El programa Next Generation Air Dominance (NGAD) permanece bajo un velo de elevada clasificación, con detalles específicos sobre sus capacidades.
Las Fuerzas Aéreas estadounidenses están acelerando el desarrollo de su caza de sexta generación de última generación, conocido como programa NGAD, con una inversión de casi 3.000 millones de dólares. Este movimiento estratégico pretende neutralizar el avance militar de China.
Estados Unidos está decidido a poner en condiciones operativas lo antes posible su avanzado caza furtivo de sexta generación, comprometiendo millones de dólares para hacerlo realidad. En este contexto, el avance militar chino actúa como catalizador de la reciente propuesta presupuestaria del Ejército del Aire, que reclama casi 3.000 millones de dólares dedicados exclusivamente al NGAD.
La propuesta de financiación asigna 2.800 millones de dólares a la investigación y desarrollo del NGAD, subrayando su importancia crítica.
Además, se destinan 600 millones de dólares al programa Collaborative Combat Aircraft, una iniciativa de colaboración entre el Ejército del Aire y la Armada destinada a forjar nuevas capacidades de combate. Esto incluye el desarrollo de vehículos aéreos no tripulados, tecnologías autónomas avanzadas y sistemas de software innovadores.
Las Fuerzas Armadas refuerzan su arsenal aéreo ante el avance de China
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Paralelamente, la Marina estadounidense está desarrollando su propio caza furtivo de sexta generación para su arsenal aéreo, denominado F/A-XX. Esta plataforma contará con capacidades análogas a las previstas para el caza derivado del programa NGAD.
“La competencia estratégica con China nos impulsa a alcanzar la excelencia”, declaró Frank Kendall, Secretario del Ejército del Aire, en una declaración previa a la publicación del presupuesto de la Fuerza Aérea, subrayando la urgencia de mantenerse a la vanguardia del desarrollo militar.
De cara a la próxima década, el Ejército del Aire prevé que el NGAD alcance la capacidad operativa. “Creo que el presupuesto presentado nos dirige hacia adelante, quizás no tan rápidamente como sería deseable, pero definitivamente en la dirección correcta para preservar las capacidades cruciales para la seguridad nacional. Confío satisfactoriamente en nuestra solicitud, a pesar de las limitaciones existentes”, añadió Kendall.
En un escenario en el que el Congreso ha limitado el gasto militar a 895.000 millones de dólares para el año fiscal 2025, el Departamento de Defensa se enfrenta al reto de optimizar la asignación de recursos entre las distintas ramas de las fuerzas armadas.
Esta tarea se complica por la creciente posibilidad de una gran confrontación convencional con potencias de capacidad comparable, lo que la convierte en una cuestión de decisiones críticas que podrían definir el futuro de la guerra.
En el contexto de la estrategia global, el control del espacio aéreo es un elemento clave. Lograr la superioridad aérea mediante el despliegue de aviones de última generación en número suficiente proporciona una ventaja táctica fundamental, capaz de influir decisivamente en el resultado de cualquier enfrentamiento.
Innovación y sigilo en la vanguardia aérea: El futuro del NGAD

El programa Next Generation Air Dominance (NGAD) permanece bajo un velo de elevada clasificación, con detalles específicos sobre sus capacidades aún envueltos en el misterio. Según la información disponible, se prevé que el NGAD ofrezca la flexibilidad de operar misiones tripuladas y no tripuladas, destacando su capacidad de coordinar enjambres de drones, sentando un precedente en la guerra aérea.
En cuanto a sus objetivos operativos, el NGAD está diseñado para dominar el cielo, eliminando cualquier amenaza aérea enemiga y facilitando así la incursión segura de otras fuerzas aliadas en el teatro de operaciones.
La estrategia de reemplazo del Ejército del Aire incluye la sustitución de su flota de cazas F-22 Raptor, considerados ya una generación en retirada de las exigencias del combate moderno. El coste estimado del NGAD es formidable, proyectado en unos 300 millones de dólares por unidad, lo que refleja su avanzada tecnología y sus capacidades sin precedentes.