Ucrania ejecutó un ataque con drones en la base aérea de Belaya, dañó bombarderos Tu-95MS y Tu-22M3, pero evitó los Tu-160.
Ataque con drones a Belaya revela estrategia selectiva de Ucrania
El 1 de junio de 2025, la base aérea de Belaya, ubicada en la región de Irkutsk, Rusia, a más de 4.000 kilómetros de la línea de frente ucraniana, fue blanco de un sofisticado ataque con drones ejecutado por Ucrania. Este golpe, dirigido contra bombarderos estratégicos rusos, marcó una escalada en la guerra en curso. Los objetivos principales fueron los aviones Tupolev Tu-95MS y Tu-22M3, mientras que los bombarderos Tu-160, plataformas clave de la disuasión nuclear rusa, no fueron atacados, según imágenes satelitales y reportes verificados.
Imágenes satelitales de Planet Labs y Maxar Technologies, capturadas el 4 de junio de 2025, confirmaron daños significativos en Belaya. Al menos tres Tu-95MS y un Tu-22M3 fueron destruidos, con otro Tu-95MS visiblemente dañado. Análisis adicionales de expertos en inteligencia de código abierto, como Chris Biggers, sugirieron que hasta cuatro Tu-22M3 adicionales podrían haber sido destruidos, sumando un total de al menos ocho aviones perdidos en Belaya. Videos compartidos en plataformas como Telegram mostraron explosiones y columnas de humo, y drones impactando directamente en los aviones estacionados, lo que indica la precisión del ataque.
La base de Belaya, situada en el distrito de Usolsky, a 85 kilómetros al noroeste de Irkutsk, alberga la 326ª División de Aviación de Bombarderos Pesados, que incluye los Regimientos 200º y 444º. En mayo de 2025, imágenes satelitales de AviVector revelaron la presencia de siete Tu-160, seis Tu-95MS, hasta 42 Tu-22M3, interceptores MiG-31 y aviones de transporte. La ubicación remota de la base, lejos del alcance tradicional de Ucrania, la había convertido en un refugio seguro para los activos aéreos rusos, lo que hace que el ataque sea aún más significativo.
El ataque involucró 117 drones FPV, lanzados desde cabinas de madera móviles montadas en camiones, según reportes verificados. Estos drones, de bajo costo y alta precisión, fueron transportados clandestinamente a Rusia y activados de forma remota para atacar aviones estacionados. Videos de Supernova+ y otros canales de Telegram mostraron drones despegando desde un camión cerca de Belaya, con explosiones secundarias que sugieren impactos en combustible o municiones. Este método de lanzamiento local evitó las limitaciones de los drones de largo alcance, permitiendo a Ucrania golpear objetivos a más de 4.300 kilómetros de su frontera.
Impacto del ataque en Belaya y datos clave sobre los bombarderos
- Daños confirmados: Al menos tres Tu-95MS y un Tu-22M3 destruidos, con posibles pérdidas de hasta cuatro Tu-22M3 adicionales, según imágenes satelitales de Umbra Space y Maxar Technologies.
- Tu-95MS: Bombardero turbohélice con alcance de 10.000 km, capaz de llevar 16 misiles de crucero Kh-55 o Kh-101/102. Rusia operaba unos 57 en 2025, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
- Tu-22M3: Bombardero supersónico con velocidad de Mach 1,88 y radio de combate de 2.400 km. Lleva misiles Kh-22 o Kh-32. La flota rusa se estimaba en 55 unidades.
- Tu-160: Bombardero supersónico con alcance de 12.300 km y capacidad para 40.000 kg de carga, incluyendo misiles nucleares. Solo 17 operativos, según inteligencia ucraniana de 2024.
- Costo estimado: Las pérdidas en Belaya y otras bases superan los $2.000 millones, según estimaciones basadas en el valor de los aviones destruidos.
Estrategia de Ucrania: Evitar los Tu-160 como mensaje calculado
Los Tu-95MS y Tu-22M3 han sido utilizados ampliamente por Rusia para lanzar misiles de crucero contra infraestructura ucraniana, lo que los convirtió en objetivos prioritarios. El Tu-95MS, con sus motores turbohélice, ofrece eficiencia en misiones de largo alcance, mientras que el Tu-22M3 proporciona velocidad y flexibilidad para ataques convencionales. En contraste, el Tu-160, conocido como “Blackjack”, es el bombardero más avanzado de Rusia, diseñado para misiones nucleares y con un papel limitado en la guerra actual. Su velocidad de Mach 2,05 y capacidad de carga lo hacen crítico para la tríada nuclear rusa, con solo 17 unidades operativas debido a la limitada producción de nuevos fuselajes.
La decisión de Ucrania de no atacar los Tu-160 se reflejó en imágenes satelitales y videos que no mostraron daños a estos aviones en Belaya. Esta selección deliberada de objetivos sugiere una estrategia para limitar la escalada nuclear. Los Tu-160, reservados principalmente para misiones de disuasión contra la OTAN o Estados Unidos, no han sido utilizados activamente en Ucrania, a diferencia de los Tu-95MS y Tu-22M3. Atacar los Tu-160 podría haber cruzado una línea estratégica y desencadenado una respuesta rusa más severa, dado su papel en la disuasión nuclear.
El ataque también incluyó otras bases, como Olenya en Murmansk, donde videos verificados por Reuters mostraron dos Tu-95MS en llamas y un tercero alcanzado por una explosión. En total, se estima que entre 10 y 13 bombarderos estratégicos fueron destruidos en múltiples bases, según analistas como Justin Bronk del Royal United Services Institute. Estas pérdidas representan más del 10% de la flota combinada de Tu-95MS y Tu-22M3, que sumaba entre 110 y 120 aviones antes del ataque, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
La operación en Belaya no fue un evento aislado. Ucrania había atacado previamente bases rusas, como Engels en 2022 y 2023, dañó bombarderos con drones de largo alcance. Sin embargo, el ataque de junio de 2025 destacó por su complejidad logística, el uso de drones FPV lanzados localmente desde camiones, lo que permitió mayor precisión y evitó las defensas antiaéreas rusas. Este enfoque refleja tácticas asimétricas similares a las empleadas por actores como Irán en el Medio Oriente, pero a una escala mayor.
Contexto estratégico y limitaciones rusas tras el ataque
La base de Belaya ha sido un pilar de la aviación estratégica rusa desde la Guerra Fría, dado que albergaba bombarderos como el Tu-16 y Tu-22 en el pasado. Su ubicación remota dificultaba los ataques ucranianos, pero la operación “Pavutyna” demostró la capacidad de Ucrania para infiltrarse profundamente en territorio ruso. Videos de residentes locales en el distrito de Usolsky capturaron drones que sobrevolaban la zona, seguidos de explosiones, mientras que imágenes satelitales de Capella Space del 2 de junio de 2025 confirmaron la destrucción de aviones en Belaya.
Rusia enfrenta desafíos significativos para reemplazar las pérdidas. Los Tu-95MS y Tu-22M3 ya no se producen, y Rusia depende de fuselajes de la era soviética. La modernización del Tu-160, con una producción limitada de cuatro unidades por año, según analistas rusos, no compensará rápidamente las pérdidas. Las sanciones occidentales han restringido el acceso a componentes clave, como microprocesadores, lo que complica la reparación o construcción de nuevos aviones. En contraste, Estados Unidos mantiene una flota de bombarderos estratégicos modernizados, como el B-52 Stratofortress y el B-1B Lancer, con planes para introducir el B-21 Raider.
El ataque ocurrió antes de las conversaciones de paz en Estambul el 2 de junio de 2025, lo que sugiere un intento de Ucrania de fortalecer su posición negociadora al demostrar su capacidad para golpear activos rusos clave. La selección de objetivos, que evitó los Tu-160, indica un equilibrio entre infligir daño táctico y evitar una escalada nuclear. Rusia, por su parte, minimizó las pérdidas, y afirmó que las defensas antiaéreas repelieron ataques en varias regiones y que los incendios en Belaya fueron controlados rápidamente. Sin embargo, la destrucción de al menos ocho bombarderos en Belaya, combinada con pérdidas en otras bases, limita la capacidad de Rusia para sostener campañas de misiles a gran escala contra Ucrania.