A medida que Israel se blinda ante la posibilidad de represalias iraníes tras el asesinato de un alto mando iraní en Siria el 1 de abril, es crucial examinar la evolución de sus sistemas de defensa aérea multi-capa desde el último asalto con misiles balísticos en 1991. Es igualmente esencial considerar la expansión y sofisticación del arsenal de misiles balísticos de Irán, notablemente más avanzado que el arsenal iraquí de la época.
El 1 de abril, en un ataque aéreo no asumido oficialmente, Israel eliminó a Mohammad Reza Zahedi, general de brigada de la Fuerza Quds del influyente Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, junto a otros seis oficiales. El encuentro tenía lugar en el complejo de la embajada iraní en Damasco, lo que marcó a Zahedi como el oficial militar iraní de más alto rango eliminado desde la muerte de Qassem Soleimani por un ataque estadounidense en Bagdad en enero de 2020.
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Teherán ha prometido venganza, interpretando el ataque a la embajada como una agresión a suelo iraní. El presidente de Estados Unidos, Joden Biden, anticipa un ataque iraní contra Israel en un futuro cercano, esperando que este sea directo y no a través de intermediarios. Los expertos coinciden en que Irán podría escoger para la respuesta el uso de su arsenal de misiles balísticos de largo alcance, el más extenso de Oriente Medio con más de 3.000 unidades.
Según medios israelíes, mientras que un ataque con misiles de crucero o drones desde Irán tardaría entre dos y nueve horas en alcanzar Israel, un misil balístico solo necesitaría 12 minutos. Además, con ataques previos de representantes iraníes desde Siria e Irak usando drones y misiles de crucero, un ataque directo sería una escalada significativa, especialmente tras el asesinato de Zahedi y las declaraciones de venganza de Teherán.
Capacidad defensiva y de represalia de Israel: Desde 1991 hasta hoy
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Desde el último ataque significativo con misiles balísticos en 1991, Israel ha mejorado notablemente tanto sus defensas aéreas como sus capacidades de contraataque. Los misiles de Irán de hoy exhiben una precisión, alcance y capacidad de carga superiores a los misiles iraquíes de aquel entonces.
Durante la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, el régimen de Saddam Hussein lanzó 43 misiles Scud en 18 ataques contra importantes ciudades israelíes, incluida Tel Aviv, a lo largo de 39 días. La población israelí, equipada con máscaras antigás, temía que los misiles llevaran cargas de gas venenoso, aunque Saddam finalmente no empleó armas químicas y provocó la muerte de 13 ciudadanos israelíes mediante ataques convencionales.
En aquel momento, Estados Unidos, preocupado por una posible represalia israelí que pudiera desestabilizar la coalición árabe formada para enfrentar a Irak, se apresuró a desplegar misiles Patriot para fortalecer la defensa aérea de Israel. Sin embargo, los modelos tempranos de Patriot resultaron mayoritariamente ineficaces contra los Scud iraquíes. En contraste, los sistemas Patriot actuales han probado su capacidad para interceptar misiles balísticos, evidencia de ello se ha visto en el conflicto de Ucrania.
Por otro lado, el sistema de misiles Arrow, que en 1991 estaba aún en desarrollo, ahora cuenta con las versiones Arrow-2 y Arrow-3 operativas. Este último logró una interceptación exitosa de un misil hutí el 9 de noviembre, en lo que se describió como la primera batalla del mundo librada en el espacio.
Israel también cuenta con el sistema de defensa de rango medio David’s Sling, que logró interceptar con éxito cohetes provenientes de Gaza en mayo de 2023, y el renombrado sistema Cúpula de Hierro, efectivo en la intercepción de cohetes desde Gaza y el Líbano.
Adicionalmente, la capacidad de Israel para llevar a cabo ataques con misiles también se ha visto fortalecida desde 1991. Durante la Guerra del Golfo, aunque Washington sugería a Israel utilizar sus misiles balísticos Jericó para represalias contra Irak, desconocían que, al inicio del conflicto, los Jerico israelíes no estaban operativos, dejando a Israel sin una opción inmediata para un ataque no tripulado contra Bagdad.
El arsenal israelí actual: Capacidad defensiva y ofensiva expandida
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Hoy en día, la situación es radicalmente distinta. El misil Jericho-3 de Israel, con un alcance estimado de 3.000 millas, coloca al país en posición de responder efectivamente ante un ataque con misiles balísticos iraníes. Adicionalmente, los submarinos de clase Dolphin, de manufactura alemana y operados por la Armada israelí, están equipados para lanzar misiles de crucero, brindando así una capacidad vital de segundo ataque.
En caso de un asalto iraní utilizando misiles balísticos, es probable que muchos de estos no alcancen sus objetivos debido a los avanzados sistemas de interceptores israelíes, que los misiles deben evadir o superar. Aunque es inevitable que algunos impacten, el éxito dependerá del volumen y la intensidad del ataque lanzado por Teherán.
Además, es poco probable que cualquier ataque masivo de Irán sea indiscriminado o que se dirija principalmente a zonas civiles, como sucedió con Irak. Irán ha mostrado una estrategia más calculada; en febrero simuló un ataque con misiles contra una réplica de la base aérea israelí de Palmahim construida en el desierto iraní. Los medios estatales iraníes señalaron que se eligió esta base específica por ser el principal emplazamiento de los aviones furtivos F-35 de quinta generación de Israel. Un mes antes, un periódico conservador iraní sugirió que tanto Irán como sus aliados deberían focalizarse en atacar las bases aéreas israelíes que albergan F-35.
Mirando hacia el futuro cercano, está claro que si Irán decide llevar a cabo un ataque directo contra Israel, se encontrará enfrentando algunas de las tecnologías defensivas y ofensivas más avanzadas del mundo, preparadas para contrarrestar y responder a cualquier agresión de su adversario regional.