De acuerdo con Andrey Sinitsyn, jefe del sitio de pruebas nucleares central de Rusia en Novaya Zemlya, esta instalación está completamente lista para un eventual reinicio de las pruebas nucleares, con toda su infraestructura en óptimas condiciones.
El sitio de pruebas de Novaya Zemlya fue establecido hace 70 años. La primera prueba de armas nucleares de clase megatón se realizó el 17 de septiembre de 1954, mientras que la última tuvo lugar el 24 de octubre de 1990. Aunque las pruebas fueron suspendidas, la instalación permanece operativa y preparada para su reanudación.
“El polígono de pruebas está preparado para retomar las pruebas a gran escala. Todo está en orden: los laboratorios, el personal. Si recibimos la orden, podríamos comenzar las pruebas de inmediato”, declaró el contralmirante Sinitsyn al periódico Rossiyskaya Gazeta.
La Unión Soviética detuvo unilateralmente las pruebas de armas nucleares en 1990. Posteriormente, Rusia firmó el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE) en 1996 y lo ratificó en el año 2000. Sin embargo, en noviembre de 2023, Moscú decidió retirar su ratificación del tratado, en respuesta a la negativa de Estados Unidos a ratificarlo.
A finales de septiembre, imágenes satelitales recientes revelaron un aumento de actividad en el sitio de pruebas de Novaya Zemlya. Estas imágenes muestran nuevas construcciones, incluidos túneles y carreteras, además de un incremento notable en el tráfico vehicular. Expertos consideran que esto podría sugerir preparativos para pruebas nucleares en medio de las crecientes tensiones globales relacionadas con el tema nuclear.
Analistas estadounidenses han señalado que las acciones de Rusia reflejan un patrón similar de actividad en los sitios de pruebas nucleares de Estados Unidos y China, lo que ha generado preocupación sobre la posibilidad de que los tres países estén modernizando sus instalaciones en preparación para futuras pruebas.
Exfuncionarios de inteligencia sugieren que estos movimientos podrían ser una señal de que, si las condiciones geopolíticas se deterioran aún más, los países podrían estar listos para realizar nuevas pruebas nucleares.
La bomba del Zar y la creciente posibilidad de una nueva prueba nuclear rusa
El 30 de octubre de 1961, la Unión Soviética llevó a cabo la prueba de la “Bomba del Zar” en el archipiélago de Nueva Zembla, marcando la detonación nuclear más poderosa jamás realizada. La explosión, con una potencia equivalente a 50 millones de toneladas de TNT, fue la prueba nuclear más impactante del siglo XX. La inmensa bola de fuego generada fue visible a 1.000 kilómetros de distancia y su nube en forma de hongo alcanzó una altura de 64 kilómetros.
El impacto de la bomba fue devastador: rompió ventanas a 900 kilómetros y provocó una onda sísmica que recorrió la Tierra en tres ocasiones. A pesar de que el diseño original contemplaba una bomba de 100 megatones, se redujo a la mitad para mitigar los efectos radiactivos. Sin embargo, la energía liberada fue 1.500 veces mayor que la suma de todos los explosivos usados en la Segunda Guerra Mundial. Aunque la detonación se llevó a cabo en una zona deshabitada, las repercusiones ambientales fueron significativas.
Esta prueba no solo consolidó el poder nuclear de la Unión Soviética, sino que también intensificó la carrera armamentista nuclear. Las preocupaciones internacionales sobre el devastador poder de una guerra nuclear se incrementaron, lo que derivó en presiones globales para el control de armamento. En respuesta a estas tensiones, tanto EE. UU. como la URSS impulsaron tratados y prohibiciones de pruebas nucleares para contener la proliferación de estas armas.
En los últimos meses, Rusia ha revivido el debate sobre la posibilidad de nuevas pruebas nucleares. Personalidades políticas y militares han hecho declaraciones inquietantes sobre la necesidad de una prueba demostrativa. Margarita Simonyan, directora del medio RT, sugirió la detonación de una bomba nuclear dentro del territorio ruso para evidenciar su poder destructivo, lo que generó controversia, incluso en Rusia. Sin embargo, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, aseguró que esas declaraciones no reflejan la postura oficial del gobierno.
El tema adquirió mayor gravedad cuando, en octubre de 2023, la Duma rusa votó unánimemente a favor de revocar la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN). El presidente del Parlamento, Vyacheslav Volodin, justificó la medida como una respuesta para “equilibrar” las relaciones con Estados Unidos, que nunca ratificó el tratado.
Este creciente discurso se enmarca en un contexto de tensiones con la OTAN, donde algunos altos funcionarios rusos apoyan una prueba nuclear para presionar a Occidente a reconsiderar su respaldo a Ucrania en el actual conflicto.
Putin insinúa posible prueba nuclear rusa mientras crecen tensiones con Occidente
Mientras las autoridades rusas continúan sugiriendo la posibilidad de tomar decisiones drásticas, el presidente Vladimir Putin ha dejado entrever la realización de pruebas nucleares, aunque no se ha comprometido a llevar a cabo acciones concretas.
Putin ha señalado que Rusia podría realizar estas pruebas “si fuera necesario”, mientras que otros funcionarios han sugerido la posibilidad de explosiones “de demostración” con el objetivo de frenar el apoyo occidental a Ucrania.
El espectro de una prueba nuclear rusa se cierne en medio de crecientes tensiones geopolíticas, especialmente debido a que Occidente está evaluando la posibilidad de suministrar misiles de largo alcance a Ucrania. Estas tensiones han aumentado tras las recientes contraofensivas ucranianas, que han hecho un uso efectivo de las armas proporcionadas por los países occidentales.
Si Ucrania recibe misiles de largo alcance como los ATACMS de Estados Unidos o los Storm Shadow británicos, que tienen la capacidad de alcanzar objetivos dentro del territorio ruso, la guerra podría intensificarse de manera significativa. Este escenario cambiaría la dinámica actual del enfrentamiento y podría desencadenar una respuesta feroz por parte de Rusia.
El contexto de estos acontecimientos resalta el creciente riesgo de una confrontación de mayor envergadura. A medida que las fuerzas ucranianas mejoran su capacidad para golpear más profundamente en las zonas controladas por Rusia, la presunta inmunidad territorial de Moscú se enfrenta a un serio desafío.
La posibilidad de que Rusia lleve a cabo su primera prueba nuclear en décadas serviría como una advertencia tanto para Ucrania como para sus aliados occidentales. Una prueba de este tipo resaltaría la capacidad nuclear rusa y pondría de manifiesto las graves consecuencias que podrían derivarse si la guerra continúa escalando.
Este escenario genera un ambiente peligroso, donde cualquier movimiento en falso podría desencadenar una escalada significativa, aumentando el riesgo de una confrontación más amplia y difícil de controlar.