El MiG-25, interceptor soviético de 1970, alcanza Mach 2.83 y sigue operativo en Siria, destacando por velocidad y altitud.MiG-25 Foxbat: Un ícono de velocidad supersónica
El Mikoyan-Gurevich MiG-25 Foxbat, introducido en 1970 por la Unión Soviética, marcó un hito en la aviación militar al alcanzar una velocidad máxima de Mach 2.83, equivalente a unos 3,000 km/h. En pruebas extremas, el avión llegó a Mach 3.2, aunque a costa de daños severos en sus motores Tumansky R-15B-300. Diseñado como interceptor para contrarrestar bombarderos supersónicos estadounidenses como el B-70 Valkyrie, su capacidad para operar a altitudes superiores a 20,000 metros y su velocidad lo convirtieron en una leyenda de la Guerra Fría. A pesar de su tecnología electrónica obsoleta, el MiG-25 sigue en servicio en países como Siria y Argelia, demostrando su durabilidad y relevancia táctica.
La clave del rendimiento del MiG-25 reside en su construcción robusta. A diferencia de los aviones occidentales, que usaban titanio, el Foxbat emplea acero inoxidable en el 80% de su estructura, lo que le permite soportar temperaturas extremas generadas por el vuelo supersónico prolongado. Este diseño, aunque pesado, garantiza resistencia y estabilidad a velocidades que pocos aviones han igualado. Los motores, capaces de generar 100 kN de empuje cada uno con postcombustión, son el corazón de su capacidad, aunque su uso a máxima potencia reduce significativamente su vida útil.
El desarrollo del MiG-25 respondió a una necesidad estratégica de la Unión Soviética en los años 60. La inteligencia soviética temía que los nuevos bombarderos y aviones espía estadounidenses, como el SR-71 Blackbird, pudieran superar las defensas aéreas existentes. El OKB Mikoyan-Gurevich diseñó el Foxbat para interceptar estas amenazas, equipándolo con un radar Smerch-A y misiles R-40, capaces de derribar blancos a gran distancia. Sin embargo, su electrónica, avanzada para su época, quedó rezagada frente a los estándares occidentales en las décadas siguientes.

El impacto del MiG-25 trascendió las fronteras soviéticas. En 1976, el piloto Viktor Belenko desertó a Japón con un MiG-25P, permitiendo a Occidente analizar por primera vez su tecnología. El análisis reveló tanto fortalezas como limitaciones: su velocidad y altitud eran inigualables, pero su maniobrabilidad a baja altura era pobre y susascendió su consumo de combustible elevado. Este evento forzó a la Unión Soviética a modernizar el avión, dando lugar a variantes como el MiG-25PD, con sistemas mejorados.
Datos clave del MiG-25 Foxbat para entusiastas de la aviación
- Velocidad máxima: Mach 2.83 (3,000 km/h); hasta Mach 3.2 en condiciones extremas.
- Altitud operativa: Más de 20,000 metros (65,600 pies).
- Motores: Dos Tumansky R-15B-300, con 100 kN de empuje cada uno.
- Armamento: Misiles aire-aire R-40, capacidad para cuatro misiles.
- Producción: Más de 1,186 unidades fabricadas entre 1964 y 1984.
- Países operadores actuales: Siria, Argelia, Libia (limitado).
El MiG-25 en el contexto de la Guerra Fría
Durante la Guerra Fría, el MiG-25 fue un símbolo del poderío soviético. Su capacidad para alcanzar velocidades y altitudes extremas generó preocupación en Occidente, donde se temía que pudiera superar a los cazas de la OTAN, como el F-4 Phantom. Sin embargo, su diseño priorizaba velocidad sobre agilidad, lo que lo hacía menos efectivo en combates aéreos cercanos. Su rol principal era interceptar aviones enemigos a gran distancia, guiado por sistemas de control terrestre.
El Foxbat también tuvo un impacto psicológico. Su sola existencia obligó a Estados Unidos a acelerar el desarrollo de cazas avanzados, como el F-15 Eagle, diseñado específicamente para contrarrestar amenazas como el MiG-25. Además, su capacidad de reconocimiento, en variantes como el MiG-25R, permitió a la Unión Soviética realizar misiones de vigilancia sobre territorios enemigos, aunque el SR-71 Blackbird estadounidense seguía siendo superior en este rol.
En conflictos reales, el MiG-25 vio acción limitada. Durante la Guerra del Yom Kippur en 1973, Egipto usó MiG-25R para misiones de reconocimiento sobre Israel, explotando su velocidad para evadir defensas aéreas. En la Guerra Irán-Irak, Irak empleó el Foxbat contra aviones iraníes, aunque con resultados mixtos debido a su limitada maniobrabilidad. Más recientemente, Siria ha utilizado MiG-25 en misiones de reconocimiento, aunque su antigüedad limita su efectividad frente a sistemas modernos.
La producción del MiG-25 cesó en 1984, tras fabricarse más de 1,186 unidades. Su alto costo operativo y la aparición de aviones más versátiles, como el MiG-31 Foxhound, redujeron su uso. Sin embargo, su legado persiste. El MiG-31, una evolución directa, incorpora mejoras electrónicas y mantiene la filosofía de alta velocidad y altitud del Foxbat.
El MiG-25 en la actualidad y su relevancia

Hoy, el MiG-25 permanece operativo en un puñado de países, principalmente en Siria y Argelia. En Siria, los Foxbat realizan misiones de reconocimiento, aprovechando su capacidad para operar a altitudes donde pocos sistemas antiaéreos pueden alcanzarlos. Sin embargo, el mantenimiento es un desafío, ya que las piezas originales son escasas y los costos operativos elevados. En Argelia, los MiG-25 se usan para patrullaje y reconocimiento, aunque en menor medida.
El diseño del MiG-25, aunque obsoleto en términos electrónicos, sigue siendo estudiado por ingenieros aeronáuticos. Su estructura de acero inoxidable y su capacidad para soportar el calor del vuelo supersónico ofrecen lecciones valiosas para el desarrollo de nuevos aviones. Además, su simplicidad mecánica lo hace resistente en entornos donde aviones más avanzados requieren mantenimiento sofisticado.
El Foxbat también ha dejado una huella cultural. En la aviación militar, es recordado como un avión que desafió los límites de la tecnología de su tiempo. Museos en Rusia, Ucrania y otros países exhiben ejemplares del MiG-25, atrayendo a entusiastas y expertos. Su historia, desde su debut en 1970 hasta su uso actual, refleja la carrera armamentística de la Guerra Fría y la búsqueda constante de superioridad aérea.
En el ámbito técnico, el MiG-25 sigue siendo un caso de estudio. Su radar Smerch-A, aunque primitivo frente a los sistemas AESA modernos, fue un logro en los años 60. Los misiles R-40, diseñados específicamente para el Foxbat, podían alcanzar blancos a 80 km, un rango impresionante para la época. Estos elementos, combinados con su velocidad y altitud, hicieron del MiG-25 una plataforma única, cuya influencia se siente en diseños posteriores.