El plan presupuestario del Pentágono para el ciclo fiscal 2025 revela ajustes significativos, particularmente en la composición de la flota de submarinos clase Virginia. Las nuevas cifras presupuestarias reflejan la financiación de un único submarino de ataque clase Virginia, en contraste con los dos previstos inicialmente.
Esta decisión supone una inversión en la tendencia de adquisiciones de la Armada, que ha mantenido un ritmo de dos submarinos de ataque al año durante el último cuatrienio, aunque el ritmo real de entrega ha sido de aproximadamente 1,2 unidades al año.
La preocupación se extiende a las esferas legislativas, donde los miembros del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes subrayan los riesgos de interrumpir la continuidad de la cadena de suministro y la previsibilidad de los planes de adquisición.
En una misiva dirigida a la administración Biden en enero, advertían: “Simplemente, ahora no es el momento de crear inestabilidad en la cadena de suministro mediante incertidumbres en los tempos de adquisición”.
Subrayaban la importancia crítica del ciclo fiscal 2025 para el futuro del programa de submarinos clase Virginia y el mantenimiento de la supremacía submarina estadounidense, argumentando que cualquier alteración en la secuencia prevista de construcción y adquisición tendrá repercusiones a nivel nacional e internacional, afectando por igual a aliados y rivales.
El ajuste presupuestario no solo afecta a los submarinos de la clase Virginia; también contempla reducir la adquisición de fragatas de la clase Constellation, limitándola a una unidad.
Ajustes presupuestarios de la Armada: Impacto en submarinos y fragatas
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Como punta de lanza de los submarinos nucleares de ataque rápido, la clase Virginia incorpora capacidades tecnológicas avanzadas. La Armada cuenta actualmente con 21 unidades de esta clase, que surgió inicialmente como una alternativa rentable a la clase Seawolf.
Originada en la década de 1990 en el marco del proyecto “Estudio Centurión”, la clase Virginia se diseñó en aras de la eficiencia económica, adoptando componentes “comerciales listos para usar” en sus sistemas de red e informáticos.
El primer prototipo a escala real de la clase Virginia fue construido en 2001 por Newport News Shipbuilding y General Dynamics Electric Boat Company, los solos constructores navales estadounidenses capaces de construir submarinos nucleares en la actualidad.
Evolución de la flota de submarinos: De los Bloques I-III a la innovación del Bloque V
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La composición actual de la flota de submarinos de la clase Virginia refleja un predominio de las variantes del Bloque I al Bloque III, con veintiún submarinos en servicio activo, mientras que solo tres pertenecen a la versión más reciente del Bloque IV. Estos submarinos gigantes tienen un desplazamiento de unas 8.000 toneladas y una eslora de 377 pies.
El desarrollo de la variante Block V es una respuesta directa al desafío planteado por las avanzadas capacidades de misiles de China. El innovador módulo de carga útil Virginia Payload Module (VPM), elemento central del diseño del Bloque V, pretende acortar la distancia entre la capacidad de misiles de la Marina estadounidense y la del Ejército Popular de Liberación chino.
Este avance permitirá a los submarinos Block V transportar un número significativamente mayor de misiles Tomahawk, triplicando la capacidad de sus predecesores.
El Instituto Naval de Estados Unidos detalla cómo “el diseño incorpora una extensión del casco de 18 metros para alojar cuatro tubos de carga útil Virginia (VPT), cada uno de ellos capaz de albergar siete misiles de ataque terrestre Tomahawk (TLAM). Esto, unido a dos VPT de seis rondas situados en la proa, eleva el arsenal total de TLAMS por submarino a 40 unidades”.