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Rumores sobre el misil Oreshnik en el cielo de Kazajistán tras avistamientos

5 de junio de 2025

El 5 de junio de 2025, un espectáculo de luces surcó el cielo nocturno sobre Kazajistán, Rusia y Kirguistán, capturando la atención de miles de personas. Imágenes y videos grabados por testigos mostraron destellos luminosos que se desplazaban con lentitud, dejando estelas fragmentadas visibles durante varios segundos.

El fenómeno, registrado cerca de las 19:00 horas locales, generó especulaciones en redes sociales y plataformas como Telegram, donde algunos lo vincularon erróneamente con un supuesto fallo del misil balístico Oreshnik.

La naturaleza del evento sugiere la reentrada de desechos espaciales o una lluvia de meteoros. Los objetos se movieron a unos 7 km/s en trayectorias paralelas al suelo, un comportamiento típico de restos de cohetes o satélites al ingresar a la atmósfera. Estos producen un brillo prolongado, de 20 a 90 segundos, a diferencia de los meteoros naturales, que duran pocos segundos. Las imágenes compartidas muestran múltiples fragmentos luminosos, lo que indica la desintegración de un objeto grande, posiblemente una etapa de cohete o un satélite.

Coincidiendo con el evento, la lluvia de meteoros Arietid estaba activa, con un máximo previsto para el 7 de junio. Provenientes del cometa 1566 Icarus, las Arietids generan hasta 60 meteoros por hora en el hemisferio norte. Sin embargo, su velocidad de 39 km/s y su corta duración contrastan con la trayectoria más lenta y prolongada observada, lo que disminuye la probabilidad de que fueran la causa principal.

Una hipótesis más sólida apunta a la reentrada de un objeto artificial. El aumento de satélites en órbita, como los de la constelación Starlink, ha incrementado estos eventos. En enero de 2025, se reportaron 120 reentradas de satélites Starlink, con 4 a 5 desórbitas diarias. Estos generan destellos brillantes al desintegrarse en la atmósfera, similares a los observados en Kazajistán. Un caso comparable ocurrió el 19 de febrero de 2025, cuando restos de un cohete Falcon 9 de SpaceX iluminaron el cielo de Alemania.

Kazajistán y el sur de Rusia, especialmente Chelyabinsk, han sido escenario de eventos celestes significativos. En 2013, un asteroide de 18 metros explotó sobre Chelyabinsk a 19 km/s, liberando una energía de 400-500 kilotones de TNT y causando 1,491 heridos por la onda de choque. Aunque el evento de 2025 no reportó daños, su cercanía geográfica alimentó especulaciones sobre un fenómeno similar.

El volumen de desechos espaciales, con unas 6,000 toneladas en órbita a 27,000 km/h, ha crecido notablemente. En 2021, la Agencia Espacial Europea registró 160 reentradas no controladas de objetos grandes. La mayoría se desintegra en la atmósfera, y los restos suelen caer en océanos, que cubren el 70% de la Tierra. El 8 de mayo de 2025, la sonda soviética Kosmos 482, de 495 kg, reingresó generando un destello similar al de Kazajistán.

La falta de reportes de impactos en la superficie y la ausencia de violaciones al espacio aéreo kazajo sugieren que los objetos se desintegraron completamente. Las autoridades locales investigan si el evento está ligado a un objeto específico, como una etapa del cohete chino ZQ-2E, cuya reentrada pudo coincidir con los avistamientos.

Casos similares se han documentado recientemente. En marzo de 2021, restos de un Falcon 9 iluminaron el noroeste del Pacífico, inicialmente confundidos con meteoros. El 10 de noviembre de 2024, un evento en Dallas, Texas, fue identificado como desechos espaciales, no como las Táuridas.

La saturación de órbitas bajas ha incrementado la frecuencia de reentradas. Los satélites, al desintegrarse, liberan partículas como óxido de aluminio, que persisten en la atmósfera. Un satélite de 250 kg genera unos 30 kg de nanopartículas durante su reentrada, lo que plantea preocupaciones ambientales a largo plazo, sin regulaciones internacionales que lo aborden.

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