El documental de la Fundación Heritage “33 Minutes” puede no ser la película más alegre de la temporada navideña, pero su advertencia al público estadounidense sobre el riesgo de un ataque nuclear no podría ser más oportuna.
En los últimos años, los misiles de Corea del Norte han aumentado su alcance y capacidad. El misil más reciente que ha probado, el Hwasong-15, puede alcanzar cualquier lugar del territorio continental de Estados Unidos. Este es un desarrollo profundamente alarmante.
Cuando el documental se estrenó en 2007, y luego se actualizó en 2016, la idea de que un misil balístico intercontinental norcoreano pudiera alcanzar todo Estados Unidos seguía siendo una posibilidad temible pero todavía no realizada.
Ahora que Corea del Norte ha señalado su intención de continuar desarrollando misiles balísticos de largo alcance capaces de amenazar a Estados Unidos con cabezas nucleares, es aún más importante que la Revisión de Defensa de Misiles Balísticos de la administración Trump financie una defensa integral contra misiles.
El título del documental, “33 Minutos”, se refiere a la máxima cantidad de tiempo que el gobierno de Estados Unidos tendría para responder a un misil balístico intercontinental entrante desde cualquier parte del mundo. Más allá de mostrar este corto tiempo de respuesta, la película describe vívidamente la amenaza de un ataque nuclear y sus consecuencias destructivas.
La primera y más conocida forma de ataque es el uso de un arma nuclear para destruir físicamente una ciudad importante como Nueva York. La segunda es el uso de dicha arma para generar un pulso electromagnético.
La bomba que arrasó gran parte del centro de Hiroshima, Japón, en 1945 tenía un rendimiento explosivo de 15 kilotones. La prueba nuclear de Corea del Norte en octubre fue el equivalente a 250 kilotones de TNT.
Como se observa en la narración de la película, los ataques terroristas del 11 de septiembre, en los que se utilizaron aviones comerciales como armas, causaron 3.000 muertes y 80.000 millones de dólares en daños. Una bomba nuclear lanzada sobre Manhattan causaría cientos de miles de bajas y trillones de daños.
La segunda gran preocupación mencionada por la película es la de un ataque de pulso electromagnético.
En este escenario, una bomba nuclear es detonada a cientos de millas por encima de los Estados Unidos, enviando una amplia ráfaga de electrones. En cuestión de segundos, la red eléctrica de la nación y casi todo lo que funciona con electricidad; por ejemplo, los dispositivos electrónicos como teléfonos, el servicio de Internet, la energía eléctrica, las baterías de los automóviles, incluso los controles de los aviones, podría ser interrumpido o dañado permanentemente en todo el territorio continental de los Estados Unidos.
Los expertos no están de acuerdo en lo destructivo que sería un ataque de pulso electromagnético nuclear, ya que ningún estado lo ha intentado nunca. Lo que está claro es que Estados Unidos ha tomado pocos pasos para defender proactivamente su red eléctrica de este tipo de ataque.
Un sistema integral de defensa con misiles en capas es una de las mejores maneras de proteger a los Estados Unidos de un ataque con misiles balísticos. En 2017, el 71 por ciento de los estadounidenses dijo que la amenaza de los misiles nucleares de Corea del Norte debe tomarse muy en serio, según una encuesta de Pew.
Aunque Estados Unidos ha aumentado constantemente su número de interceptores terrestres de medio recorrido y ha incrementado el número de buques de guerra equipados con interceptores de misiles, es necesario hacer más.
Los Estados Unidos no han llevado a cabo ningún programa serio de defensa contra misiles en fase de impulso o basado en el espacio. Detuvo el programa de vehículos de matanza múltiple que habría hecho que los interceptores actuales fueran más eficientes y efectivos.
A medida que la administración Trump revisa la política de defensa contra misiles de los Estados Unidos, tiene una valiosa oportunidad de corregir estas fallas.
“33 Minutos” describe el peor escenario para un ataque nuclear con misiles lanzado contra los Estados Unidos. Evitar que este escenario se convierta en realidad depende, en parte, de que financiemos completamente nuestro aparato de defensa antimisiles e invirtamos en tecnologías avanzadas que ayuden a proteger a los estadounidenses del tipo de devastación que hasta ahora hemos evitado.