El IA-58 Pucará, diseñado en Argentina en los años 60, destacó por su resistencia y potencia de fuego. Aunque fue clave en Malvinas, hoy queda en el olvido.
El desarrollo del Pucará y su propósito contrainsurgente
En 1966, la Fuerza Aérea Argentina (FAA) identificó la necesidad de un avión especializado en contrainsurgencia, capaz de operar en pistas cortas y zonas remotas. La Fábrica Militar de Aviones (FMA) respondió con el diseño del IA-58 Pucará, un bimotor turbohélice de ala baja que combinaba maniobrabilidad, resistencia y una considerable capacidad de ataque.
Las pruebas iniciales sin motor, realizadas en diciembre de 1967, confirmaron la estabilidad del diseño. Un año después, se construyó el primer prototipo, llamado “Delfín”, equipado con motores Garrett TPE 331. Finalmente, el 20 de agosto de 1969, el Pucará realizó su primer vuelo, iniciando un proceso de desarrollo que culminó con la versión de producción IA-58A, que voló por primera vez en 1974.
En 1970, se presentó un segundo prototipo con motores Turbomeca Astazou XVIG, que fueron adoptados para todas las unidades de producción debido a su mayor eficiencia. Con 14,25 metros de longitud y una envergadura de 14,5 metros, el IA-58A fue optimizado para misiones de ataque ligero y apoyo cercano. Su cabina en tándem blindada y los asientos eyectables protegían a la tripulación de fuego enemigo.

Características técnicas y armamento del IA-58 Pucará
A diferencia de los cazas a reacción, el Pucará no dependía de velocidad extrema, sino de su combinación de agilidad y potencia de fuego. Sus dos cañones Hispano-Suiza de 20 mm y cuatro ametralladoras Browning de 7,62 mm lo convertían en una amenaza para objetivos terrestres.
Con una velocidad máxima de 498 km/h a nivel del mar y hasta 754 km/h en picado, el Pucará se desempeñaba eficazmente en combate. Sus pilones bajo las alas y fuselaje permitían transportar hasta 1.620 kg de armamento, incluyendo bombas, cohetes y misiles.
Especificaciones del IA-58 Pucará
- Velocidad máxima: 498 km/h en vuelo nivelado.
- Techo de servicio: 10.000 metros.
- Armamento fijo: 2 cañones de 20 mm y 4 ametralladoras de 7,62 mm.
- Carga externa: Hasta 1.620 kg de bombas, cohetes y misiles.
- Motorización: 2 turbohélices Turbomeca Astazou XVIG.
El papel del Pucará en la Guerra de Malvinas
Durante la Guerra de Malvinas en 1982, Argentina desplegó 24 unidades en las islas para misiones de ataque terrestre y defensa. Su capacidad para operar desde pistas rudimentarias, como en Goose Green y Pebble Island, le dio una ventaja operativa en un entorno de infraestructura limitada.

El 28 de mayo de 1982, dos Pucarás lograron la única victoria aérea confirmada de Argentina en la guerra, derribando un helicóptero británico Westland Scout. Sin embargo, ese mismo día, uno de los aviones se estrelló y otro fue abatido. Los británicos identificaron la amenaza del Pucará y lanzaron ataques con Sea Harriers y fuerzas especiales para neutralizarlos.
Al final de la guerra, 11 unidades fueron capturadas, y seis de ellas terminaron en museos británicos. Las imágenes de Pucarás destruidos en Pebble Island evidencian la intensidad de estos combates.
Uso en conflictos internos y su exportación limitada
Antes de Malvinas, el Pucará ya había demostrado su valía en operaciones internas de Argentina en los años 60 y 70. Fue utilizado contra insurgencias y actividades ilícitas en zonas rurales y montañosas, donde su capacidad para despegar desde pistas improvisadas resultó esencial.
El interés internacional por el Pucará llevó a su exportación a países como Sri Lanka, Colombia y Uruguay, donde fue empleado en misiones de combate y seguridad. Sin embargo, su éxito en el mercado fue limitado debido a la competencia con aviones más avanzados y restricciones económicas en Argentina.

El retiro del Pucará y su legado en la aviación
La producción del IA-58 Pucará cesó en 1999, con un total de 110 unidades construidas. En 2019, la Fuerza Aérea Argentina retiró oficialmente el modelo del servicio activo, aunque algunos fueron adaptados bajo el programa IA-58 Pucará Fénix para tareas de patrullaje.
Este avión representa un hito en la ingeniería aeronáutica argentina, destacando por su robustez, adaptabilidad y potencia de fuego. Su papel en Malvinas y su uso en operaciones contrainsurgentes demuestran que fue más que un simple turbohélice: fue una pieza clave en la estrategia de defensa argentina.
Aunque hoy ha sido relegado al olvido, el Pucará sigue siendo un símbolo de la capacidad de Argentina para diseñar soluciones innovadoras con recursos limitados. Su historia merece ser recordada como parte del legado de la aviación militar sudamericana.