A pesar de la promoción del Su-57 como un caza de élite, Rusia solo fabricó seis unidades en 2024, reflejando retrasos, sanciones y problemas industriales.
El Su-57 enfrenta dificultades para convertirse en un caza clave
El Sukhoi Su-57 “Felon”, presentado como el caza furtivo ruso de quinta generación, no ha cumplido las expectativas de convertirse en un rival del F-35 Lightning II y el F-22 Raptor de EE. UU. En 2024, Rusia produjo solo seis unidades de este avión, elevando el total a 24 desde el inicio de su fabricación, según informes recientes.
A pesar de las afirmaciones del Kremlin sobre su importancia estratégica, la escasa producción del Su-57 lo mantiene como un caza de nicho, sin capacidad real para alterar el panorama global. Las dificultades tecnológicas, las sanciones y la falta de infraestructura industrial han impedido que la aeronave alcance el nivel prometido por Rusia.
Con características avanzadas como una velocidad máxima de Mach 2 (2.470 km/h), un techo de servicio de 66.000 pies (20.116 metros) y un radar AESA N036 Byelka de visión 360°, el Su-57 fue diseñado para competir con los cazas furtivos occidentales. Su arsenal incluye misiles aire-aire R-77, misiles aire-tierra Kh-59MK2 y una carga útil de 8.000 kg, alojada en bahías internas para reducir su firma radar.

Sin embargo, la limitada producción del Su-57 contrasta con sus especificaciones sobre el papel. Actualmente, solo 16-18 unidades están operativas, y al ritmo de producción actual, el objetivo de 76 aviones para 2028 parece poco realista.
Problemas en la producción y comparación con otras potencias
La producción del Su-57 sigue el patrón de otros proyectos rusos con entregas por debajo de lo prometido. En comparación, EE. UU. opera más de 1.000 F-35, mientras que China ya ha desplegado más de 200 J-20, consolidando su poder aéreo.
Las dificultades de producción no son nuevas en la industria aeronáutica rusa. A lo largo de 20 años, se fabricaron 1.186 MiG-25 y hasta 1994 solo se produjeron 519 MiG-31, cifras considerablemente menores que las de sus homólogos occidentales.
Factores que limitan la producción del Su-57
- Las sanciones internacionales han restringido el acceso de Rusia a microchips y otros componentes esenciales.
- El motor Izdeliye 30, clave para mejorar el rendimiento del Su-57, sigue sin estar disponible.
- La industria aeroespacial rusa enfrenta problemas de inversión y falta de infraestructura.
- El alto costo de la guerra en Ucrania ha desviado recursos que podrían haber acelerado la producción.
El motor Izdeliye 30, que debía reemplazar los AL-41F1 actuales, sigue en desarrollo, lo que impide que el Su-57 logre capacidades de supercrucero y mayor furtividad. Por ahora, los aviones en servicio dependen de los motores del Su-35, menos eficientes y más vulnerables a la detección.
Rusia intenta acelerar la producción, pero los avances son escasos
El Kremlin ha prometido un aumento del 20% en la producción del Su-57, pero no hay señales de un cambio significativo. La industria aeroespacial rusa sigue lidiando con limitaciones estructurales y tecnológicas.

Analistas como el Dr. Brent Eastwood han destacado que estos problemas reflejan dificultades históricas de Rusia para competir con Occidente en innovación militar. La guerra en Ucrania ha agravado la situación, desviando fondos y recursos hacia necesidades más urgentes.
Actualmente, la Fuerza Aeroespacial Rusa depende más de los cazas Su-35 y Su-34, con más de 230 unidades operativas. En comparación, el Su-57 se ha utilizado en misiones limitadas, lanzando misiles desde largas distancias sin exponer sus capacidades de combate directo.
Un futuro incierto para el Su-57 en el panorama mundial
Mientras el F-35 y el J-20 refuerzan las flotas de EE. UU. y China, respectivamente, el Su-57 sigue siendo un proyecto inacabado. Si Rusia mantiene su ritmo actual de seis unidades por año, su flota apenas superará los 50 aviones en 2030.
Funcionarios rusos, incluidos representantes de Sukhoi y el Ministerio de Defensa, insisten en que el Su-57 es un éxito en desarrollo. Sin embargo, expertos como Peter Suciu consideran que su producción limitada y los problemas tecnológicos reflejan un patrón recurrente en la industria militar rusa.
A pesar de sus capacidades teóricas, el Su-57 aún no ha demostrado ser una aeronave capaz de cambiar el equilibrio de poder en la aviación militar. Su lenta producción y las sanciones siguen impidiendo que Rusia convierta su ambición en una realidad tangible.