El presidente estadounidense Joe Biden y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy se reunieron el miércoles en el Despacho Oval, enviando un claro mensaje de determinación y unidad al Kremlin. La reunión también transmitió un importante mensaje al régimen de Irán, que ha estado suministrando armas a Rusia en apoyo de su brutal guerra en Ucrania.
Durante la visita de Zelenskyy, Biden anunció un cambio especialmente importante en la política estadounidense. Washington enviará ahora sistemas de defensa antiaérea Patriot para defender los cielos de Ucrania de los UAV, misiles y ataques aéreos rusos.
En cierto modo, la medida también pone en el punto de mira a Israel. El país se negó a proporcionar a Ucrania su codiciado sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro, con su tasa de éxito de más del 90% en la interceptación de cohetes, misiles y vehículos aéreos no tripulados, entre otros sistemas de armas israelíes de alta gama. Los funcionarios ucranianos han presionado mucho para conseguir estos sistemas, con peticiones oficiales procedentes de la oficina del presidente, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ministerio de Defensa y la embajada ucraniana en Israel.
Las razones de la negativa israelí son varias. En primer lugar, y la más importante, Israel alberga temores legítimos de que, si se desplegara alguno de sus sistemas, serían capturados por Rusia en el campo de batalla. Desde allí, su envío a Irán para su análisis está prácticamente garantizado. Este análisis podría permitir al régimen encontrar formas de contrarrestar estos sistemas en los espacios de batalla donde se enfrentan los apoderados de Irán e Israel. Esto beneficiaría a Hezbolá, Hamás y la Yihad Islámica Palestina en futuros enfrentamientos con Israel. El gobierno israelí saliente dejó claro que no estaba dispuesto a correr ese riesgo. El nuevo gobierno probablemente dirá lo mismo.
En segundo lugar, Israel es reticente a enviar estos sistemas a otro lugar cuando las Fuerzas de Defensa de Israel ya han evaluado la necesidad urgente de adquirir más sistemas e interceptores para su propia protección. Los arsenales de armas de Hezbolá y Hamás siguen creciendo, a pesar de los esfuerzos de Israel, en gran medida exitosos, por interceptar el contrabando de armas iraníes. La producción del número necesario de sistemas e interceptores llevará algún tiempo, y el calendario podría verse retrasado por las exportaciones a Ucrania.
En tercer lugar, el tiempo necesario para formar a las fuerzas ucranianas en el manejo de la Cúpula de Hierro no ayudaría a Ucrania a corto plazo. Uno puede entender por qué Ucrania quiere el sistema, dada su tasa de éxito. Sin embargo, el Patriot sería probablemente un sistema más fácil de entrenar para las fuerzas ucranianas.
Por último, Israel no desea desencadenar una dura respuesta de Rusia, que mantiene una presencia significativa en Siria, donde Israel participa regularmente en actividades cinéticas para neutralizar los esfuerzos del régimen iraní por hacer llegar armas avanzadas a Hezbolá en el Líbano. Informes recientes indican que Rusia está retirando de Siria tropas y sistemas, principalmente de defensa antiaérea. No pueden mantener los sistemas sirios debido a la escasez de piezas de repuesto, y se han negado a reponer los sistemas de defensa antiaérea destruidos por la Fuerza Aérea israelí.
Algunos sistemas están ahora programados para su despliegue en Ucrania. Sin embargo, los rusos no abandonarán Siria. Le guste o no a Israel, la presencia militar rusa es probablemente un problema a largo plazo con el que Israel debe lidiar.
En algunos aspectos, la decisión de Biden puede crear una división del trabajo más limpia con Washington. Con los Patriots desplegados, Ucrania no necesitará la Cúpula de Hierro con tanta urgencia. Israel puede centrarse ahora en la ayuda que ya se ha comprometido a prestar a Ucrania. Israel ha acordado proporcionar ayuda humanitaria (principalmente a través de un gran hospital de campaña en la frontera polaca). Israel también puede proporcionar a Ucrania inteligencia precisa y oportuna sobre las actividades iraníes, así como sobre los drones y misiles balísticos que Teherán está enviando a Rusia. Israel también puede enviar sensores y un sistema integrador de Alerta Temprana que ayudaría enormemente a Ucrania, basándose en la experiencia israelí.
La decisión de Biden de enviar Patriots a Ucrania corre los mismos riesgos que a Israel, por supuesto. Los sistemas estadounidenses capturados podrían ser explotados tanto por Rusia como por Irán, debilitando así su eficacia en el campo de batalla. Al parecer, algunos sistemas estadounidenses ya han sido capturados por los rusos en Ucrania y enviados a Irán. Pero para Estados Unidos, el deseo de reforzar el orden mundial liderado por Estados Unidos podría prevalecer sobre estas preocupaciones.
Biden y sus asesores deben decidir por sí mismos si merece la pena correr esos riesgos. Sin embargo, también vale la pena señalar que el Pentágono puede no tener ya suficientes sistemas de defensa aérea en todo el mundo para cubrir sus propias fuerzas desplegadas.
La guerra de Ucrania ha obligado a los países a identificar claramente sus intereses nacionales. La implicación de Irán en esta guerra ha arrojado luz sobre una alianza que puede y debe ser contrarrestada por Estados Unidos, Europa y el resto del mundo libre. A estas alturas, ha quedado meridianamente claro que el acuerdo nuclear de 2015 con Irán está de hecho muerto, como ha dicho recientemente Biden, aunque se niegue a decirlo oficialmente (y aunque algunos funcionarios estadounidenses y europeos sigan buscando formas «creativas» de revivir el acuerdo).
Es la medida correcta, dado que el alivio de las sanciones asociadas enriquecería al régimen en un momento en que Occidente debería privar a Irán de fondos por ayudar a la agresión de Rusia contra Ucrania. El régimen también debería ser castigado por sus graves violaciones de los derechos humanos, incluido el asesinato de mujeres y niñas que protestaban contra la injusticia.
En lugar de ayudar a Irán a estabilizarse económicamente, el objetivo debería ser debilitarlo de todas las formas posibles. Esto ayudará a Israel. Pero también ayudará a Ucrania y a Estados Unidos en un esfuerzo combinado para derrotar la guerra de agresión de Rusia.