La última batalla de acorazados en la historia tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial, en la que la Armada de Estados Unidos se enfrentó a la Armada Imperial Japonesa, marcando el final del apogeo de estos buques y dando paso a portaaviones y submarinos como instrumentos dominantes del poder marítimo.
Acorazados estadounidenses en la Batalla del Estrecho de Surigao
Jesse Barrett “Oley” Oldendorf, contraalmirante estadounidense, lideró la flota de acorazados en la Batalla del Estrecho de Surigao, parte de la Batalla del Golfo de Leyte, el 25 de octubre de 1944. Cinco de los seis acorazados empleados habían sido hundidos o dañados en Pearl Harbor y posteriormente levantados o reconstruidos.
El almirante Oldendorf llevó a cabo la clásica maniobra de “cruzar la T”, en la que una línea de buques de guerra cruza por delante de una línea de buques enemigos para permitir que la línea que cruza pueda utilizar todos sus cañones mientras recibe fuego de respuesta solo de los cañones delanteros del enemigo.
Los acorazados estadounidenses participantes incluían el USS California (BB-44), Maryland (BB-46), Pennsylvania (BB-38), Tennessee (BB-43), West Virginia (BB-48) y Mississippi (BB-41).
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El rival japonés: Shōji Nishimura
El vicealmirante japonés Shōji Nishimura fue el principal rival del almirante Oldendorf en la batalla del estrecho de Surigao. Nishimura nació en la prefectura japonesa de Akita el 30 de noviembre de 1889 y se graduó en la Academia Naval Imperial Japonesa de Etajima en 1911.
Nishimura sirvió en el crucero acorazado Aso y en el crucero de batalla Hiei. Fue ascendido a contralmirante menos de un mes antes del bombardeo de Pearl Harbor y consolidó su reputación como comandante del 4º Escuadrón de Destructores durante la Batalla del Mar de Java y la Batalla de Midway en 1942.
En 1944, Nishimura fue nombrado comandante de la Fuerza Sur en la Operación Sho-Go, que pretendía ser una batalla final y decisiva contra la Armada de Estados Unidos en Filipinas.
Desenlace de la Batalla del Estrecho de Surigao
Los acorazados estadounidenses hundieron el acorazado japonés Yamashiro de la clase Fusō y el crucero pesado Mogami en la batalla. El West Virginia disparó la primera salva a las 03:53 hora local de esa mañana, y el Mississippi disparó la última salva en la historia naval contra otro acorazado.
Shōji Nishimura murió en la batalla junto con 12.500 de sus compatriotas, convirtiéndose en bajas de la mayor batalla naval de la historia. Por otro lado, Jesse Oldendorf ganó la Cruz de la Marina y vivió hasta el final de la guerra. Se retiró de la Marina como almirante de cuatro estrellas el 1 de septiembre de 1948 y falleció en Portsmouth, Virginia, el 27 de abril de 1974 a la edad de 87 años. Sus restos fueron incinerados y sus cenizas esparcidas en el mar.
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Legado de la última batalla de acorazados
La Batalla del Estrecho de Surigao marcó el final de la era de los acorazados en la historia naval, pues dejaron paso a los portaaviones y submarinos como instrumentos dominantes del poder marítimo. Aunque no fue el último “hurra” de los acorazados como herramienta de combate viable, sí fue la última vez que se enfrentaron entre sí en una batalla.
El enfrentamiento entre la Armada de Estados Unidos y la Armada Imperial Japonesa en la Segunda Guerra Mundial es un ejemplo de cómo la evolución de las tácticas y la tecnología naval cambió el curso de la historia y el desarrollo de la guerra en el mar.
Conclusiones
La última batalla de acorazados de la historia tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial y fue un enfrentamiento épico entre la Armada de Estados Unidos y la Armada Imperial Japonesa en la Batalla del Estrecho de Surigao.
Aunque los acorazados ya no dominan los mares, su legado sigue siendo un recordatorio del poder y la importancia de la guerra naval en la historia.