos sectores de la coalición gobernante consideran inaceptable cualquier concesión que no contemple esa exigencia clave.
El estancamiento diplomático marca un punto crítico en el proceso
La delegación de Hamás abandonó recientemente las conversaciones en El Cairo, lo que evidencia un nuevo punto muerto en las negociaciones. Egipto había propuesto una liberación gradual de rehenes y una tregua temporal, opciones que fueron descartadas por Hamás al no implicar el fin total de la guerra.
Por su parte, Qatar expresó frustración por la falta de avances y suspendió su participación en la mediación en noviembre de 2024, según reportes de Reuters. El rol de estos países como intermediarios se ha visto limitado ante la firmeza de ambas partes.
Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, ha mantenido una línea de respaldo a Israel. Sin embargo, su enviado especial, Steve Witkoff, planteó prolongar la primera fase del alto el fuego, una sugerencia que Hamás también rechazó, según informó Al-Jazeera.
El uso de medios como Al-Jazeera para difundir estas posiciones refleja una estrategia comunicacional de Hamás. Al recurrir a un canal regional de gran alcance, el grupo busca reforzar su narrativa, tanto a nivel local como internacional, mientras enfrenta aislamiento regional por parte de actores como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que exigen su desarme como condición para cualquier arreglo.