El triángulo estratégico entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur se tensiona ante las capacidades avanzadas del ICBM norcoreano, el Hwasong-18, y las sombras de colaboración tecnológica rusa en su concepción.
Un firme compromiso trilateral
En un gesto de solidaridad y preocupación conjunta, líderes de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, reunidos en Camp David, refrendaron la importancia de una cooperación efectiva contra amenazas balísticas. Resaltaron la activación de un mecanismo de alerta y seguimiento en tiempo real para los lanzamientos de misiles procedentes de la RPDC.
Ante la creciente amenaza que se cierne en el horizonte, es vital agilizar dichos sistemas de monitoreo.
Estudios recientes del CSIS, cortesía de Theodore Postol, desvelan que el Hwasong-18 norcoreano es una joya tecnológica de propulsión a combustible sólido que podría tener más de un toque ruso en su ingeniería.
Rasgos del Topol-M en el Hwasong-18
Este misil balístico norcoreano presenta sorprendentes similitudes con el renombrado misil ruso Topol-M ICBM (SS-27 Mod 2). Diámetros semejantes y capacidades operativas coincidentes abonan a la teoría de una transferencia de conocimiento entre Pyongyang y Moscú.
Si consideramos la complejidad inherente al desarrollo de tecnologías de combustible sólido, la hipótesis de una colaboración rusa se vuelve cada vez más plausible. Un análisis técnico desvela que no solo es una coincidencia, sino una conexión directa entre el diseño del Hwasong-18 y el Topol-M.
Adicionalmente, la velocidad de desarrollo de este ICBM en Corea del Norte sugiere apoyo no de actores individuales, sino de una entidad con profundos recursos y experiencia.
Un aluvión de avanzados sistemas norcoreanos
La península coreana ha sido testigo de la rápida evolución de sistemas de armas norcoreanos. Se observa, por ejemplo, una versión norcoreana del misil balístico de corto alcance Iskander, que tiene ecos del sistema estadounidense MGM-140 ATACMS.
Además de este armamento, Pyongyang ha estado afinando su capacidad hipersónica y lanzacohetes de largo alcance. Estos desarrollos no emergen de la nada, y las pistas apuntan nuevamente hacia el norte, hacia Rusia.
Las sanciones impuestas a entidades rusas en los últimos años son una ventana al entramado de proliferación armamentística con destino a Corea del Norte.
El Hwasong-18, una amenaza transpacífica
El arsenal norcoreano ha sido tradicionalmente táctico y centrado en la península. Sin embargo, el Hwasong-18 es un juego diferente. Su alcance intercontinental y sus posibles capacidades le convierten en una amenaza directa para territorio estadounidense.
La rápida adquisición de este ICBM por parte de Kim Jong Un sugiere un esfuerzo coordinado para equipar a Corea del Norte no solo con sistemas tácticos, sino también con armamento estratégico. Estados Unidos, junto con sus aliados surcoreanos y japoneses, deben reconsiderar su enfoque defensivo.