Las instalaciones manufactureras de la Unión Soviética, destacando la emblemática fábrica de Uralvagonzavod en Nizhny Tagil, se embarcaron en la producción del tanque T-54B por un lapso cercano al año desde 1957.
Este vehículo blindado, con un peso de 40 toneladas y capacidad para albergar a cuatro tripulantes, destacaba por su cañón principal de 100 mm, un sistema de proyección infrarroja y un blindaje de acero con espesor de hasta 200 mm, sirviendo como solución temporal previa al lanzamiento del avanzado T-55 en 1958.
Hasta el umbral del milenio, el ejército ruso mantuvo en servicio los últimos modelos T-54. Por aquel entonces, la única manera de contemplar un T-54 en Rusia era a través de las exhibiciones museísticas.
Sin embargo, el curso de la historia militar tomó un giro cuando las fuerzas armadas de Ucrania lograron destruir o capturar 2.600 tanques rusos en el curso de los primeros dos años del conflicto extendido entre Rusia y Ucrania.
Ante la incapacidad del Kremlin de incrementar significativamente la producción de tanques nuevos, se vio obligado a reintegrar al servicio activo cualquier tanque que se encontrase en condiciones operativas dentro de sus arsenales, incluidos los T-54B con más de seis décadas de antigüedad.
Reincorporación de reliquias de guerra a la vanguardia del conflicto

En la actualidad, para visualizar un T-54 sin la necesidad de enfrentarse directamente en combate, una opción sería unirse a la 79ª Brigada de asalto aéreo de Ucrania, estacionada en Novomykhailivka, en el sector oriental ucraniano.
Dicha brigada, junto a la contigua 116ª Brigada Mecanizada, ha dedicado meses a la defensa de Novomykhailivka frente a los avances de la 155ª Brigada de Infantería Naval de Rusia y, al menos, un regimiento de fusileros motorizados en proximidades.
La 155ª Brigada, marcada por la adversidad, ha sido reconstituida en múltiples ocasiones tras sufrir severas pérdidas en dos años de intensos enfrentamientos. Actualmente, esta brigada se encuentra mayormente integrada por reclutas con escasa experiencia, equipados con material bélico que parece extraído de otra época: tanques T-54 y T-62, además de los vehículos blindados de transporte BTR-50, incluso más antiguos que los T-54.
Cabe destacar que, a pesar de la antigüedad del material bélico de la 155ª Brigada, esto no menoscaba su capacidad combativa. Un tanque, independientemente de su edad, sigue siendo un activo relevante en el campo de batalla. El desafío reside en que esta unidad se enfrenta a formaciones ucranianas modernas y adecuadamente armadas, dotadas de drones explosivos y misiles antitanque Javelin, entre los más eficaces del arsenal ucraniano.
Un reciente asalto ilustra esta dinámica: un convoy liderado por un T-54, seguido de otro tanque y tres tractores blindados MT-LB —algunos improvisadamente reforzados con troncos como protección anti-drones— avanzaba lentamente hacia Novomykhailivka. La intervención de drones y misiles Javelin de la 79ª Brigada neutralizó rápidamente a la formación, con el T-54 siendo el primero en ser inmovilizado.
Imágenes captadas por drones ucranianos documentaron el intento de huida de las tripulaciones de los MT-LB, con dos de ellos colisionando y solo uno logrando retirarse exitosamente del área junto a varios soldados en retirada acelerada.
El implacable asedio de Novomykhailivka: Un reflejo de perseverancia
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A pesar de la notoria vejez de los equipos desplegados por Rusia en el campo de batalla, lo realmente destacado en la contienda por Novomykhailivka es la capacidad de las fuerzas rusas de lograr avances significativos, aunque estos sean meramente efímeros. Recientemente, un valiente infante de la 155ª Brigada consiguió izar una bandera rusa a 2.000 pies dentro del perímetro de este enclave de 1.5 kilómetros de amplitud.
No obstante, la simple presencia de un estandarte no garantiza la consolidación del territorio, y no existen evidencias firmes que sugieran que las tropas rusas hayan logrado establecer posiciones fortificadas en Novomykhailivka. Su estrategia parece girar en torno a ataques reiterados que, tras ser repelidos, obligan a una reorganización y a nuevos intentos de asalto, en un ciclo que incrementa sus bajas y parece retrotraer su estructura organizativa y de equipamiento varias décadas atrás.
Es el dominio ruso en los ámbitos aéreo y de artillería lo que les facilita avanzar en el campo de batalla.
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Con un elevado coste en aeronaves y vidas de pilotos, la aviación rusa ha llevado a cabo lanzamientos de hasta un centenar de bombas planeadoras KAB diariamente, muchas de las cuales han caído sobre Novomykhailivka. Estas bombas, de 1.100 o 3.300 libras, poseen una carga explosiva capaz de demoler edificaciones o búnkeres.
Paralelamente, las unidades de artillería rusa han desplegado una cantidad de proyectiles hasta cinco veces superior a la de sus contrapartes ucranianas, una situación exacerbada desde que ciertos sectores republicanos en el Congreso de EE. UU., con inclinaciones prorrusas, decidieron cortar la ayuda militar a Ucrania desde octubre.
Frente a este desafío, Ucrania no se ha quedado de brazos cruzados. Las fuerzas armadas ucranianas han logrado derribar aviones de combate rusos y, gracias principalmente a una iniciativa checa, han conseguido suministrar un millón de proyectiles nuevos al frente.
La 155ª Brigada de Rusia, con sus tanques septuagenarios, enfrenta una batalla cuesta arriba por retener el control en Novomykhailivka. Si las fuerzas ucranianas logran neutralizar tanto los bombardeos como la superioridad artillera rusa, el esfuerzo de la brigada podría resultar vano. Y así, los T-54, que pasaron del museo al campo de batalla, podrían terminar su servicio sin haber logrado alterar el curso del conflicto.