El ministerio de Defensa del Reino Unido publicó una actualización de inteligencia que indica que Rusia inició la construcción de refugios aéreos reforzados en bases situadas cerca de la frontera con Ucrania. Esta iniciativa responde a la creciente efectividad de los ataques ucranianos mediante vehículos aéreos no tripulados de ataque unidireccional contra infraestructuras militares rusas. Según la Inteligencia de Defensa británica, esta medida implica un cambio en la forma en que Moscú protege sus instalaciones aéreas.
Los nuevos refugios están destinados a albergar cazas Su-30SM y Su-34 de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas que operaron en esa región. Además, podrían utilizarse como depósitos o centros de preparación de municiones de largo alcance para incursiones profundas en territorio ucraniano. La imagen oficial difundida por el ministerio de Defensa británico muestra instalaciones diseñadas para proteger equipos de alto valor.
Los trabajos de construcción se concentran en aeródromos como Millerovo, Kursk Vostochy y Hvardiiske. Imágenes satelitales e informes de código abierto confirman la edificación de estructuras con techos abovedados, puertas reforzadas resistentes a explosiones y coberturas de tierra para mitigar impactos de drones y misiles. En la base de Millerovo, ubicada a 17 kilómetros de Ucrania y alcanzada por un ataque el 22 de julio, se han construido ocho refugios que se encuentran cerca de su entrada en servicio.
Este despliegue de infraestructura tiene como finalidad preservar la operatividad de los activos aéreos frente a los ataques de drones ucranianos, en particular los desarrollados dentro de la campaña conocida como “Pavutyna”. Las nuevas instalaciones, al requerir un despliegue más estático, podrían limitar la movilidad táctica de las unidades, aunque incrementarían su capacidad de supervivencia ante ofensivas con municiones de bajo rendimiento lanzadas por vehículos no tripulados.
Pese al refuerzo estructural, los refugios no serían inmunes a armas occidentales de precisión. Sistemas como las GLSDB suministradas por Estados Unidos, los misiles Storm Shadow/SCALP, o armamento nacional como los Neptune o Hrim-2 modificados podrían penetrar estas defensas si las coordenadas de ataque fuesen lo suficientemente precisas. Para lograrlo, sería necesario emplear cargas guiadas pesadas o efectuar ataques masivos coordinados que sobrepasen la capacidad defensiva local.
La iniciativa también refleja una preocupación creciente del Kremlin sobre la seguridad de sus activos estratégicos. Este enfoque se confirma con el redespliegue de bombarderos a bases alejadas como Anadyr, cerca de Estados Unidos. La cancelación de los desfiles del Día de la Marina este año por motivos de seguridad refuerza la percepción de mayor exposición ante ataques profundos.
La instalación de estos refugios representa un cambio estructural en la doctrina militar rusa. La proliferación de drones baratos y de largo alcance, capaces de penetrar el espacio aéreo ruso, ha forzado una adaptación sustancial de la infraestructura defensiva, a más de tres años del inicio de la guerra. Esta fase actual se caracteriza por amenazas asimétricas que redefinen los esquemas tradicionales de defensa.
El éxito de esta respuesta dependerá tanto de la resistencia física de las nuevas estructuras como de su integración efectiva dentro del sistema de defensa antiaérea. La decisión de reforzar aeródromos expuestos indica que Moscú no considera estas incursiones como amenazas pasajeras, sino como un componente permanente de la guerra. La rapidez y escala de esta construcción revelan una estrategia orientada a mitigar la progresiva vulnerabilidad de las zonas de retaguardia frente a armamento aéreo preciso y de bajo coste.