El politólogo Vadim Mingalev asegura que los misiles Martlet, a pesar de ser efectivos a baja altitud, no igualan a las capacidades rusas.
Analista ruso subraya la inferioridad de los misiles Martlet frente a los S-500
El analista militar Vadim Mingalev compartió sus observaciones con el medio ruso Izvestia sobre el envío de misiles Martlet por parte de Reino Unido para ayudar a Ucrania. Según Mingalev, estos misiles británicos, aunque potencialmente capaces de causar perturbaciones, son inferiores a los sistemas rusos S-300, S-400 y S-500. A pesar de su antigüedad, podrían dificultar en cierta medida las operaciones de la aviación rusa, especialmente en maniobras de bajo vuelo.
El misil Martlet, diseñado principalmente para destruir objetivos que vuelan a baja altitud y se mueven rápidamente, representa un riesgo importante para diversas aeronaves rusas. Esta arma, específicamente diseñada para enfrentar helicópteros y drones, es un adversario formidable en operaciones aéreas de baja altitud. Las tácticas rusas de vuelo bajo, utilizadas para esquivar defensas aéreas avanzadas, podrían verse comprometidas.
Helicópteros rusos como el Mil Mi-24/35 y el Ka-52, que ofrecen apoyo aéreo cercano, son particularmente vulnerables. De igual manera, el Su-25, un avión de ataque terrestre que también opera a baja altitud, es un blanco fácil por su menor velocidad y altitud operativa, lo que agrava el riesgo para la aviación rusa.
Los misiles Martlet, una amenaza para drones y helicópteros rusos

Los drones rusos, como el Orlan-10, utilizados en misiones de reconocimiento y para guiar artillería, son también objetivos potenciales para los misiles Martlet. Al operar a baja altitud, estos vehículos no tripulados se convierten en blancos fáciles, lo que impacta significativamente en las operaciones rusas en Ucrania. Estas amenazas afectan tanto a los vehículos aéreos tripulados como a los drones, complicando las operaciones aéreas rusas en la guerra.
El Martlet, conocido también como LMM (Lightweight Multirole Missile), tiene características que lo hacen adecuado para diversas plataformas, incluyendo helicópteros y vehículos aéreos no tripulados. Con un peso de alrededor de 13 kilogramos y una longitud de 1,8 metros, este misil es compacto y versátil, lo que le permite ser lanzado desde distintas plataformas. Su sistema de guía láser semiactivo le otorga una alta precisión contra objetivos en movimiento, con un alcance de hasta 8 kilómetros dependiendo de las condiciones operativas.
Este misil también es modular, lo que permite integrarlo en una variedad de sistemas de armas, como el helicóptero Wildcat de la Marina Real Británica. Sus capacidades avanzadas lo convierten en un arma valiosa para las fuerzas británicas y un elemento clave en sus misiones militares contemporáneas.
Las tácticas rusas no se verán frenadas por los misiles Martlet

A pesar de la eficacia del Martlet en escenarios específicos, Mingalev sostiene que su impacto en la guerra no será determinante. Según él, la ayuda occidental está diseñada para prolongar la guerra, pero no logrará detener las operaciones ofensivas rusas. Señaló que, aunque estos misiles podrían causar complicaciones, no impedirán que las Fuerzas Aeroespaciales Rusas continúen sus ataques, con el objetivo de cumplir sus misiones en la “operación especial” en Ucrania.
Por otro lado, Andrey Koshkin, jefe del departamento de análisis político de la Universidad Rusa de Economía, también comentó sobre las dificultades de las fuerzas ucranianas para defender su infraestructura energética. Según Koshkin, la ayuda occidental no llega completamente al ejército ucraniano, lo que dificulta la integración de los sistemas defensivos y limita su efectividad.
Un informe de The Wall Street Journal a finales de agosto destacó las deficiencias en las defensas aéreas de Ucrania frente a los ataques rusos. El ataque del 26 de agosto subrayó las limitaciones de Kiev para interceptar misiles de manera efectiva. Esto ha llevado a los líderes ucranianos a pedir a sus aliados occidentales que alivien las restricciones para el entrenamiento con armas de largo alcance en territorio ruso.