La postura oficial de Israel de “neutralidad” respecto a la actual invasión rusa de Ucrania ha levantado ampollas en la comunidad internacional. El Estado judío ha sido condenado por sus aliados y adversarios por igual por no contribuir a la defensa de Ucrania militarmente. Sin embargo, las simpatías de Israel están claramente en la difícil situación de los ucranianos. El gobierno israelí ha proporcionado mucha ayuda humanitaria a Kiev, incluyendo donaciones monetarias para los civiles desplazados, suministros médicos e incluso la construcción de un hospital de campaña cerca de la capital.
Pero el Estado judío ha caminado por la fina línea de un papel de mediador y se ha abstenido de suministrar a Ucrania apoyo militar. La posición neutral de Israel es pragmática, ya que enfadar a Rusia iría en detrimento de sus misiones de seguridad y disuasión en la región.
El acto de equilibrio de Israel
Durante las etapas iniciales de la invasión rusa de Ucrania, el presidente Volodymyr Zelensky rogó a Israel que suministrara a su ejército el sistema de defensa Cúpula de Hierro para proteger a sus ciudadanos de los ataques aéreos indiscriminados de Rusia. Construido por los equipos de Raytheon Missiles and Defense con Rafael Advanced Defense Systems, la Cúpula de Hierro puede frustrar eficazmente los ataques con cohetes y misiles con un porcentaje de éxito del 90 %, lo que lo convierte en el sistema de defensa antimisiles más sofisticado del mundo. La razón de Israel para no entregar esta tecnología avanzada tiene varias capas.
En primer lugar, el sistema podría no funcionar tan bien en Ucrania. Israel es un país pequeño, por lo que el número de radares e interceptores que utiliza la Cúpula es limitado. Ucrania es mucho más grande, y las fuerzas rusas han estado bombardeando el país desde todos los lados. El bombardeo ruso contra Ucrania incluye misiles balísticos e hipersónicos, que un sistema de corto alcance como la Cúpula no puede detener. En segundo lugar, Israel simplemente quiere mantener una posición neutral con Rusia. El apoyo de Putin al régimen actual de Siria es una herramienta de seguridad para el Estado judío. Las milicias respaldadas por Irán funcionan en Siria, e Israel quiere tener la capacidad de atacar sus activos en el país. Israel y Rusia tienen un entendimiento mutuo en lo que respecta a Siria, lo que permite a las FDI golpear estos activos iraníes sin intensificar el conflicto con las fuerzas rusas sobre el terreno.
El gobierno israelí ha prohibido incluso que el gobierno de Estados Unidos suministre a Ucrania la tecnología de las baterías Cúpula de Hierro que compró a la empresa Rafael Defense Industries. Según Ynet News, “esto colocó a Israel en una posición complicada. Podía rechazar la petición de Estados Unidos de suministrar la tecnología a Ucrania o arriesgarse a un enfrentamiento con Rusia. Israel informó a la administración, en conversaciones no oficiales, de que no podía aceptar esa medida dada su relación con Moscú”.
Aunque Israel ha mantenido su posición de neutralidad respecto a su falta de transferencias militares a Ucrania, el Estado judío ha mostrado recientemente más apoyo al país devastado por la guerra. Inicialmente, Israel se negó a apoyar una condena del Consejo de Seguridad Nacional de las Naciones Unidas a Rusia por su invasión. Recientemente, Israel respaldó una resolución similar de la Asamblea General y pidió la expulsión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Aunque estos pasos reflejan cierta evolución de la postura de Israel, es poco probable que el país afecte a su propia seguridad ayudando militarmente a Ucrania.