Yakovlev propone revivir el Yak-141 para un caza VTOL de sexta generación proyectado para 2050. Sin embargo, expertos cuestionan su viabilidad ante limitaciones tecnológicas y financieras.
Yakovlev plantea modernizar el Yak-141 para un nuevo caza VTOL
Rusia evalúa desarrollar un caza de sexta generación con capacidad de despegue y aterrizaje vertical (VTOL), basándose en el Yak-141, un modelo pionero de los años 80. Este avión destacó como el primer VTOL supersónico, pero su programa fue cancelado tras la caída de la URSS.
Aunque Rostec, el conglomerado estatal ruso, no ha oficializado el proyecto, la empresa Yakovlev, responsable del Yak-141 original, ha sugerido su modernización. La propuesta contempla el uso de materiales avanzados, tecnología furtiva y nuevas configuraciones de motores para adaptarlo a buques de menor tamaño.
El Yak-141, también conocido como Freestyle, fue diseñado en la década de 1980 para operar desde portaaviones de la clase Kiev. Su sistema de propulsión combinaba un motor principal Tumansky R-79V-300 con vectorización de empuje y dos motores de sustentación RD-38, permitiéndole alcanzar Mach 1,7 (2.100 km/h).
A pesar de sus innovaciones, el programa del Yak-141 colapsó en 1992 debido a la disolución de la URSS, un accidente en 1991 y la falta de financiamiento. Solo se construyeron cuatro prototipos antes de su cancelación.

El contexto militar y tecnológico de Rusia dificulta el proyecto
En 2024, el medio ruso TopWar informó que Yakovlev busca resucitar el Yak-141 como base para un caza VTOL de sexta generación. Sin embargo, Pavel Luzin, experto en defensa, considera que la idea es más un intento de asegurar financiamiento estatal que un proyecto realista.
Según Yevgeny Fedosov, del Instituto Estatal de Sistemas de Aviación, el caza proyectado incluiría inteligencia artificial y capacidades furtivas avanzadas. No obstante, el estado actual de la aviación rusa plantea dudas sobre su desarrollo.
Rusia sigue dependiendo de cazas de cuarta generación como el Su-27 y el MiG-29, modernizados desde los años 80. En Ucrania, estas aeronaves no han logrado imponerse frente a drones y defensas antiaéreas. El Su-57, promocionado como un caza de quinta generación, ha tenido una participación limitada y su efectividad sigue en debate.
Mientras tanto, Estados Unidos y China avanzan en sus propios cazas de sexta generación. El programa NGAD estadounidense y el J-36 chino están en desarrollo, y hasta Israel explora aeronaves no tripuladas avanzadas.
Principales obstáculos técnicos y estratégicos del proyecto

- Falta de infraestructura adecuada: Rusia no cuenta con portaaviones operativos, y el Admiral Kuznetsov sigue en reparación.
- Problemas con el sigilo: El Yak-141 original carecía de características furtivas, lo que requiere una reconfiguración total del diseño.
- Dificultades con los motores: El sistema tri-motor del Yak-141 era complejo y costoso; desarrollar una alternativa moderna supone un reto significativo.
- Limitaciones financieras: Las sanciones y el gasto en la guerra de Ucrania restringen los recursos para la aviación militar.
El Yak-141 en comparación con otros cazas VTOL modernos
Los medios rusos han presentado el resurgimiento del Yak-141 como una oportunidad para superar al F-35B estadounidense, que combina capacidad VTOL con tecnología furtiva avanzada. Sin embargo, los datos indican que la brecha tecnológica es amplia.
El F-35B tiene un RCS (sección transversal de radar) de aproximadamente 0,001 m², mientras que el Su-57 ruso, que debería ser más avanzado, se estima entre 0,1 y 1 m². Esto sugiere que cualquier nueva versión del Yak-141 necesitaría avances drásticos para competir.

Además, Rusia ha producido solo 22 unidades operativas del Su-57 hasta 2025, lo que evidencia dificultades para fabricar aviones de combate avanzados en grandes cantidades.
Perspectivas del proyecto y su viabilidad real
Revivir el Yak-141 para convertirlo en un caza de sexta generación requiere superar desafíos tecnológicos y financieros considerables. Aunque la idea resuena en medios rusos, expertos cuestionan si se trata de un verdadero plan de desarrollo o simplemente un esfuerzo por mantener la relevancia mediática.
La falta de una flota de portaaviones y los retrasos en la producción del Su-57 sugieren que la prioridad de Rusia sigue estando en la modernización de cazas existentes, más que en la creación de un nuevo modelo VTOL. Mientras EE. UU. y China lideran la carrera por la sexta generación, el Yak-141 podría quedar como un símbolo del pasado en lugar de una apuesta viable para el futuro.