Puede parecer una película de fantasía de bajo presupuesto, pero en realidad se trata del nuevo caza europeo de nueva generación Tempest, que se acerca a su vuelo inaugural en 2027. Según algunas estimaciones, el programa está en camino de alcanzar sus hitos en los próximos años. Pero el avión tiene más de un cocinero en la cocina (el Reino Unido, Italia y Suecia) y la competencia de otro consorcio (Alemania, Francia y España) que también está produciendo un avión de guerra de sexta generación bajo el nombre de Sistema de Combate Aéreo Futuro (FACS).
Centrarse en el Tempest
En el futuro, los dos programas –Tempest y FACS- podrían fusionarse a medida que avance el desarrollo hacia los objetivos. El grupo británico que trabaja en el Tempest está avanzando más rápido que la asociación germano-francesa-española que pretende crear el caza de próxima generación Future Combat Air System. Por el momento, el Tempest avanza para emprender el vuelo en solitario.
¿Podría estar listo para 2035?
En efecto, el caza Tempest tiene un largo camino que recorrer antes de la capacidad operativa inicial, que no se espera hasta 2035. Es probable que el consorcio haya previsto la posibilidad de que se produzcan desviaciones en el calendario y sobrecostes dentro del plazo estimado para la capacidad operativa inicial.
Nace el equipo Tempest
Tras reunirse en el Salón Aeronáutico de Farnborough en 2018, los ministerios de defensa de Reino Unido, Italia y Suecia acordaron seguir adelante con Tempest después de que una maqueta del caza de nueva generación impresionara al público de la exposición. El consorcio acordó en un memorando de entendimiento en 2020 que tomaría un total de 6.000 millones de dólares repartidos entre sus miembros para la investigación y el desarrollo. En 2021, el Ministerio de Defensa británico firmó un acuerdo con lo que se conoció como “Team Tempest” por un contrato de 250 millones de dólares con BAE Systems, Rolls Royce, Leonardo UK y MBDA UK.
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La maqueta del Tempest es un éxito
El grupo consiguió montar una maqueta del Tempest que se exhibió en la exposición DSEI de 2021 en Londres. Ingenieros, diseñadores y funcionarios militares británicos se mostraron entusiasmados con un calendario que preveía el lanzamiento en unos 15 años, en lugar de los típicos 40 años de desarrollo que requieren algunos aviones antes de su producción en serie.
La cabina de mando vestible podría cambiar la experiencia del piloto en el aire
El Tempest será una mezcla de tecnologías digitales integradas en el conjunto de comunicaciones del avión, los sistemas de recopilación de datos y el enlace a las redes 5G. Se espera que el piloto lleve una interfaz de realidad aumentada para aprovechar la inteligencia artificial en la cabina. Este concepto es la llamada “cabina vestible”, con voz, seguimiento ocular y gestos que pueden controlar el avión y comunicarse con otros pilotos y personal del Ejército del Aire en tierra.
¿Cómo se utilizará un avatar?
El avión está diseñado para ser controlado a distancia con un copiloto virtual “avatar” para la asistencia de vuelo. El Tempest también contará con al menos un dron autónomo “Loyal Wingman” para recoger datos de inteligencia y reconocimiento o para volar por delante y llevar a cabo la guerra electrónica e incluso lanzar municiones.
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Grandes planes para un radar de fabricación italiana
La empresa italiana Leonardo está trabajando en un novedoso radar llamado Sistema de Radiofrecuencia Multifunción, que aspirará una inmensa cantidad de datos de vuelo y los procesará para el piloto, permitiendo un conocimiento de la situación sin precedentes.
El equipo Tempest quiere eclipsar a los rusos
El proyecto es ambicioso. El reto será integrar todos estos sistemas de múltiples contratistas de defensa y de las Fuerzas Aéreas y entregar un demostrador volador para 2027. Esto podría dar lugar a la versión europea del F-35 algún día y superaría con creces al caza de nueva generación MiG-41 de Rusia, que probablemente se verá privado de fondos y recursos a medida que la guerra en Ucrania agote la vida de los aviones de futura generación. El inconveniente es el coste. No está claro cuánto costará el Tempest una vez que el equipo haya cumplido el contrato inicial de investigación y desarrollo en el Reino Unido. Cada socio del consorcio debería aportar al menos 2.000 millones de dólares para mantener el programa en marcha. Esto puede ser difícil con los presupuestos de defensa reducidos, pero es mucho lo que está en juego.
Europa está preparada para un caza que pueda dominar los cielos y desafiar a Rusia por la supremacía aérea, el Tempest podría cambiar el equilibrio militar y dar a Vladimir Putin más de qué preocuparse.