Explorando la veracidad tras el reclamo de Rusia sobre su supuesta revolución armamentística con el misil hipersónico Kinzhal, un estudio adentra en la realidad de este armamento.
El Kinzhal: ¿Un Caballo de Troya en la Carrera Armamentística?
En el despertar de marzo 2022, los ecos del Kremlin anunciaron con pompa la primicia operativa del misil hipersónico Kh-47M2 Kinzhal, un proyectil lanzado sobre un bastión de armamento en la región ucraniana de Ivano-Frankivsk. Un primer golpe con este titán de la guerra, aunque no tan monumental como se pregonó.
El rugir del Kinzhal despliega un estruendo hipersónico, aunque su linaje rastrea sus raíces no a los vanguardistas laboratorios de armas del siglo XXI, sino a los planos de misiles balísticos aéreos de la década de los ochenta. Su fulgor es incandescente, más no es novedoso.
Después del rugido inicial del anuncio, el mundo se inundó de imágenes presuntamente mostrando el asalto del Kinzhal, como un heraldo del nuevo orden armamentístico. Un engaño desplegado a través de las ondas.
El Engaño Hipersónico: Revisitando las Verdades de la Velocidad
Hipersónico, un vocablo que evoca la majestuosidad de un halcón peregrino a velocidad terminal, se refiere a aquellos que surcan los cielos a velocidades que eclipsan a Mach 5, equivalente a 3.836 millas por hora. Este término, con tintes de ciencia ficción, ha sido apropiado para describir la última generación de armas que emergen en el panorama global. Pero el Kinzhal, aunque veloz, no es parte de esta nueva alborada.
A pesar de las promesas que rodean la palabra hipersónica, su encanto radica más en su potencial que en la velocidad misma. Las verdaderas armas hipersónicas buscan aprovechar esta velocidad desenfrenada para reinventar cómo se alcanzan objetivos estratégicos. Kinzhal, en contraste, no se inclina por esta innovación.
Estados Unidos ha sido acusado de arrastrarse en la sombra de Rusia en la carrera hipersónica, un juicio inflado por malentendidos y manipulaciones alrededor de armas como el Kinzhal. Pero la verdad yace en que este proyectil es un lobo en piel de cordero.
Separando la Realidad de la Ficción en el Mundo Hipersónico
Hipersónico, un término que parece forjado en las fraguas de un futuro lejano, ha engendrado una visión de la tecnología de armas que roza el ámbito de la ciencia ficción. Pero la realidad es menos cinematográfica y más prosaica: el vuelo hipersónico ha sido parte del arsenal humano por décadas.
La asociación con armas avanzadas y la connotación vanguardista del término han ayudado a sembrar una imagen engañosa de estas tecnologías, poniendo en un pedestal a proyectiles como el Kinzhal, una máquina de guerra más antigua de lo que sugiere su estridente nombre hipersónico.
Más allá de los titulares y la retórica, es probable que ya estés familiarizado con plataformas hipersónicas, aunque no las reconozcas por su verdadero nombre. La novedad no siempre implica invención, y el Kinzhal es la prueba viviente de esta verdad militar.
Hipersónico: ¿Un verdadero enemigo o simplemente un desafío aerodinámico?
A la velocidad hipersónica, el aire se torna un rival formidable, amenazando con desgarrar y calcinar los materiales estándar de las naves y misiles por la brutal fricción y presión generada. Pero esta barrera no es inviolable. Como el fénix, el transbordador espacial desafió a Mach 25, es decir, más de 17.500 millas por hora, durante sus reentradas atmosféricas, surgiendo indemne del bautismo ígneo.
La nave espacial X-37B de la Fuerza Aérea, cuyos secretos quedan resguardados bajo el sello de lo confidencial, también revolotea a estas estrepitosas velocidades. Casi todas las naves espaciales y misiles balísticos que hemos impulsado al éter estelar han sido, y continúan siendo, hipersónicos por naturaleza.
Esto significa que el arsenal nuclear de Estados Unidos, repleto de misiles balísticos intercontinentales, los Kinzhals de Rusia, e incluso los cohetes reutilizables Falcon 9 de Elon Musk, comparten el halo de hipersónico. En realidad, el Kinzhal ruso tiene más parentesco con estos vetustos contendientes que con las armas hipersónicas emergentes que Rusia, China y Estados Unidos compiten por desplegar.
La Herencia del Kinzhal: Un Vistazo a su Linaje
El Kh-47M2 Kinzhal, o Daga en la lingüística eslava, es un misil balístico aéreo que hereda su diseño de una arma de la década de 1980. En 2017, se desveló como parte del servicio operativo ruso, una revelación hecha en 2018. No es una creación de nueva factura, sino una reinvención del 9K720 Iskander, un misil balístico de corto alcance lanzado desde tierra, equipado con un sistema de guía reformado para operaciones aéreas.
El nacimiento del Iskander data de 1988, pero su desarrollo sufrió retrasos continuos, originados por la disolución de la Unión Soviética, postergando su primer vuelo de prueba completo hasta 1998. Entre 1998 y 2005, se efectuaron 13 lanzamientos de prueba desde el campo de pruebas de Kasputin Yar en Rusia, y el arma finalmente entró en servicio operativo en 2006.
Tanto el Kinzhal como el Iskander logran velocidades hipersónicas mediante una trayectoria de vuelo casi balística que nunca sale de la atmósfera, maniobrando a lo largo de su ruta para eludir interceptaciones. Sin embargo, aunque el Iskander y el Kinzhal son armas balísticas competentes, se alejan mucho de las armas punteras citadas en las conversaciones sobre misiles hipersónicos. De hecho, el Kinzhal se asemeja más a una iniciativa de la NASA de 2006 que buscaba reutilizar misiles AIM-54 Phoenix retirados para realizar pruebas de vuelo hipersónico.
El Kinzhal y el Phoenix: Un Dúo Inesperado
El Kinzhal, con su cuna en los años 80, resulta un pariente improbable de la iniciativa de la NASA del 2006 que buscaba aprovechar los misiles Phoenix en desuso para incursionar en el territorio hipersónico. Sin embargo, tanto el diseño como la filosofía detrás de estas máquinas de guerra son sorprendentemente similares.
Ambos son artefactos de la Guerra Fría remodelados para un nuevo propósito, abarcando décadas de historia aeronáutica y espacial. Son reflejos de la innovación necesaria en la carrera armamentística, y demuestran cómo el ingenio humano puede desafiar la concepción de lo que es moderno y avanzado.
El Kinzhal, aunque pueda parecer una joya de la tecnología hipersónica, es en realidad una reliquia del pasado adaptada para el presente. No obstante, esta adaptación y su impresionante velocidad no deben restar mérito a su capacidad para cumplir su propósito: la rápida y eficaz entrega de munición, una capacidad que sigue siendo crítica en la guerra moderna.
Phoenix Ascendente: La Bestia Hipersónica de la NASA
El AIM-54 Phoenix, un diminuto caballo de batalla, latía en su corazón con un motor cohete de propulsión sólida, ardiendo a una velocidad vertiginosa de Mach 4.3 en su modalidad aire-aire. Su hazaña, no obstante, no se limitó a los cielos. Al ajustar su arco de vuelo y liberándolo con un impulso poderoso, la NASA anticipó que el Phoenix podría superar la barrera hipersónica de Mach 5 con audacia y precisión.
Pero el objetivo no era armar a la próxima generación de aves de guerra. Era un propósito más noble: desvelar los misterios del vuelo hipersónico y empujar los límites de la ciencia aérea.
El Phoenix, a pesar de su tamaño, era un espectáculo para contemplar, una pluma brillante en la gorra de la investigación aeroespacial.
Kinzhal: El Emisario Balístico del Este
En contraste, el Kh-47M2 Kinzhal ruso, una bestia más grande, alberga en su vientre un motor cohete de combustible sólido de mayor calibre. Al igual que el Phoenix, el Kinzhal opera en la misma premisa, apostando por la propulsión de cohetes y una trayectoria balística suprimida.
A lo largo del tiempo, el Kinzhal se ha convertido en un emblema de la potencia militar rusa, un recuerdo constante de su influencia en los cielos y más allá.
El Kinzhal, sin embargo, no es una excepción. Ha habido otros intentos de lanzar misiles balísticos desde el aire, como el exitoso lanzamiento del Minuteman I de la USAF en 1974 desde un C-5.
El Camino del Arma Hipersónica: Entre el Cielo y el Infierno
A pesar de las proezas tecnológicas, la sombra de la escalada nuclear a menudo se cierne sobre estos proyectos. Es casi imposible distinguir entre un misil balístico con cargas nucleares y uno con armamento convencional. Es una danza delicada que tiene el potencial de encender los fuegos del Armagedón.
En consecuencia, estos lanzamientos de misiles balísticos aéreos se han mantenido en un mínimo absoluto, salvaguardando contra el espiral apocalíptico de una guerra nuclear.
Esta es la realidad sombría que se esconde detrás de las hazañas de velocidad y potencia de los misiles hipersónicos.
Categorizando la Nueva Generación de Armas Hipersónicas
La discusión actual sobre armas hipersónicas gira generalmente en torno a dos tipos: los vehículos de planeo hipersónicos (HGV) y los misiles de crucero hipersónicos. China, Rusia y los Estados Unidos están a la vanguardia de su desarrollo y despliegue.
Los HGV no son muy diferentes de las cabezas nucleares de los misiles balísticos de largo alcance, al menos al principio de su trayectoria de vuelo. Son transportados a la atmósfera a través de cohetes propulsores de alta velocidad, a menudo no tan alto como los misiles balísticos intercontinentales.
Posteriormente, el misil despliega uno o más HGV que usan el impulso y sus superficies de control para navegar su descenso de alta velocidad hacia sus objetivos.
El Avangard: Vehículo de Planeo Hipersónico y el Arsenale Moderno
Como escultura de Vulcan, el dios romano de la forja, el arsenal ruso despliega su imponente Vehículo de Planeo Hipersónico, el Avangard, que aguarda su debut sobre el tablero de ajedrez nuclear, el ICBM RS-28 Sarmat. No lejos, la dama china mueve sus piezas, y su arma antibuque DF-ZF se une al juego hipersónico. A su vez, Estados Unidos, forja en su crisol bélico su Conventional Prompt Strike y el Arma de Respuesta Rápida Aerolanzada AGM-183 (ARRW), aun en pañales, en la incubadora del desarrollo armamentístico.
Los misiles de crucero hipersónicos parecen ser los nuevos gladiadores de esta arena global, alimentados por el moderno león de la propulsión, el scramjet, o ramjet supersónico de combustión. Este corcel de batalla, heredero de la antigua tecnología ramjet, tiene la hazaña de permitir la combustión a velocidades supersónicas, una virtud que solo despierta al alcanzar su galope máximo. Para desatar su verdadero potencial, los misiles hipersónicos requieren el empuje inicial de un cohete o de una aeronave de alta velocidad.
Los misiles de crucero hipersónicos, una vez lanzados, danzan en el aire como sus homónimos tradicionales, trazando rutas horizontales y maniobrando con la agilidad de un halcón en pleno vuelo. Sin embargo, en esta sinfonía de destrucción, la complejidad y costos de su construcción entonan una nota discordante. Hasta el día de hoy, ningún maestro de la forja ha logrado la gesta de lanzar exitosamente un arma movida por un scramjet.
Kinzhal, el Hiperespectro Ruso y el Mercado de las Armas
El Kremlin ondea su bandera “hipersónica” con el Kinzhal, un astuto truco de mercadotecnia en el letal bazar de la guerra. Un rótulo de hipersónico parecería atraer más miradas y abrir más billeteras.
El erario ruso, en su ronda habitual, tiende a detenerse en la estación de los 60,000 millones de dólares, una suma paralela a la de naciones como el Reino Unido. Sin embargo, el oso ruso, con una fuerza militar más voluminosa, debe ingeniárselas para alimentar su maquinaria bélica con un presupuesto más modesto.
Esta restricción monetaria ha arrastrado a Rusia a un tablero de ajedrez financiero, donde cada movimiento, cada decisión en la asignación de fondos, se convierte en una jugada estratégica.
El Misil Kinzhal: Un As bajo la Manga o Mera Ilusión?
La pregunta que cobra relevancia es: ¿El Kinzhal es realmente una joya en la corona del Kremlin, o simplemente un artificio para encandilar al mundo?
La estrategia rusa es una partida de ajedrez, donde cada movimiento está medido, cada pieza tiene un propósito. ¿Será el Kinzhal una torre de fuerza o simplemente un peón en la estrategia rusa?
Quizás este truco del mago ruso sea una jugada magistral, engañando a la audiencia con su astucia. Pero para el observador astuto, la verdadera cuestión es discernir la realidad detrás del truco, desenmascarar la verdad tras la ilusión.
El Eslabón Perdido de la Defensa Rusa: De la Realidad a la Ilusión
Rusia, el coloso eslavo, ha decidido fundir sus recursos en forjar una armada defensiva de propaganda, una máquina de marketing bélico que vende ferozmente armamento y tecnología al extranjero. La caduza economía rusa, ya en estado crítico por la infección de sanciones internacionales, pone en la cuerda floja su capacidad para reformar su alianza militar.
No obstante, persiste, desafiante, financiando la fabricación de nuevas armas y sistemas; apuestas audaces que buscan captar la atención del mundo, mientras sus armaduras envejecen, presa de la obsolescencia.
La maquinaria de guerra rusa es incapaz de engrasar la producción masiva de fieras aéreas como el caza furtivo Su-57 o colosos de acero como el tanque T-14 Armata, a menos que las billeteras extranjeras patrocinen la causa. En esta misión de seducción, la imagen proyectada es crucial: una Rusia que forja armas comparables, incluso superiores, a las de titanes como Estados Unidos y China.
El Engaño Hipersónico: Jugando con la Percepción de Poder
Así, Rusia, habilidosa en el arte del engaño, manipula las concepciones populares, tales como el término “hipersónico”, proyectando una fachada de fuerza militar siglo XXI a precio de saldo. En resumen, aspira a consolidar la financiación necesaria para realmente desplegar tecnología punta, vendiendo al Kinzhal y otras armas obsoletas o defectuosas como vanguardia militar.
Es cierto que se podría etiquetar al Kh-47M2 Kinzhal como misil hipersónico, pero con la misma veracidad podríamos colgar esa etiqueta al cohete V-2 de Hitler. Las armas hipersónicas actuales, como el DF-ZF chino o el misil de crucero de ataque hipersónico (HACM) de Estados Unidos (auna en desarrollo), son bestias de una especie totalmente diferente.
El Kinzhal: Un Caballo de Troya en el Paisaje Bélico Moderno
Más allá de su denominación, el Kinzhal juega un papel astuto en el juego de ajedrez bélico. Aparenta ser un peón en la batalla de la velocidad, pero en realidad, es un caballo de Troya, una ilusión cuidadosamente orquestada que sirve como una artimaña hipersónica en el arsenal de la percepción rusa.
El mundo está cautivado por su vuelo hipersónico, pero debajo de esa fachada, yace una realidad más siniestra y maquiavélica: la construcción de una narrativa que resalta el supuesto poderío ruso, un intento de engañar al mundo, cambiando la realidad por ilusiones de superioridad.
El Verdadero Objetivo del Kinzhal: No es la Velocidad, es la Percepción
Por tanto, el verdadero objetivo del Kinzhal no es alcanzar velocidades hipersónicas o liderar el juego de las armas de alta velocidad. Es, en cambio, un instrumento de manipulación, diseñado para alterar la percepción global del poderío militar ruso.
Rusia busca crear una imagen de dominio y superioridad, a pesar de los obstáculos económicos y tecnológicos que enfrenta. La táctica es inteligente y astuta, pero debajo de ella, el verdadero rostro del arsenal ruso espera ser revelado.
En última instancia, el Kinzhal es un elemento en un juego más amplio de engaño y percepción. Una herramienta de propaganda ingeniosamente disfrazada como un arma de vanguardia, en una carrera por asegurar la financiación y la influencia en el panorama bélico mundial.