La incorporación de 12 buques de guerra y cuatro submarinos marca un punto crucial para la Armada rusa en 2024.
En 2024, se espera que la Armada rusa se expanda considerablemente con la incorporación de 12 nuevos buques de guerra de superficie y cuatro submarinos, logrando además una completa sustitución de importaciones en la construcción naval pese a las sanciones internacionales. Este incremento representa un significativo aumento en la producción naval respecto a décadas pasadas. Recientemente, se añadió a la flota el submarino diésel-eléctrico clase Lada Kronshtadt, al cual se unirá próximamente el Velikie Luki. Estos submarinos de cuarta generación mejoran las capacidades de Rusia en operaciones antibuque, antisubmarino y de ataque con misiles.
Aunque Estados Unidos ha enfocado su atención en el tamaño de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China (PLAN), que actualmente es la mayor fuerza naval del mundo, no solo China podría ser motivo de preocupación. De acuerdo con informes del Kremlin, en 2024 la Armada rusa recibirá 12 buques de guerra de superficie y cuatro submarinos, y ha logrado la sustitución total de importaciones en la construcción de estos buques. La industrialización por sustitución de importaciones (ISI) es una política habitualmente implementada por países en desarrollo para fomentar el desarrollo interno y la autosuficiencia mediante la creación de un mercado doméstico.
Rusia ha enfrentado sanciones internacionales desde su invasión no provocada de Ucrania hace casi dos años. “Hemos alcanzado el 100 por ciento de sustitución de importaciones en la construcción de buques para la Armada rusa. Hoy en día, ninguna sanción puede afectar la construcción y puesta en servicio de buques de guerra”, afirmó esta semana a los periodistas el secretario de Estado y viceministro de Industria y Comercio ruso, Viktor Yevtukhov, según informó el medio estatal Tass. Yevtukhov añadió que en 2024 la Armada rusa podría ver la mayor cantidad de buques botados en décadas, afirmando que hace 20 años la puesta en servicio de un buque de guerra se consideraba un “acontecimiento exótico”, mientras que ahora es un hecho habitual.
Incremento significativo en la producción naval rusa
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En los últimos 10 años, la Armada rusa ha recibido solo 40 buques de superficie y 24 submarinos, mientras que una década antes, solo se construyeron tres submarinos. “La flota recibe prácticamente cada mes un buque de guerra de superficie o un submarino estratégico o diésel-eléctrico”, explicó el ministro. “La calidad del trabajo de los astilleros permite cumplir todos los plazos y construir los buques de guerra más modernos del mundo”.
A principios de este año, durante la ceremonia de izamiento de la bandera en el Astillero del Almirantazgo en San Petersburgo, el submarino diésel-eléctrico Kronshtadt de la clase Lada (proyecto 677) se unió oficialmente a la Armada rusa. El Ministerio de Defensa ruso anunció que el submarino se integró en la flotilla Kola de la Flota del Norte. “Es un día de gala para la Armada, ya que aceptamos un submarino de nueva generación basado en nuevos principios físicos y armado con poderosas armas. El submarino operará en una brigada de la Flota del Norte”, declaró en la ceremonia el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Nikolai Yevmenov, quien añadió que el nuevo submarino había demostrado su fiabilidad, maniobrabilidad y características de sigilo en las pruebas.
La ceremonia contó con la presencia de Yevtukhov, el comandante de la Flota del Norte, Alexander Moiseyev, y representantes de la Corporación Unida de Construcción Naval y del astillero. En los próximos meses, al Kronshtadt se le unirá al menos otro submarino de la clase Lada. “El submarino Velikie Luki se integrará a la Armada este año”, mencionó también Yevmenov a los periodistas. “Los constructores navales prometieron y están cumpliendo su palabra. Las pruebas están en curso”.
Nuevas incorporaciones a la flota de submarinos
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Todos los submarinos del Proyecto 677 operarán en la Flota del Norte. Los submarinos del Proyecto 677 son embarcaciones no nucleares de cuarta generación, diseñadas para realizar operaciones independientes contra buques de guerra de superficie y submarinos en áreas designadas, ataques con misiles de crucero a objetivos terrestres y defensa antisubmarina de zonas costeras. Tienen un desplazamiento en superficie de 1.750 toneladas, una eslora de 68 metros, una velocidad máxima bajo el agua de 21 nudos y una velocidad en superficie de 7 nudos.
Están armados con misiles Kalibr y seis torpedos de 533 mm, y son operados por una tripulación de 35 oficiales y marineros. Las características de estos submarinos, incluyendo su capacidad de sigilo y su armamento avanzado, representan una mejora significativa en las capacidades navales rusas. Estas adiciones a la flota reflejan un esfuerzo sostenido por modernizar y fortalecer la capacidad de disuasión de Rusia.
El desarrollo continuo y la integración de estos buques y submarinos subrayan la determinación de Rusia de mantener una presencia naval fuerte en el escenario internacional. A medida que estos submarinos se despliegan, la Armada rusa estará mejor equipada para llevar a cabo una amplia gama de misiones, desde la defensa costera hasta operaciones ofensivas estratégicas.
Objetivos estratégicos de la Armada rusa
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La modernización y expansión de la flota naval rusa es parte de una estrategia más amplia para reforzar la defensa nacional y proyectar poder en áreas clave. La capacidad de producir buques de guerra y submarinos modernos de manera autónoma permite a Rusia mitigar los efectos de las sanciones internacionales y continuar desarrollando su capacidad militar.
Este enfoque en la autosuficiencia y la modernización de la flota es una respuesta directa a las tensiones geopolíticas actuales y las necesidades de defensa del país. Al aumentar su capacidad de producción y mejorar la tecnología de sus buques, la Armada rusa busca asegurar su capacidad para enfrentar amenazas futuras y mantener la seguridad nacional.
Además, la expansión de la flota y la incorporación de nuevas tecnologías navales reflejan un compromiso continuo con el fortalecimiento de la capacidad militar de Rusia. Este esfuerzo está diseñado para garantizar que la Armada rusa pueda operar eficazmente en diversas regiones y condiciones, fortaleciendo su posición como una fuerza naval significativa a nivel mundial.
Perspectivas futuras de la Armada rusa
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Mirando hacia el futuro, la Armada rusa continuará enfocándose en la integración de tecnologías avanzadas y la expansión de su flota. Los recientes desarrollos en la producción y despliegue de buques y submarinos modernos demuestran un progreso constante hacia estos objetivos.
La capacidad de mantener y aumentar la producción de buques de guerra modernos es crucial para la estrategia de defensa a largo plazo de Rusia. Al asegurar la autosuficiencia en la construcción naval, Rusia puede adaptarse mejor a los cambios en el entorno geopolítico y a las amenazas emergentes.
En conclusión, la Armada rusa está en un camino de expansión y modernización significativo, con la incorporación de nuevos buques y submarinos que fortalecerán su capacidad operativa y su presencia en el escenario naval internacional. Este esfuerzo subraya la determinación de Rusia de mantener una fuerza naval robusta y adaptable para enfrentar los desafíos del futuro.