El portaaviones Almirante Kuznetsov, insignia de la flotilla rusa, ha emergido recientemente del dique seco, marcando un avance crítico para la única embarcación de su clase dentro de la Marina de Guerra rusa. Desde 2018, ha estado bajo un intenso proceso de modernización y reparación.
Según lo reportado por Naval News la semana anterior, los trabajos de mantenimiento en este coloso naval persistirán durante el transcurso del año en curso. Se prevé que, no antes de la primera mitad del año 2024, el Almirante Kuznetsov esté en condiciones de iniciar sus ensayos en alta mar.
De mantenerse libre de contratiempos adicionales, se estima que este portento marítimo podría ser reincorporado al servicio activo hacia el final del año venidero.
El Almirante Kuznetsov navega hacia un futuro incierto tras remodelación
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El proceso para extraer al portaaviones del dique seco se efectuó satisfactoriamente tras concluir las obras en la sección subacuática de su casco. La partida del Almirante Kuznetsov del dique seco de Murmansk se convirtió en un espectáculo ampliamente difundido y comentado en las redes sociales, donde no faltaron las críticas y mofas hacia la embarcación.
La trayectoria del Almirante Kuznetsov no ha estado exenta de controversias. Notablemente, ha sido responsable del vertido de centenares de toneladas de combustible al mar en diversas ocasiones durante operaciones de reabastecimiento, empañando su registro de servicio.
Desafíos y percances marcan la odisea del portaaviones ruso
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Antes de sus recientes despliegues, el buque insignia de la flota rusa, el Almirante Kuznetsov, raramente zarparía para misiones en alta mar y en más de una ocasión, se vio obligado a ser remolcado de regreso al puerto debido a fallos técnicos. La autonomía operativa de este portaaviones se limitaba a apenas 45 días en el mar, encontrándose con la dificultad adicional de que Rusia dispone de un número reducido de puertos aptos para su operación continua a lo largo del año.
Este navío fue diseñado con una rampa de proa específica para el lanzamiento de cazas, pese a la incompatibilidad de estos con la estructura debido a que los aviones de combate rusos no están adaptados para su uso eficiente en dicha configuración.
Durante uno de sus despliegues, la Marina de los Estados Unidos manifestó su preocupación por la capacidad del portaaviones de mantener la estabilidad en condiciones de mar adversas. Además, en su último despliegue, concluido en 2017, el Almirante Kuznetsov fue escenario de dos incidentes aéreos que resultaron especialmente vergonzosos.
A pesar de haber sido comisionado en 1991, el Almirante Kuznetsov es considerado por muchos como un buque “moral y técnicamente obsoleto”.
Sin embargo, enfrentándose a limitaciones financieras y de capacidad de construcción naval, Moscú se ha visto obligada a optar por un extenso y complejo proceso de reacondicionamiento, en lugar de desarrollar una nueva embarcación desde cero. Este camino ha demostrado ser una verdadera odisea, marcada por desafíos continuos y retrasos significativos.
La tumultuosa travesía del Almirante Kuznetsov hacia la renovación
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Inicialmente, el plan de revisión del Almirante Kuznetsov estaba previsto para completarse en tan solo dos años, con la intención de extender la operatividad del portaaviones por al menos una década. Sin embargo, los contratiempos empezaron a sucederse casi inmediatamente. Un evento particularmente desastroso ocurrió en octubre de 2018, cuando un fallo en el suministro eléctrico a las bombas del dique seco flotante resultó en un accidente grave: una grúa de 70 toneladas se desplomó sobre la cubierta de vuelo del buque, causando la muerte de un trabajador y dejando daños considerables en la estructura.
La situación empeoró cuando el dique seco PD-50, con una eslora de 330 metros, se hundió, complicando aún más la ya retrasada fecha de finalización de los trabajos de revisión. Poco después, un incendio en el buque provocó dos fallecimientos y dejó 14 heridos, lo que obligó a remolcar el Almirante Kuznetsov hasta el Astillero de Reparaciones N.º 35 de Severomorsk, dependiente del Centro de Reparaciones “Zviezdochka” en Severodvinsk, para su reparación y mantenimiento.
Después de años plagados de retrasos y varios incidentes graves, los esfuerzos por completar el extenso proceso de reacondicionamiento del portaaviones parecen finalmente avanzar. No obstante, surge la interrogante sobre si la inversión de tiempo, recursos y esfuerzos en este proyecto ha valido realmente la pena.