Los F-35 Joint Strike Fighters pueden aportar nuevas capacidades a la defensa antimisiles cubriendo un nicho necesario o, como mínimo, complementando en gran medida los sistemas terrestres existentes.
A diferencia de muchos sistemas ofensivos de disuasión nuclear, los sistemas estadounidenses de defensa contra misiles balísticos están basados principalmente en tierra. Por ejemplo, un interceptor terrestre (GBI) estacionado en Ft. Greely, Alaska, dispararía al espacio durante la fase media del vuelo de un misil balístico intercontinental (ICBM) para interceptar la amenaza. Esto presenta una serie de desafíos, ya que los GBI necesitan sensores o tecnología incorporada para distinguir los señuelos de los ICBM reales.
Esta es la razón que subyace al emergente Interceptor de Nueva Generación del Pentágono, un sistema diseñado tanto para detectar como para destruir múltiples misiles entrantes o señuelos que viajan por el espacio. Los vehículos asesinos múltiples, como su nombre indica, integran varios interceptores en un solo misil. Esta tecnología tiene como objetivo principal garantizar que los señuelos de los ICBM no puedan socavar los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses en caso de ataque nuclear.
No obstante, identificar y derribar un gran número de ICBM es, según todas las estimaciones, un reto. Un solo lanzamiento -incluso de un estado rebelde con un arsenal limitado de ICBM- representa una amenaza mucho más manejable para los interceptores terrestres. En cambio, una salva de misiles balísticos intercontinentales es una ecuación totalmente diferente. Esto significa que pueden ser necesarias dos estrategias cruciales para contrarrestar futuras amenazas de ICBM. En primer lugar, la tríada nuclear estadounidense servirá como un poderoso elemento de disuasión capaz de impedir que se produzca un primer ataque asegurando una represalia catastrófica. La segunda estrategia incluye una serie de medidas defensivas avanzadas, como satélites, láseres, vehículos asesinos múltiples o incluso cazas F-35.
Aunque destruir misiles balísticos intercontinentales es muy diferente a rastrear o interceptar misiles balísticos de corto o medio alcance, el F-35 ya se está desarrollando para enfrentarse a estas amenazas. La Armada ha probado con éxito el F-35 como nodo aéreo integrado para la arquitectura Naval Integrated Fire Control-Counter Air (NIFC-CA). La arquitectura NIFC-CA utiliza radares Aegis basados en buques, un nodo de sensores aéreos y un misil guiado SM-6 para derribar los misiles atacantes desde más allá del horizonte. Desde su creación, el sistema NIFC-CA ha empleado un avión de vigilancia E-2 Hawkeye como nodo aéreo. Ahora, el sistema puede recurrir a cazas F-35 mucho más capaces como sensor aéreo.