La Armada rusa se encuentra en una etapa de transición, desechando sus buques de guerra más antiguos y de mayor tamaño, y el crucero de batalla Pyotr Velikiy de la clase Kirov podría ser el próximo en ser retirado.
Aunque Rusia podría necesitar todos los barcos disponibles para operar en el mar Negro y lanzar misiles a objetivos en Ucrania, el mantenimiento del Pyotr Velikiy resulta costoso y complicado, según fuentes de la marina citadas por la agencia de medios TASS.
El legado del Pyotr Velikiy
Construido en 1986, este gigantesco crucero de batalla de propulsión nuclear es un testimonio de la era soviética y de la voluntad de Rusia de contar con poderosos navíos para proteger su territorio contra la Armada estadounidense.
Sin embargo, su desmantelamiento dejará a la Armada rusa sin una enorme capacidad de fuego, ya que el Pyotr Velikiy alberga una amplia variedad de armas, incluyendo misiles antibuque, sistemas de defensa antiaérea y torpedos antisubmarinos.
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Un futuro incierto
Si bien no está claro qué buque reemplazará al Pyotr Velikiy, su retiro representaría una decepción para la Marina rusa, que ha enfrentado una guerra mediática en la que ha perdido solo un barco. No obstante, la flota rusa dependerá cada vez más de cruceros y fragatas de misiles más modernos, más pequeños y menos costosos de mantener.
La decisión de deshacerse del Pyotr Velikiy plantea desafíos para la Armada rusa, ya que sin un portaaviones operativo y sin la amplia capacidad de alcance del crucero de batalla, será difícil para Rusia proyectar su poder más allá de sus fronteras cercanas y operar como una marina de “aguas azules”.
En cambio, se verá limitada a una marina regional y costera, menos deseable en términos estratégicos.