Las fuerzas rusas se preparan para mejorar sus capacidades aéreas con un aumento en la producción de los cazas Su-35 y Su-57 en la planta de Komsomolsk-on-Amur.
Rusia refuerza su capacidad aérea con nuevos cazas Su-35 y Su-57
A pesar de estas adiciones, el Su-35, una versión modernizada del Su-27 Flanker, ha enfrentado pérdidas significativas en la guerra de Ucrania, particularmente contra sistemas de defensa aérea suministrados por Occidente, como los misiles Patriot.
El Su-35 cuenta con características avanzadas y armamento sofisticado, pero ha tenido dificultades para mantener la superioridad en combate. Con casi 350 aeronaves rusas reportadas como perdidas desde el inicio de la invasión, la sostenibilidad de la fuerza aérea rusa sigue siendo cuestionable.
Según informes de la planta de Komsomolsk-on-Amur, un aumento constante en la producción de los cazas Su-35 y Su-57 fortalecerá las capacidades de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas. Si bien los aviones adicionales ayudarán a reponer la flota fuertemente golpeada de Moscú en medio de su invasión a Ucrania, los Su-35 no han tenido un buen desempeño en la guerra.
El desempeño del Su-35 en la guerra de Ucrania y su vulnerabilidad
Armadas con armamento sofisticado entregado por Occidente, las fuerzas ucranianas han derribado muchos de estos cazas de la era soviética. El Ministerio de Defensa de Ucrania anunció que sus fuerzas habían derribado al menos siete bombarderos Sukhoi a principios de este año utilizando misiles Patriot fabricados en Estados Unidos. El Kremlin aprovecha cada oportunidad para promover sus cazas de “cuarta generación ++” como jets superiores, pero aún no han demostrado ese título.
La plataforma Su-35 de doble motor y supermaniobrable es una evolución del Su-27 Flanker soviético. Los planificadores soviéticos que supervisaron el programa querían un nuevo caza capaz de enfrentarse a los jets de cuarta generación estadounidenses como el McDonnell Douglas F-15 Eagle y el Northrop Grumman F-14 Tomcat. El primer prototipo del Su-35 (inicialmente conocido como Su-27M) realizó su primer vuelo a principios de la década de 1980.
A medida que la plataforma progresaba a lo largo de los años, la OTAN le dio el nombre en clave “Flanker-E”. El fabricante United Aircraft Corporation describe el Su-35 como un fuselaje que “combina las cualidades de un caza moderno (supermaniobrabilidad, ayudas superiores de adquisición activas y pasivas, alta velocidad supersónica y largo alcance, capacidad de gestionar acciones de grupo de batalla, etc.) y un buen avión táctico (amplia gama de armas que pueden ser transportadas, sistema de guerra electrónica multicanal moderno, firma de radar reducida y alta supervivencia en combate)”.
Armamento y capacidades del Su-35 frente a sistemas de defensa occidentales
Equipado con una docena de puntos de anclaje para llevar armas y almacenes externos, el Flanker-E es una plataforma bien armada. El caza puede llevar una gama de misiles aire-aire y aire-superficie, incluidos el Vympel R-27, el Molniya Kh-29 y el Kh-58UShE de largo alcance. El Su-35 puede lanzar las bombas guiadas por televisión KAB-500Kr, KAB-1500Kr y la bomba guiada por láser KAB-1500LG.
Como detalla Airforce Technology, la plataforma rusa también cuenta con contramedidas como un bloqueador y un sistema de advertencia de radar, además del cañón Gryazev-Shipunov 30mm GSh-30-1. Considerando estas especificaciones y capacidades, el Flanker-E ciertamente no debe subestimarse.
Sin embargo, estos jets han sufrido grandes pérdidas en Ucrania. Son vulnerables a muchos sistemas de defensa aérea occidentales. Solo en febrero, Moscú perdió al menos seis de sus 120 fuselajes Su-35. Según Forbes, la tasa a la que Rusia está perdiendo sus jets Flanker-E es “acelerada” y se está volviendo “insostenible”.
La fuerza aérea rusa enfrenta desafíos mientras continúa la invasión
El suministro de misiles Patriot de Ucrania no es infinito, por lo que la defensa del país contra los aviones rusos podría disminuir con el tiempo. El Flanker-E no es el único caza ruso que lucha en la invasión en curso. El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha reclamado la destrucción de casi 350 aviones rusos desde que comenzó la guerra en febrero de 2022.
Si bien este número no puede verificarse exactamente, la documentación y las imágenes sugieren que la flota aérea de Rusia se ha reducido significativamente. La sostenibilidad a largo plazo de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas sigue siendo incierta, especialmente con el ritmo acelerado de las pérdidas.
El aumento en la producción de los cazas Su-35 y Su-57 es un intento de reforzar la capacidad aérea de Rusia, pero queda por ver si estos esfuerzos serán suficientes para contrarrestar las desafiantes defensas aéreas ucranianas.