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Portada » Zona de guerra » Japón arma sus F-2 con el misil antibuque ASM-3A

Japón arma sus F-2 con el misil antibuque ASM-3A

26 de mayo de 2025

Japón inicia en 2025 el despliegue del misil supersónico ASM-3A en cazas F-2, fortaleciendo su defensa marítima en el Indo-Pacífico.

Misil ASM-3A eleva capacidades de ataque marítimo japonés

La Fuerza de Autodefensa Aérea de Japón (JASDF) comenzará a desplegar el misil supersónico aire-barco ASM-3A en sus aviones de combate Mitsubishi F-2 a partir del año fiscal 2025, según anunció un oficial de la JASDF en la exposición DSEI Japan 2025, celebrada en Chiba del 21 al 23 de mayo. Mitsubishi Heavy Industries (MHI), encargado del desarrollo, entregará un número no revelado de estos misiles antes de finales de 2025, marcando un avance significativo en la capacidad de Japón para contrarrestar amenazas marítimas en el Indo-Pacífico. Este despliegue responde a un entorno estratégico cada vez más tenso, donde potencias regionales modernizan sus flotas navales y sistemas de defensa.

El ASM-3A, una versión mejorada del misil ASM-3, ofrece un alcance extendido y mayor capacidad de supervivencia frente a defensas navales avanzadas. Diseñado para ataques de precisión a alta velocidad, el misil alcanza velocidades superiores a Mach 3, lo que reduce el tiempo de reacción de los sistemas defensivos enemigos. Aunque el alcance oficial permanece clasificado, estimaciones basadas en fuentes abiertas sugieren que puede golpear objetivos entre 300 y 400 kilómetros, superando los aproximadamente 200 kilómetros del modelo original. Esta mejora permite a los cazas F-2 realizar ataques de largo alcance, manteniéndose fuera del alcance de los sistemas antiaéreos embarcados.

El desarrollo del ASM-3A comenzó como una respuesta a las limitaciones del ASM-3, que, aunque innovador, no cumplía con los requisitos operativos frente a las defensas navales modernas. En lugar de producir en masa el modelo inicial, el Ministerio de Defensa de Japón optó por un refinamiento tecnológico, dando lugar al ASM-3 (modificado) y, finalmente, al ASM-3A. Este proceso refleja el enfoque metódico de Japón para alinear sus capacidades de defensa con las amenazas emergentes, especialmente en el contexto de la modernización militar de países vecinos.

El núcleo del ASM-3A es su sistema de propulsión por estatorreactor integrado. Tras el lanzamiento, un propulsor de combustible sólido acelera el misil, que luego transita a un motor estatorreactor alimentado por combustible líquido, permitiendo sostener velocidades supersónicas. La mayor autonomía se atribuye a un diseño optimizado que incrementa el volumen de combustible y mejora la eficiencia del motor. Este sistema asegura una rápida aproximación al objetivo, minimizando la ventana de oportunidad para contramedidas defensivas.

F-2 de Japón

Datos clave del misil ASM-3A y su integración en el F-2

  • Velocidad: Supera Mach 3, aproximadamente 3,700 km/h, ideal para ataques rápidos.
  • Alcance estimado: Entre 300 y 400 km, duplicando el alcance del ASM-3 original.
  • Propulsión: Estatorreactor integrado con propulsor inicial de combustible sólido.
  • Plataforma: Caza Mitsubishi F-2, con capacidad para múltiples configuraciones de armamento.
  • Despliegue: Inicio en el año fiscal 2025, con entregas antes de diciembre.

El Mitsubishi F-2, plataforma principal para el ASM-3A, es un caza polivalente desarrollado en colaboración con Lockheed Martin, basado en el F-16 Fighting Falcon. Incorpora mejoras específicas, como un ala 25% más grande para mayor maniobrabilidad, materiales compuestos para reducir peso y firma radar, y un radar AESA J/APG-1, pionero en su época. Con 94 unidades en servicio desde el año 2000, el F-2 es esencial para misiones de superioridad aérea y ataque marítimo, y su capacidad para operar armas de separación como el ASM-3A refuerza su rol en la proyección de poder naval de Japón.

El ASM-3A proporciona a la JASDF una ventaja operativa al permitir ataques desde distancias seguras, más allá del alcance de sistemas antiaéreos como los desplegados en buques modernos. Esta capacidad es crucial en un entorno donde potencias regionales, como China, han desplegado sistemas de misiles avanzados capaces de desafiar las defensas japonesas. La velocidad y alcance del ASM-3A aseguran que los cazas F-2 puedan neutralizar amenazas marítimas con mínima exposición al fuego enemigo.

Modernización de la defensa japonesa en el Indo-Pacífico

El despliegue del ASM-3A se inscribe en un esfuerzo más amplio de modernización de las capacidades de defensa de Japón. Además del ASM-3A, la JASDF está integrando el Joint Strike Missile (JSM) en sus cazas F-35 y el Long-Range Anti-Ship Missile (LRASM) en los aviones F-15J y F-15DJ modernizados. Esta combinación de misiles aire-barco diversifica las opciones tácticas de Japón, permitiendo enfrentar una amplia gama de escenarios marítimos, desde enfrentamientos de alta intensidad hasta operaciones de disuasión.

Paralelamente, el Ministerio de Defensa ha adjudicado a Mitsubishi Heavy Industries un contrato de 32 mil millones de yenes (unos 216 millones de dólares) para desarrollar un nuevo misil de precisión de largo alcance, compatible con lanzadores Tipo 12, con entrada en servicio prevista para 2032. Este proyecto complementa el ASM-3A y refuerza la capacidad de Japón para proyectar poder en superficies marítimas y terrestres.

F-2 de Japón

El ASM-3A también destaca el papel de Mitsubishi Heavy Industries como pilar de la industria de defensa japonesa. La empresa no solo lidera el desarrollo del ASM-3A, sino que también participa en el programa Global Combat Air Programme (GCAP), una colaboración con Reino Unido e Italia para desarrollar un caza de sexta generación. Este proyecto, que podría estar operativo para el verano de 2025, subraya la ambición de Japón de mantenerse a la vanguardia tecnológica en defensa.

El contexto estratégico del Indo-Pacífico impulsa estas iniciativas. La modernización de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China, junto con el despliegue de misiles avanzados como los de la Fuerza de Cohetes, plantea desafíos significativos para la seguridad marítima de Japón. Además, las tensiones en torno a Corea del Norte y su programa de misiles balísticos refuerzan la necesidad de capacidades de ataque de largo alcance. El ASM-3A, combinado con otras plataformas y armamentos, posiciona a Japón para disuadir agresiones y proteger sus intereses marítimos.

Impacto del ASM-3A en la estabilidad regional

El despliegue del ASM-3A fortalece la postura de disuasión de Japón, enviando una señal clara a las potencias regionales sobre su capacidad para responder a provocaciones marítimas. La combinación de velocidad, alcance y precisión del misil asegura que las fuerzas navales hostiles enfrenten un riesgo significativo al operar dentro del alcance de los cazas F-2. Esta capacidad es particularmente relevante en áreas disputadas, como el mar de China Oriental, donde Japón mantiene intereses estratégicos.

La cooperación con Estados Unidos sigue siendo un pilar de la estrategia de defensa japonesa. Aunque el ASM-3A es un desarrollo indígena, Japón depende de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) proporcionados por Estados Unidos para optimizar su cadena de ataque. Además, la adquisición de misiles Tomahawk y el apoyo a programas como el Hyper Velocity Gliding Projectile (HVGP), con una venta militar de 200 millones de dólares aprobada en marzo de 2025, reflejan la interoperabilidad entre ambos países.

El ASM-3A no solo mejora la capacidad de Japón para contrarrestar amenazas inmediatas, sino que también establece un precedente para futuros desarrollos de armamento. La experiencia adquirida en su diseño y producción podría aplicarse a otros sistemas de misiles, incluidos los hipersónicos, que Japón planea introducir a finales de la década de 2020. Este enfoque asegura que la JASDF mantenga una ventaja tecnológica en un entorno de rápida evolución.

A medida que Japón avanza en el despliegue del ASM-3A, su impacto en la dinámica de seguridad del Indo-Pacífico será observado de cerca. La combinación de capacidades avanzadas, plataformas probadas como el F-2 y una industria de defensa robusta posiciona a Japón como un actor clave en la promoción de la estabilidad regional, mientras protege sus intereses nacionales frente a un panorama de amenazas en constante cambio.

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