La Marina Real Británica completó con éxito una prueba de lanzamiento y recuperación de un vehículo submarino autónomo desde un submarino de ataque de propulsión nuclear. El ensayo se realizó en el Mediterráneo y fue revelado por la Royal Navy el 22 de julio de 2025 mediante un comunicado oficial. La operación marca un avance técnico en el ámbito de las capacidades submarinas y se enmarca dentro de un esfuerzo estratégico más amplio en operaciones encubiertas.
La prueba se efectuó como parte del Proyecto Scylla, vinculado al Pilar Dos del pacto de seguridad AUKUS, que reúne a Reino Unido, Estados Unidos y Australia en el desarrollo conjunto de tecnologías de defensa avanzadas. La plataforma utilizada fue un submarino clase Astute, que desplaza 7.400 toneladas y está armado con misiles de crucero Tomahawk y torpedos pesados Spearfish. Esta clase de submarinos, diseñada para operaciones encubiertas de largo alcance, ofrece condiciones adecuadas para la integración de sistemas autónomos.
Se estima que el vehículo utilizado corresponde a una variante del Iver4 900, fabricado por L3Harris. Este dron submarino mide 3,8 metros de largo y pesa cerca de 90 kilogramos. Puede portar sensores de sonar, enlaces de datos y operar durante misiones extendidas. Su aplicación abarca tareas como reconocimiento, cartografía del fondo marino, neutralización de minas y detección de amenazas. La prueba comprobó que los tubos lanzatorpedos pueden usarse para desplegar y recuperar estos sistemas sin tripulación.
El desarrollo del Proyecto Scylla está a cargo de la Unidad de Autonomía de la Agencia de Entrega de Submarinos del ministerio de Defensa británico, en colaboración con L3Harris. El programa busca integrar inteligencia artificial, tecnologías cuánticas y sistemas autónomos en futuras capacidades navales en los teatros euroatlántico e indopacífico, con el objetivo de ampliar la interoperabilidad tecnológica en escenarios marítimos complejos.
El comodoro Marcus Rose, subdirector de capacidades submarinas del espacio de batalla, calificó la prueba como “un paso importante en la entrega de nuevas capacidades al Servicio de Submarinos”. Además, reafirmó el compromiso de la Royal Navy con la construcción de una flota híbrida que integre plataformas tripuladas con sistemas autónomos, para mejorar la flexibilidad operativa.
Esta evaluación tecnológica se inserta en la estrategia Atlantic Bastion de la Royal Navy, cuyo propósito es modernizar la flota mediante la incorporación de herramientas autónomas e inteligencia artificial. El plan contempla una expansión del uso de vehículos no tripulados, tanto en superficie como bajo el agua, con el fin de responder a las exigencias tácticas de los entornos marítimos disputados.
La prueba tuvo lugar durante la Operación Highmast, el principal despliegue naval británico de 2025. Esta misión, encabezada por el Grupo de Ataque de Portaaviones 25 y centrada en el HMS Prince of Wales, incluye al HMS Astute entre sus unidades. Más de 4.500 efectivos británicos participan en la operación, que abarca marineros, Royal Marines, personal de la Royal Air Force y elementos del Ejército. El grupo atravesó el Mediterráneo en dirección al Indo-Pacífico como parte de una misión de ocho meses que contempla ejercicios multinacionales.
Este ensayo técnico forma parte de los esfuerzos de la Royal Navy por ampliar su capacidad operativa submarina mediante la incorporación de drones autónomos. Al utilizar estos sistemas, la Armada busca incrementar el alcance de las misiones de reconocimiento, mejorar la recolección de inteligencia y adaptarse a un entorno subacuático cada vez más competitivo. Bajo el marco del Proyecto Scylla, el ministerio de Defensa continuará su inversión en tecnologías autónomas para responder a las exigencias del combate naval contemporáneo.