El 4 de enero, la fragata rusa Almirante Gorshkov, armada con el misil hipersónico Zircon (Tsirkon), zarpó para recorrer el océano Atlántico, el océano Índico y el mar Mediterráneo.
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, anunció el viaje a alta mar del Almirante Gorshkov en la ceremonia de entrada en servicio de combate de la fragata a través de videoconferencia. El presidente ruso, Vladimir Putin, también asistió a la ceremonia, informó la agencia estatal de noticias TASS.
El ministro de Defensa declaró que la fragata está equipada con misiles teledirigidos y destinada a actuar en aguas profundas y oceánicas.
Subrayó que los principales esfuerzos durante la campaña se centrarán en contrarrestar las amenazas de Rusia y mantener la paz y la estabilidad regionales junto con los países amigos”.
El presidente Putin anunció el 21 de diciembre que la fragata Zircon, equipada con misiles hipersónicos, entraría en servicio en enero de 2023. Ese mismo mes, la Flota del Norte declaró que el buque había completado los preparativos para un viaje de larga distancia.
En mayo de 2022, Rusia probó un misil hipersónico Zircon desde el Almirante Gorshkov en el mar de Barents y alcanzó con éxito el objetivo designado.
El misil hipersónico multipropósito Zircon, diseñado para atacar objetivos marítimos y terrestres, tiene un alcance de más de 1.000 kilómetros y puede viajar a una velocidad de Mach 9 (11.113 kilómetros por hora).
A principios de 2020, Rusia declaró que el Zircon había alcanzado la fase de fabricación en serie. El misil podría evadir incluso las defensas estadounidenses más avanzadas.
Todas las armas hipersónicas pueden evitar los sistemas convencionales de defensa antimisiles, ya que tienen una trayectoria balística atmosférica baja.
Dado que reducen considerablemente el tiempo que tarda el arma en alcanzar su objetivo y, por tanto, el tiempo que tienen los defensores para reaccionar, los misiles de crucero hipersónicos suponen nuevos retos operativos para las fuerzas rivales o adversarias en el mar y en tierra.
Ni el Ministro de Defensa ni la Flota del Norte especificaron el número de misiles hipersónicos Zircon que llevaría la fragata en este viaje.
El capitán Igor Krokhmal, oficial al mando del buque, informó de que estaba equipada con versiones antibuque y de ataque terrestre de la familia de misiles de crucero subsónicos Kalibr, que se han utilizado ampliamente contra objetivos dentro de Ucrania.
Las fragatas de la clase Almirante Gorshkov están equipadas con misiles de crucero, un cañón principal de 130 mm, el sistema de misiles tierra-aire S-350 navalizado Redut, los sistemas de armas cuerpo a cuerpo Palash y torpedos.
Actualmente hay tres de estos buques de guerra en la Armada rusa, y otros siete se encuentran en diversas fases de construcción y equipamiento. Se prevé que seis de ellos sean de un subtipo mejor, que probablemente incluirá, entre otras cosas, el doble de células de sistemas de lanzamiento vertical.
¿Podría el buque ruso chocar con buques de la OTAN?
No es la primera vez que un buque de guerra del Proyecto 22350 zarpa rumbo al Océano Atlántico. En abril de 2021, el Almirante Kasatonov, adscrito a la Flota del Norte rusa, completó las tareas de su primer despliegue de larga distancia en el mar Mediterráneo y entró en el océano Atlántico.
El viaje previsto del Almirante Gorshkov puede parecer más una proyección de poder que otra cosa, ya que se produce en un momento de creciente aislamiento geopolítico tras el inicio de su guerra total contra Ucrania en febrero de 2022.
Sin embargo, el viaje a alta mar también fue significativo cuando la OTAN, liderada por Estados Unidos, incrementó su actividad marítima en los océanos Mediterráneo y Atlántico para disuadir a Rusia.
Por ejemplo, el portaaviones más nuevo y avanzado de Estados Unidos, el USS Gerald R. Ford, comenzó su despliegue en el Atlántico Norte en octubre de 2022. Además, asumió el papel de buque líder de un grupo de ataque de portaaviones que incluía seis buques de países de la OTAN, varios buques de guerra estadounidenses y un submarino.
Posteriormente, en noviembre, las Armadas de la OTAN realizaron maniobras de un mes de duración en el Atlántico y el Mediterráneo. En estos ejercicios participaron cinco portaaviones y varios buques de guerra. Las actividades de los portaaviones abarcaron desde ejercicios antisubmarinos y de guerra aérea y transferencias de aviones de cubierta a cubierta hasta reabastecimiento en el mar.
En aquel momento, la portavoz de la OTAN Oana Lungescu declaró que los despliegues “demuestran nuestra capacidad para proyectar poder en toda la Alianza y reforzar rápidamente a los Aliados”.
En el contexto de la guerra de Rusia contra Ucrania, añadió: “Estos portaaviones contribuyen a la disuasión y ayudan a mantener abiertas nuestras líneas marítimas de comunicación. Nuestra fuerza envía un mensaje claro de que la OTAN protegerá y defenderá cada centímetro de territorio aliado”.
Así pues, podría ser probable que el Admiral Gorshkov ruso se cruzara con sus pares europeos durante su viaje a alta mar destinado a exhibir su fuerza. Sin embargo, el buque no podría participar en las operaciones contra Ucrania, ya que Turquía ha bloqueado la entrada de buques del Mar Mediterráneo al Mar Negro a través de los Dardanelos y el Bósforo.
Además, es poco probable que Rusia intente atacar a Ucrania desde el Mediterráneo o hacer algo para saltarse las decisiones y la autoridad turcas, dada la relación de amor-odio que comparte con Ankara.
Sin embargo, es significativo que el barco zarpe cuando la guerra se ha recrudecido, con Ucrania recurriendo a ataques de largo alcance y haciendo vulnerable el territorio continental ruso. Esto también puede servir de recordatorio a la OTAN liderada por Estados Unidos de que Moscú domina y ha desplegado misiles hipersónicos, una hazaña que ellos aún no han sido capaces de lograr.